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'La Liga de la Justicia de Zack Snyder': épica, grandiosa y loquísima
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'La Liga de la Justicia de Zack Snyder': épica, grandiosa y loquísima

Snyder ha dispuesto de carta blanca a la hora de rehacer y expandir la película que tuvo que abandonar por una tragedia familiar y que se estrena ahora en HBO

Foto: Zack Snyder ofrece su versión autoral de 'La Liga de la Justicia'. (HBO)
Zack Snyder ofrece su versión autoral de 'La Liga de la Justicia'. (HBO)

Si Zack Snyder ha dispuesto de carta blanca a la hora de rehacer y expandir la película de cuya producción se vio obligado a desvincularse en su día a causa de una tragedia familiar —y que, en contra de la voluntad del director, los estudios Warner Bros decidieron poner en manos de Joss Whedon para que la convirtiera en un remedo del cine de Marvel—, es en buena medida gracias al empeño de sus fans, que lo consideran un verdadero artista capaz de mantener una visión absolutamente personal incluso en el contexto de un género caracterizado por la mentalidad corporativa, y que llevaron a cabo una agresiva campaña en redes sociales para reivindicarlo. Y ‘La liga de la justicia de Zack Snyder’ demuestra que, para bien o para mal, tienen razón. Ni uno solo de sus planos podría confundirse con el trabajo de cualquier otro director.

Como ya dejó claro en ‘El hombre de acero’ (2013) y ‘Batman v Superman: el amanecer de la justicia’ (2016), Snyder ve a los superhéroes no como seres humanos, sino como deidades atormentadas por la responsabilidad de cargar con el peso de la humanidad. En consecuencia, e igual que esas dos películas previas —y, en realidad, que todo el cine del director posterior a ‘Amanecer de los muertos’ (2004)—, la nueva versión de ‘La Liga de la Justicia’ es grandiosa y épica y melodramática y solemne, y lo es de forma exagerada; su agenda temática incluye asuntos como los conflictos paternofiliales, la culpa, el dolor por la pérdida y el impacto que la muerte de una persona afecta a sus allegados —es imposible no pensar en el impacto que el suicidio de Autumn Snyder tuvo en su padre—; y por eso es más coherente, tanto individualmente como en el contexto del universo cinematográfico al que pertenece, que la película completada por Whedon.

Foto: Wonder Woman, Batman y Flash, en una imagen de 'La liga de la justicia'. (Warner)

Las diferencias entre ambas afectan principalmente al tono, la duración y el ritmo, y a aspectos puramente cosméticos —ahora, por ejemplo, el traje del hombre de acero es negro, en sintonía con la seriedad y la oscuridad general—; la peripecia argumental, eso sí, es la misma ahora que entonces: Batman lamenta su papel en la muerte de Superman y, tras descubrir que un ataque a la Tierra es inminente, reúne a un grupo de héroes para detenerlo. Sin embargo, Snyder presta una atención infinitamente mayor al perfil de sus protagonistas. Al ver la versión de Whedon, a menudo se hacía difícil entender por qué los personajes hacían lo que hacían o decían lo que decían; y en esta, en cambio, todos tienen la oportunidad de presentar sus circunstancias y sus motivos.

placeholder Una de las imágenes del remontaje de Zack Snyder. (HBO)
Una de las imágenes del remontaje de Zack Snyder. (HBO)

A causa de ello, la nueva versión es una película de más de cuatro horas sobre la búsqueda de tres piedras mágicas. Pasan dos de ellas antes de que Bruce Wayne se embuta en el traje de murciélago, y de que Aquaman coincida con The Flash y Cyborg en un misma situación. El relato incluye numerosas subtramas, largos 'flashbacks', secuencias oníricas, interminables montajes, monólogos expositivos y tantos planos ralentizados que resulta inevitable preguntarse cuánto tiempo de metraje se habría ahorrado si se hubiese usado con más mesura. Nuevos personajes siguen apareciendo en pantalla incluso durante el prolongado epílogo. Aquaman exhibe pectorales dos veces.

Snyder, dicho de otro modo, parece haberse esforzado por incluir en el metraje todo el material del que disponía, sin preguntarse qué escenas eran necesarias y cuáles no. Y eso, sumado a su empeño por dotarlas a todas ellas de la misma gravedad y los mismos aires de importancia, acentúa la amorfia del relato y su falta de estructura. En ese sentido, de nada sirve su división en seis capítulos y un epílogo.

placeholder Gal Gadot como Wonder Woman. (HBO)
Gal Gadot como Wonder Woman. (HBO)

Sea como sea, ‘La Liga de La Justicia de Zack Snyder’ es muy superior a ‘La Liga de la Justicia’ (2017) —el listón, reconózcase, no estaba muy alto—; y, más importante, es una película más honesta y consecuente y, por tanto, más respetable que su predecesora, porque no surgió de decisiones estratégicas tomadas en los despachos, sino de la pasión y el ego —posiblemente desmedidos— de su autor. Nada de eso, por otra parte, resta dificultad a la experiencia de sentarse frente a sus 242 minutos, que son 67 más de los que dura ‘El Padrino’. Quizá habría sido mejor estrenarla en forma de miniserie de cuatro episodios, como inicialmente se anunció. Dadas las circunstancias, quizá lo más sensato sea aprovechar su estructura episódica para verla por partes.

Si Zack Snyder ha dispuesto de carta blanca a la hora de rehacer y expandir la película de cuya producción se vio obligado a desvincularse en su día a causa de una tragedia familiar —y que, en contra de la voluntad del director, los estudios Warner Bros decidieron poner en manos de Joss Whedon para que la convirtiera en un remedo del cine de Marvel—, es en buena medida gracias al empeño de sus fans, que lo consideran un verdadero artista capaz de mantener una visión absolutamente personal incluso en el contexto de un género caracterizado por la mentalidad corporativa, y que llevaron a cabo una agresiva campaña en redes sociales para reivindicarlo. Y ‘La liga de la justicia de Zack Snyder’ demuestra que, para bien o para mal, tienen razón. Ni uno solo de sus planos podría confundirse con el trabajo de cualquier otro director.

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