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'Hail Satan?': ¿no has pensado en serio en hacerte satanista?
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'Hail Satan?': ¿no has pensado en serio en hacerte satanista?

Un documental sigue la trayectoria de la organización el Templo Satánico, dedicada a contrarrestar, desde la irreverencia, la omnipresencia del cristianismo en la vida pública de EEUU

Foto: 'Hail Satan?'.
'Hail Satan?'.

En 'American Jesus' (2013), el director Aram Garriga llevaba a cabo una 'road movie' documental por Estados Unidos que recogía la implantación popular de la religiosidad en los aspectos más diversos y pintorescos de la vida de ese país. Como constataba el filme, el peso del cristianismo en la sociedad estadounidense era tal que en los últimos años se había vuelto inconcebible que una persona atea llegara a ser elegida presidente.

La omnipresencia del cristianismo en las esferas públicas y en la administración de Estados Unidos también es el tema de fondo de 'Hail Satan?', el documental de Penny Lane que traza las actividades del Templo Satánico, una organización dedicada a poner en evidencia el privilegio cristiano en un país que aboga por la diversidad de culto. Desde una expresión contemporánea del satanismo, los miembros de esta comunidad llevan a cabo acciones que aprovechan el amparo legal a la libertad religiosa para difundir un mensaje crítico.

El filme arranca con la presentación pública del Templo Satánico en 2012. El supuesto fundador de la organización, Neil Bricke (un pseudónimo), ataviado con capa y cuernos de macho cabrío, anuncia ante los medios el apoyo de su iglesia a la iniciativa de Rick Scott, gobernador republicano de Florida, de introducir el rezo en las escuelas públicas. La prensa deja notar su sorpresa. ¿No resultaría más lógico que los adoradores del Diablo se mostraran contrarios a semejante proyecto de ley? Por supuesto que no. En un país que garantiza el derecho a la libertad y diversidad religiosa, tal legislación abre las puertas a que “los niños satánicos puedan expresar su fe en público” en los colegios. La polémica está servida.

A partir de aquí, el documental desgrana otras operaciones llevadas a cabo por los integrantes del Templo Satánico, la mayoría de las veces liderados por otro portavoz, Lucien Greaves (también un alias). ¿Cómo enfurecer a Fred Phelps, ese conocido representante de la Iglesia Baptista que se presentaba en los funerales de víctimas del SIDA con pancartas homófobas? Pues oficiando una misa rosa sobre la tumba de su santa madre, una ceremonia inspirada a partes iguales en los bautizos 'postmortem' de los mormones y en 'Qué bello es vivir' de Frank Capra, para proclamar a la fallecida “lesbiana de honor” en el Más allá. ¿De qué manera se puede atacar con sus mismas armas a los manifestantes antiabortistas que asedian clínicas de planificación familiar? Montando una performance subversiva que pone en evidencia la fetichización de los fetos que llevan a cabo. Y ya puestos, ¿por qué no convocar una misa negra en el campus de la Universidad de Harvard, en Boston, ciudad feudo del catolicismo en Estados Unidos? Pero su actuación cumbre consiste en fraguar e instalar una gran estatua de Baphomet, una de las encarnaciones cabrías de Satán, justo al lado de la ya existente escultura de los Diez Mandamientos delante del Capitolio de Arkansas. Puras acciones situacionistas que se le podrían haber ocurrido a un Guy Debord con sentido del humor.

El documental revisa de paso la creación del mito de los EEUU como nación cristiana

A través del seguimiento de sus actividades y de entrevistas a sus miembros, 'Hail Satan?' pone en evidencia como el Templo Satánico se distancia de otras tradiciones satanistas conocidas. Poco tiene que ver con esa reivindicación hedonista de estética camp que representó en su momento la pionera Iglesia de Satanás, creada en los años sesenta por Anton Szandor LaVey y que conectó a la perfección con el contexto contracultural y pop de la época. El Templo también se desmarca de la pulsión de muerte y la estética oscura del entorno Black Metal escandinavo, que abrazaba al Diablo como oposición a un cristianismo que habría borrado del mapa las tradiciones autóctonas paganas.

El documental revisa de paso la creación del mito de los Estados Unidos como nación cristiana ya desde su fundación. Esta falsedad se habría forjado en la década de los cincuenta del siglo pasado, en plena Guerra Fría, cuando por reacción a los países comunistas que hacían bandera de su ateísmo, Norteamérica redescubrió y se replegó en sus supuestas raíces cristianas. Fue entonces cuando se fijaron símbolos como el lema nacional 'In God we trust', que aparece impreso en los dólares.

Tal y como explica uno de los participantes, para la mayoría de los miembros del Templo, el imaginario satánico básicamente otorgaría una estructura de comunidad a una práctica, la del ateísmo, que la mayoría de las veces se ejerce de manera individual y 'aburrida'. El diablo representa para ellos a la figura antagonista del poder por excelencia y por tanto entienden el satanismo como un desafío a la hegemonía establecida. Lejos de tratarse de meras gamberradas o de performances kitsch, las actividades que llevan a cabo estos satanistas están perfectamente organizadas, no atentan contra las libertades ajenas, y se apoyan en sólidas argumentaciones que denotan un profundo conocimiento del Derecho constitucional.

El Templo Satánico cuida todos los detalles. Desde instalar su sede principal en Salem, en una casa convenientemente repintada de negro, a tomar el torso de Iggy Pop como modelo para la estatua de Baphomet. El filme también pone en evidencia los problemas de una organización de este tipo cuando triunfa y se expande hasta el punto de poner en peligro sus principios fundacionales. Pero cuando aparecen los créditos finales de 'Hail Satan?', una se queda con la curiosidad de saber si el Templo Satánico sigue en marcha, ya que sin duda, tal y como los presenta el documental, encarnan un modelo ejemplar de acción política subversiva.

Foto: Brad Pitt y el dibujo inspirado en Kim Bassinger, en 'Cool World'. (Amazon Prime)
Foto: Naian González Norvind y Fernando Cuautle, en 'Nuevo orden'. (A Contracorriente)

En 'American Jesus' (2013), el director Aram Garriga llevaba a cabo una 'road movie' documental por Estados Unidos que recogía la implantación popular de la religiosidad en los aspectos más diversos y pintorescos de la vida de ese país. Como constataba el filme, el peso del cristianismo en la sociedad estadounidense era tal que en los últimos años se había vuelto inconcebible que una persona atea llegara a ser elegida presidente.

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