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'Madre': más allá del amor maternal
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ESTRENOS DE CINE

'Madre': más allá del amor maternal

Rodrigo Sorogoyen convierte la versión extendida de su corto en una inesperada exploración del campo magnético que se origina entre una mujer adulta y un chico adolescente

Foto: Marta Nieto es Elena en 'Madre', la última película de Rodrigo Sorogoyen. (Wanda)
Marta Nieto es Elena en 'Madre', la última película de Rodrigo Sorogoyen. (Wanda)

'Madre', el corto con que Rodrigo Sorogoyen consiguió el Goya en esta categoría y de paso colarse en las nominaciones a los Oscar, es un ejemplo perfecto de eficacia cinematográfica. El director de 'El reino' genera una situación de suspense extremo con el único concurso de una mujer Elena (Marta Nieto), acompañada de su madre, que atiende a la llamada de auxilio de su hijo Iván. Sin movernos de la casa de la protagonista, descubrimos a través de la conversación telefónica que el niño se ha quedado solo e indefenso por razones que desconocemos en una playa indeterminada fuera del país. Un peligro acecha y a su móvil ya no le queda batería... Sorogoyen empaqueta toda la charla en un único plano secuencia que otorga todavía más intensidad claustrofóbica al asunto. Y subraya la impotencia de esta mujer frente a esa inmensidad que se le dibuja en el horizonte: el de un litoral inabarcable que parece haber engullido a Iván.

Sorogoyen recupera este punto de partida tal cual en 'Madre', el largometraje, que estrena dos años después del éxito de su corto. La versión breve del film acababa con Elena saliendo por la puerta de su casa en busca de su hijo extraviado. La reencontramos diez años después instalada en una localidad costera cerca de Biarritz, la zona donde desapareció el niño. Trabaja como encargada en un restaurante para turistas y mantiene una relación con un vasco-francés, Joseba (Álex Brendemühl), que viaja mucho debido al trabajo y conoce su situación. Aunque parece no haber perdido la esperanza de reencontrar a Iván, Elena empieza a mirar hacia adelante en su vida. Hasta que un día se fija en un muchacho adolescente, Jean (Jules Porier), de la edad que ahora tendría su hijo, que ha llegado con su familia de París para pasar allí las vacaciones. Y empieza a obsesionarse con él...

placeholder Marta Nieto en el papel de Elena en 'Madre. (Wanda)
Marta Nieto en el papel de Elena en 'Madre. (Wanda)

En su núcleo central, 'Madre' podría haberse conformado con funcionar como un 'thriller' psicológico en torno a la identidad de Jean y los esfuerzos de su desesperada madre por recuperarlo. ¿Es este adolescente el hijo perdido de la protagonista que por razones que ya nos contarán ha acabado creciendo con otra familia? ¿O Elena proyecta en él sus ansias maternales de recobrar a un chico al que ya debería haber dado por muerto? Otro film reciente, 'La próxima piel' (2016) de Isa Campo e Isaki Lacuesta, se adentraba con acierto en este terreno, el del reencuentro de una madre con su presunto hijo desaparecido años antes sin que se confirmara del todo que el joven que se presentaba como tal fuera en verdad ese pequeño.

'Madre' sin embargo no se dedica a cultivar el misterio en torno a quién es Jean ni a rellenar ese hueco en torno a la desaparición del hijo de Elena que ha quedado suspendido como un abismo entre el prólogo del film y la reanudación de la historia diez años después. En cambio explora este territorio casi ignoto de la atracción entre una mujer que se acerca a la cuarentena y un muchacho que no llega a la mayoría de edad. Lo atractivo de la propuesta es cómo Sorogoyen y su coguionista habitual Isabel Peña se niegan a definir del todo los contornos de esta relación.

placeholder Otro momento de 'Madre'. (Wanda)
Otro momento de 'Madre'. (Wanda)

La pulsión de Elena por Jean no deja de encerrar cierto instinto maternal y su afán de protección prevalece por encima de cualquier otro sentimiento. Al mismo tiempo, Sorogoyen filma las distancias entre los personajes a partir de unas geometrías muy claras, de manera que Jean y Joseba por momentos ocupan posiciones simétricas e intercambiables respecto a Elena. Por otro lado, el film apunta que todo amor de madre implica también cierto erotismo. Frente a un prólogo muy calculado, la película convierte la incertidumbre emocional y narrativa de su núcleo central en su mejor baza. Y lo hace a través de diálogos y situaciones que hacen creíble en el plano de los sentimientos y el deseo una situación 'a priori' poco verosímil.

placeholder Cartel de 'Madre'
Cartel de 'Madre'

Por el contrario, en el último tercio 'Madre' regresa a caminos más previsibles a la hora de buscar un cierre para el trauma que afecta a la protagonista a través una vez más de un juego de simetrías ahora con el arranque del film. Rodrigo Sorogoyen es uno de los cineastas más ambiciosos del cine español actual, dicho esto como un elogio. En 'Madre' hace gala de un virtuosismo para la puesta en escena por momentos un tanto ampuloso, sobre todo en ese uso constante del gran angular que inscribe a la protagonista en un paisaje que siempre la desborda y subraya su angustia interior. Porque 'Madre' es también una película al servicio del talento de Marta Nieto, impresionante en este papel complejo y espinoso de una mujer herida al mismo tiempo persistente y a la deriva, protectora y deseante, sin miedo a acercarse al abismo.

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'Madre', el corto con que Rodrigo Sorogoyen consiguió el Goya en esta categoría y de paso colarse en las nominaciones a los Oscar, es un ejemplo perfecto de eficacia cinematográfica. El director de 'El reino' genera una situación de suspense extremo con el único concurso de una mujer Elena (Marta Nieto), acompañada de su madre, que atiende a la llamada de auxilio de su hijo Iván. Sin movernos de la casa de la protagonista, descubrimos a través de la conversación telefónica que el niño se ha quedado solo e indefenso por razones que desconocemos en una playa indeterminada fuera del país. Un peligro acecha y a su móvil ya no le queda batería... Sorogoyen empaqueta toda la charla en un único plano secuencia que otorga todavía más intensidad claustrofóbica al asunto. Y subraya la impotencia de esta mujer frente a esa inmensidad que se le dibuja en el horizonte: el de un litoral inabarcable que parece haber engullido a Iván.

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