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'La odisea de los giles': la película perfecta para los amantes del humor argentino
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'La odisea de los giles': la película perfecta para los amantes del humor argentino

Ricardo Darín, Luis Brandoni y Chino Darín protagonizan este 'thriller' cómico ambientado en el corralito argentino de 2001

Foto: Ricardo Darín encabeza el reparto coral de 'La odisea de los giles'. (Alfa Pictures)
Ricardo Darín encabeza el reparto coral de 'La odisea de los giles'. (Alfa Pictures)

Fórum filatélico. Hipotecas 'subprime'. El esquema Ponzi. El tipo avieso que se forra a costa de timar al pequeño ahorrador. En la tele, el anciano que denuncia a gritos que el engaño le ha costado los ahorros de su vida. La pareja que llora por el piso que ya no tendrá. La prestidigitación financiera, ese arte innoble tan lucrativo para pocos y que deja a los afectados con cara de gilipollas. De giles, como los protagonistas de esta película de atracos que cambia el atractivo de los ladrones tradicionales de Hollywood por el patetismo de una panda de estafados el día previo al corralito de 2001. Sebastián Borensztein ha dirigido un 'thriller' en clave de comedia, con mucha mala leche y un reparto que canta el bingo de caras archiconocidas del cine argentino: Ricardo Darín, Luis Brandoni, Chino Darín y ese 'hombre de al lado' que fue Daniel Aráoz.

Si en 'La cuadrilla de los once' Frank Sinatra —y después George Clooney— congregó a los mayores talentos del hampa para llevar a cabo una serie de atracos perfectos en cinco casinos de Las Vegas, aquí es Ricardo Darín quien convoca a un grupo de curritos y paletos más torpes que habilidosos no para robar, sino para recuperar lo que es suyo. Quien roba a un ladrón, que dice el refrán. Porque a este grupo de vecinos de un pueblo de la provincia de Buenos Aires, un abogado sin escrúpulos interpretado por Andrés Parra es quien les roba la ilusión —y la posibilidad— de una utopía comunal: la creación de una cooperativa que revitalizará la localidad y les librará del yugo del trabajo por cuenta ajena.

placeholder 'La odisea de los giles' junta a los grandes nombres del cine argentino. (Alfa Pictures)
'La odisea de los giles' junta a los grandes nombres del cine argentino. (Alfa Pictures)

La voz en 'off' de Darín en un 'flashforward' anticipa —pero no destripa— el caos que desencadenará el periplo de estos perdedores y que Borensztein narra con un montaje frenético al estilo de Soderbergh o Ritchie. Darín interpreta a Fermín Perlassi, jugador de fútbol de gama media retirado, personaje ilustre de esta localidad tranquila y sin ínfulas. Lo que sería la Argentina vaciada.

Preocupados por la decadencia del municipio, Perlassi y Lidia, su mujer (Verónica Llinás), proponen reactivar una cooperativa agrícola abandonada, para lo que recaudarán una suma importante de dinero. Pero Perlassi, engañado por el gerente de su banco y el abogado Manzi, ingresa sus ahorros y los de sus compañeros en la entidad el día antes del corralito; Manzi, conocedor del cataclismo y el caos que están por venir, se lleva el dinero de 'los giles' a través de un préstamo que no devolverá. Y lo esconderá en una caja fuerte en mitad del campo.

placeholder Ricardo Darín y Chino Darín son padre e hijo en 'La odisea de los giles'. (Alfa Pictures)
Ricardo Darín y Chino Darín son padre e hijo en 'La odisea de los giles'. (Alfa Pictures)

Basada en la novela de Eduardo Sacheti 'La noche de la usina', Borensztein compone una comedia coral y reivindicativa salpicada de diálogos rápidos e ingeniosos y sin olvidar los momentos clave de emotividad. 'La odisea de los giles' es el filme cuasi perfecto para los amantes del humor argentino, que tiene aquí al 'monstruo' de Brandoni como principal valedor.

placeholder Cartel de 'La odisea de los giles'.
Cartel de 'La odisea de los giles'.

Y sin olvidar la crítica hacia unos dirigentes que permitieron los desmanes y el fraude en un momento tan traumático y determinante para el país latinoamericano como fue el corralito, que dejó a la población argentina con una restricción de retirada de efectivo de 250 pesos a la semana. Borensztein consigue que su película funcione al milímetro tanto en clave de comedia como en el suspense. Sin embargo, quizá peque de cierto maniqueísmo y simpleza a la hora de perfilar los personajes, la mayoría de una virtud cuasi divina, que intenta arreglar con un punto de giro final demasiado artificioso. Un pecado perdonable por la brillantez de las interpretaciones y la agudeza de unos diálogos hilarantes.

Foto: Una imagen de 'Cuchillos por la espalda'.
Foto: 'La hija de un ladrón'.

Fórum filatélico. Hipotecas 'subprime'. El esquema Ponzi. El tipo avieso que se forra a costa de timar al pequeño ahorrador. En la tele, el anciano que denuncia a gritos que el engaño le ha costado los ahorros de su vida. La pareja que llora por el piso que ya no tendrá. La prestidigitación financiera, ese arte innoble tan lucrativo para pocos y que deja a los afectados con cara de gilipollas. De giles, como los protagonistas de esta película de atracos que cambia el atractivo de los ladrones tradicionales de Hollywood por el patetismo de una panda de estafados el día previo al corralito de 2001. Sebastián Borensztein ha dirigido un 'thriller' en clave de comedia, con mucha mala leche y un reparto que canta el bingo de caras archiconocidas del cine argentino: Ricardo Darín, Luis Brandoni, Chino Darín y ese 'hombre de al lado' que fue Daniel Aráoz.

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