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'Próxima': cómo ser madre, astronauta y no morir en el intento
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'Próxima': cómo ser madre, astronauta y no morir en el intento

Eva Green protagoniza este drama sobre una mujer en misión espacial cuyo principal objetivo es no distanciarse de su hija por muchos millares de kilómetros que las separen

Foto: Eva Green protagoniza 'Próxima', de la directora francesa Alice Winocour. (Syldavia)
Eva Green protagoniza 'Próxima', de la directora francesa Alice Winocour. (Syldavia)

Cuando Sarah, la astronauta protagonista de 'Próxima', llega a Star City, el complejo aeroespacial cerca de Moscú construido en los años sesenta desde el que concluirá la preparación para el proyecto del que forma parte, se queda admirando junto a su anfitriona un retrato de la cosmonauta Valentina Tereshkova, la primera mujer que viajó al espacio en 1963. La responsable del lugar le explica a Sarah que se bautizó con el nombre de esta pionera soviética un cráter en la Luna... en su cara oculta. El comentario subraya la invisibilización de las mujeres en la carrera espacial incluso cuando presuntamente se las honra. Por eso, Sarah también se siente a su manera una pionera ante las dificultades que le supone conciliar su práctica profesional al más alto nivel con su faceta de madre. Más en este entorno masculinizado en que el cuidado de los hijos no parece haber supuesto una especial preocupación para ninguno de los padres implicados.

Como plasmaba Tom Wolfe en 'Lo que hay que tener', su reportaje novelado en torno a la cotidianidad de los siete integrantes del Proyecto Mercury, llevado al cine como 'Elegidos para la gloria', en el imaginario estadounidense la figura del astronauta suponía la actualización en la época de la Guerra Fría del héroe masculino por excelencia que tiempos antes había representado el vaquero. El astronauta encarnaba al tipo bravo e intrépido, el que tiene lo que hay que tener para ampliar hacia el espacio esa conquista épica del territorio que el 'cowboy' ejerció en la Tierra. Y la maquinaria propagandística del Estado se encargó de idealizar este estereotipo. Por ello, esta acepción tan masculina del astronauta como héroe ha acabado marcando también el tono de tantos filmes sobre el tema. Especialmente en Estados Unidos, ya que en Europa las cosmonautas no resultaban tan extrañas y filmes pioneros como el alemán 'La mujer en la Luna' (1929), de Fritz Lang, a partir de una novela de su guionista habitual entonces, Thea von Harbou, ya concebían una ciencia ficción astronómica con mujeres protagonistas.

placeholder Eva Green es la protagonista de 'Próxima'. (Syldavia)
Eva Green es la protagonista de 'Próxima'. (Syldavia)

El tono europeo del filme también marca una diferenciación respecto a otras películas similares. Sarah proviene de Francia, trabaja en Colonia para la Agencia Espacial Europea, su exmarido Thoma (Lars Eidinger) es un astrofísico alemán y ella se desplaza a Rusia para llevar a cabo la misión internacional en la que participa. Lejos de la idea de conquista y competición entre Estados, 'Próxima' entiende la exploración espacial desde una visión multicultural (Sarah habla con naturalidad en cuatro lenguas a lo largo del filme), de colaboración entre países.

'Próxima' entiende la exploración espacial desde una visión multicultural (Sarah habla con naturalidad en cuatro lenguas a lo largo del filme)

A partir de la figura de esta astronauta madre que asume como un reto tan difícil como viajar al espacio la separación temporal de Stella, su hija de siete años, en 'Próxima' la directora francesa Alice Winocour actualiza la ficción aeroespacial desde una perspectiva que se distancia de las inercias más épicas, heroicas y trascendentales del género. Sarah forma parte de una misión que también integran un colega estadounidense y otro ruso. Sobre todo el primero, Mike (Matt Dillon), encarna esa idea del astronauta vieja escuela que contempla como una debilidad el hecho de que Sarah muestre preocupación por su hija. Para él, este es un tema que cubre su esposa, una de esas cónyuges entregadas a que la prole conjunta no suponga un 'problema' en la carrera profesional del padre. Y Sarah sufre porque ante la misión que les llevará lejos de casa durante meses, mientras los hijos de Mike contemplan a su padre como a un héroe, su pequeña Stella la ve a ella como a una madre que la abandona.

'Próxima' visibiliza esta brecha de género en una profesión con un aura casi mítica y muy ligada a lo masculino, pero Winocour no reduce la película a plantear esta denuncia. El filme combina la intimidad emocional de todo lo que implica el vínculo entre Sarah y Stella con la aproximación realista al proceso que sigue el personaje para prepararse y superar las pruebas de máximo rendimiento que se requieren para viajar al espacio. La inmersiva y delicada banda sonora de Ryuichi Sakamoto contribuye a sumergirnos en este espacio emocional, entre el conflicto íntimo, el esfuerzo físico y el horizonte estelar, por el que transita Sara antes de su misión.

placeholder Cartel de 'Próxima'.
Cartel de 'Próxima'.

Winocour tampoco convierte a su protagonista en una mera víctima de las desigualdades de género. Su exmarido Thoma asume sin problemas su responsabilidad como padre de Stella y se encarga de la niña mientras ella está fuera. Mike también va perdiendo esa rigidez un tanto rancia y acaba desarrollando un buen trato entre colegas con la protagonista. Con una espléndida Eva Green que aúna la fortaleza propia de una mujer astronauta con la fragilidad de una madre preocupada, 'Próxima' celebra la realidad de que una mujer conjugue una carrera profesional ambiciosa cuyas obligaciones la llevan lo más lejos posible de casa que cabe imaginar con una maternidad feliz y responsable, y por ello no exenta de preocupaciones.

Foto: Dwayne Johnson, Jack Black, Karen Gillan y Kevin Hart. (Sony)
Foto: Niels Schneider y Noémie Merlant, en 'Curiosa'. (VerCine)

Cuando Sarah, la astronauta protagonista de 'Próxima', llega a Star City, el complejo aeroespacial cerca de Moscú construido en los años sesenta desde el que concluirá la preparación para el proyecto del que forma parte, se queda admirando junto a su anfitriona un retrato de la cosmonauta Valentina Tereshkova, la primera mujer que viajó al espacio en 1963. La responsable del lugar le explica a Sarah que se bautizó con el nombre de esta pionera soviética un cráter en la Luna... en su cara oculta. El comentario subraya la invisibilización de las mujeres en la carrera espacial incluso cuando presuntamente se las honra. Por eso, Sarah también se siente a su manera una pionera ante las dificultades que le supone conciliar su práctica profesional al más alto nivel con su faceta de madre. Más en este entorno masculinizado en que el cuidado de los hijos no parece haber supuesto una especial preocupación para ninguno de los padres implicados.

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