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'Free Guy': ¿qué pasaría si descubrieras que vives dentro de un videojuego?
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'Free Guy': ¿qué pasaría si descubrieras que vives dentro de un videojuego?

Shawn Levy, productor de 'Stranger Things', dirige esta comedia basada en el mundo de los videojuegos protagonizada por Ryan Reynolds

Foto: Ryan Reynolds es uno de esos personajes no jugables de cualquier videojuego. (Fox)
Ryan Reynolds es uno de esos personajes no jugables de cualquier videojuego. (Fox)

Es poco probable que nadie, hasta ahora, se haya preguntado nunca por las vidas interiores de los conocidos como 'non-playable characters' o NPC, esos personajes secundarios de los videojuegos cuya única función es hacer bulto y, generalmente, acabar muertos de forma poco ceremoniosa. Y es por eso que la premisa de ‘Free Guy’ está llena de potencial y que, por tanto, es una lástima que el encargado de darle forma haya sido Shawn Levy, un director cuya filmografía se compone casi exclusivamente de películas convencionales, blandas y estilísticamente anodinas.

Su protagonista es Guy (Ryan Reynolds) un hombre pertinazmente corriente que cada mañana se levanta con la misma sonrisa, se viste con la misma camisa azul y escucha la misma canción. Es un tipo tan complacido de su rutina inmutable que ni siquiera le importan los tiroteos, explosiones y persecuciones que las calles de su ciudad, Free City, acogen a diario ni los robos a mano armada que sufre regularmente el banco en el que trabaja. Guy, claro, no sabe que tanto ese violento mundo como él mismo no son más que una construcción virtual, e inicialmente la película usa esa circunstancia para generar efectivos momentos de acción cómica que pretenden hacer sátira de la brutalidad promovida por videojuegos como ‘Grand Theft Auto’ e imaginan cómo sería vivir en el interior de uno ellos. Y un día, impresionado por una heroína llamada Molotov Girl (Jodie Comer), esta especie de alter ego de Truman Burbank para la era de Twitch sale del aletargamiento cíclico en el que parecía predestinado a permanecer eternamente para convertirse en el actor principal de su historia.

Mientras los ‘gamers’ se obsesionan con él, el nuevo héroe formará una alianza con Molotov Girl —que en realidad no es sino un avatar de Mille, programadora del videojuego— para hacer la revolución en Free City y animar a los jugadores que se encuentran al otro lado de la pantalla a que ejerzan sobre el mundo real el mismo control que exhiben en los confines del videojuego.

placeholder Otro momento de 'Free Guy'. (Fox)
Otro momento de 'Free Guy'. (Fox)

Mientras combina esa línea narrativa con otra centrada en los intentos de Millie y su compañero Keys (Joe Keery) por encontrar pruebas de que el videojuego en cuestión es un plagio de una de sus creaciones, la película plantea una serie asuntos jugosos —la importancia del individuo frente a homogeneización promovida por la sociedad, los dilemas éticos que la inteligencia artificial plantea— que, fiel a la insulsez que ha convertido en método propio, Levy se apresura en ignorar. En lugar de eso, ‘Free Guy’ se pierde en una maraña de complicaciones argumentales, incapaz de ofrecer cierto toque de distinción ni cuando trata de resultar graciosa ni cuanto intenta deslumbrar a base de efectos especiales.

Entretanto, en cambio, la película sí evidencia dosis considerables de cinismo, de varias maneras. De entrada, base buena parte de su andamiaje dramático en una crítica a la banalización y la espectacularización de la violencia promovidas por tantos videojuegos, pero, al mismo tiempo, recurre precisamente a esa misma estrategia para entretenernos. Y más falsas aún resultan las ínfulas de originalidad y autenticidad artística que envuelven la película, evidenciadas tanto a través de su campaña promocional como de los sucesivos guiños que su peripecia narrativa hace al espectador en ese sentido, ninguno tan obvio como ese malvado magnate llamado Antwan (Taika Waititi) que, en una escena, celebra el éxito que las secuelas y las ideas regurgitadas tienen entre el público. Después de todo, detrás del estreno de la ‘Free Guy’ se encuentra Disney, una compañía experta en reciclar los productos de su catálogo y expandir sus universos cinematográficos. Y, aunque oficialmente la película no procede de ninguna de esas prácticas, su ADN se compone exclusivamente de referencias a videojuegos como ‘Fortnite’ y ficciones como la saga ‘Matrix’, ‘La LEGO Película’, ‘Atrapado en el tiempo’, ‘El show de Truman’, ‘Están vivos’, ‘Ready Player One’ y varios títulos más.

placeholder 'Free Guy' mezcla acción y comedia. (Fox)
'Free Guy' mezcla acción y comedia. (Fox)

Inevitablemente, todas las influencias que Levy y su equipo han tomado prestadas a la hora de hacer la película resultan incompatibles con el mensaje supuestamente inspirador que la vehicula, sobre la importancia de no dejarse llevar por imposiciones externas y de tomar las riendas del propio destino. En última instancia, ‘Free Guy’ predica la necesidad de sacar el máximo partido a las posibilidades que la vida ofrece, pero se niega a explorar la que su propia premisa le pone en bandeja, y ondea la bandera del individualismo mientras se dedica en cuerpo y alma a copiar sin reparos a sus modelos y a beneficiarse del tipo de sinergia que finge combatir. Es una película que celebra la singularidad, el riesgo y el rupturismo y que, mientras lo hace, tan solo transmite conformismo e inocuidad.

Foto: Marion Cotillard es Ann, estrella de la ópera y esposa del cómico Henry McHenry, interpretado por Adam Driver. (Elastica / Filmin)
Foto: Nikolaj Coster-Waldau y Katrine Greis-Rosenthal, en 'Un bocado exquisito'. (Adso Films)

Es poco probable que nadie, hasta ahora, se haya preguntado nunca por las vidas interiores de los conocidos como 'non-playable characters' o NPC, esos personajes secundarios de los videojuegos cuya única función es hacer bulto y, generalmente, acabar muertos de forma poco ceremoniosa. Y es por eso que la premisa de ‘Free Guy’ está llena de potencial y que, por tanto, es una lástima que el encargado de darle forma haya sido Shawn Levy, un director cuya filmografía se compone casi exclusivamente de películas convencionales, blandas y estilísticamente anodinas.

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