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'Family Romance, LLC': ¿no tienes padre? Aquí te alquilamos uno
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'Family Romance, LLC': ¿no tienes padre? Aquí te alquilamos uno

Herzog se obsesionó tanto con la historia de Ishii que aceptó participar como actor en un producto tan en las antípodas de su concepción del cine, del arte y del mundo

Foto: Ishii Yuichi y Mahiro Tanimoto son padre e hija en este drama que juega a parecer un documental dirigido por Werner Herzog. (Filmin)
Ishii Yuichi y Mahiro Tanimoto son padre e hija en este drama que juega a parecer un documental dirigido por Werner Herzog. (Filmin)

Ishii (Ishii Yuichi) tiene alrededor de cuarenta años y aspecto de hombre de negocios japonés estereotípico: traje gris, camisa blanca y corbata oscura. Espera apoyado en un muro, contemplando cómo deambula la gente, intentando escrutar entre los rostros anónimos la cara conocida. Una niña tímida, de unos doce años, enfundada en un abrigo negro con capucha de orejas de gato lo observa. Pasa una y otra ver delante de él. Lo fotografía con el móvil. Hasta que Ishii se aproxima hacia ella. "¿Mahiro? ¿Eres Mahiro? Hola, soy tu padre". Werner Herzog, el cineasta que emborrona la frontera entre la ficción y el documental, se obsesionó tanto con la historia de Ishii que aceptó participar como actor en un producto tan en las antípodas de su concepción del cine, del arte y del mundo como es 'The Mandalorian'. Pero, ¿cuál es la historia de Ishii, entonces?

Mientras Mahiro (Mahiro Tanimoto) e Ishii pasean entre los cerezos del parque Yoyogi, en Shibuya, padre e hija se ponen al día después de no haberse visto, en principio, en casi una década. Se hacen fotos, comparten confidencias y la cámara los sigue de cerca, en su intimidad, demasiado cerca para ser documental, demasiado naturalista para ser una ficción. Porque la propuesta del director juega a despistar y confundir al espectador, para que no sepa si se encuentra frente a un documental sobre un padre y una hija especiales o un drama familiar intimista y extraño. Porque, en la siguiente secuencia, Ischii visita a la madre de Mahiro, de la que supuestamente se divorció y con la que mantiene una pésima relación. Pero se tratan de usted, como dos desconocidos, y comienzan a hablar de dinero y de contratos y de recibos de comida y de gastos adicionales. Porque Ishii es en realidad y en la realidad el fundador de una empresa de alquiler de familiares. ¿Debe asistir a un acontecimiento importante y no tiene pareja? ¿Quiere organizar una comida familiar con su nueva pareja, pero hace años que no se habla con su madre? ¿No tiene recuerdos del padre que le abandonó y quiere crear nuevas memorias? Family Romance, LCC. es la solución a su problema: el trabajador que usted elija se hará pasar por esa madre, ese padre o esa pareja para que esa cita tan importante vaya como la seda.

placeholder Los protagonistas de la última película de ficción del director de 'Aguirre'. (Filmin)
Los protagonistas de la última película de ficción del director de 'Aguirre'. (Filmin)

Pero ¿cuánto hay de verdad en 'Family Romance, LCC'? En 2018, 'The New York Times' publicó un reportaje sobre la industria del alquiler de familiares en Japón. El periodista Elif Batuman entrevistó a Ishii —que es realmente el fundador de la compañía— y a varios de sus supuestos clientes. El deslavazamiento de las estructuras familiares y la dificultad para encontrar pareja en una megalópolis como Japón, al mismo tiempo que se mantiene un ideario tradicional, ha convertido a la capital nipona en el entorno perfecto para la proliferación de este tipo de servicios. A través de la relación ficcionada de Ishii y Mahiro, Herzog registra lo invisible, lo que ocurre en segundo término y más allá.

Yuichi se interpreta a sí mismo e interpreta a muchos otros personajes: un trabajador ferroviario ha dejado salir un tren veinte minutos antes de lo previsto y ha dejado encerrados a varios niños en los vagones: es Yuichi quien se planta ante el superior y acepta la bronca del operario; una mujer a la que no le ha pasado mucho bueno salvo haber ganado la lotería quiere revivir la emoción y la alegría de su momento estelar: Yuichi orquesta una pantomima con un cheque gigante para reproducir el instante en el que la mujer recibió el premio; una joven a punto de casarse necesita que alguien la lleve del brazo al altar, pero su padre tiene epilepsia y no sale de la cama: Yuichi encuentra al sustituto perfecto para el camino nupcial. El protagonista también visita una empresa que ofrece al consumidor la experiencia de estar muerto sin estarlo. "Se ha vuelto casi una moda", advierte el vendedor frente a un féretro abierto.

placeholder Otro momento de 'Family Romance, LCC'. (Filmin)
Otro momento de 'Family Romance, LCC'. (Filmin)

'Family Romance, LCC' plantea cómo han cambiado los modelos relacionales en las sociedades modernas, dando lugar a este tipo de paradojas distópicas en las que la subcontratación se implementa incluso dentro de las estructuras familiares. Es en esos desajustes en los que tradición y modernidad chocan donde Herzog pone la cámara, desde la sorpresa y la ironía, pero sin emitir un juicio, sino limitándose a su papel de espectador-registrador. Sin embargo, y a pesar de la jugosidad de la premisa, 'Family Romance, LCC' no acaba de explotar las posibilidades de las diferentes historias que se entrecruzan y, quizás, la voz documental hubiese ayudado más a la conexión del filme con el espectador.

Las imágenes bucólicas se entremezclan con secuencias de vídeo —casi— casero, y Herzog hila una viñeta detrás de otra basada en la realidad del día a día de la empresa pero sin ser la realidad. Así que, ¿para qué querer el sucedáneo cuando pueden tener el real? Quizás, como en la propia película, el acceso a la realidad fuese imposible —muchos de los clientes de este tipo de servicios se avergüenzan de serlo— y no le haya quedado otra opción a Herzog que imitar a Yuichi y recrear, como bien puede, la vida.

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Ishii (Ishii Yuichi) tiene alrededor de cuarenta años y aspecto de hombre de negocios japonés estereotípico: traje gris, camisa blanca y corbata oscura. Espera apoyado en un muro, contemplando cómo deambula la gente, intentando escrutar entre los rostros anónimos la cara conocida. Una niña tímida, de unos doce años, enfundada en un abrigo negro con capucha de orejas de gato lo observa. Pasa una y otra ver delante de él. Lo fotografía con el móvil. Hasta que Ishii se aproxima hacia ella. "¿Mahiro? ¿Eres Mahiro? Hola, soy tu padre". Werner Herzog, el cineasta que emborrona la frontera entre la ficción y el documental, se obsesionó tanto con la historia de Ishii que aceptó participar como actor en un producto tan en las antípodas de su concepción del cine, del arte y del mundo como es 'The Mandalorian'. Pero, ¿cuál es la historia de Ishii, entonces?

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