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'La virgen de agosto': Eva busca a Eva en las fiestas de La Paloma
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'La virgen de agosto': Eva busca a Eva en las fiestas de La Paloma

Jonás Trueba vuelve a lanzarse a las calles de Madrid para retratar a toda una generación en plena crisis de identidad

Foto: Itsaso Arana protagoniza la última película de Jonás Trueba, 'La virgen de agosto'. (BTeam)
Itsaso Arana protagoniza la última película de Jonás Trueba, 'La virgen de agosto'. (BTeam)

Eva es actriz. O lo era. Y la novia de. Pero ya no. No tiene casa propia. Ni alquilada. Se la presta un amigo. No es madre. Y no sabe si lo será algún día. Eva no es actriz ni novia de ni la vecina del cuarto ni la madre del niño de la vecina del cuarto. Entonces, ¿quién es? Siempre han dicho que el verano en Madrid es lo más cercano al infierno pero, para Eva (Itsaso Arana), es la oportunidad de encontrarse a sí misma en una ciudad suspendida durante dos meses en una especie de duermevela estival. Un letargo viscoso que se rompe momentáneamente la segunda semana de agosto, cuando la ciudad revive de turistas y autóctonos en las fiestas de San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma, y donde el chotis se entremezcla con el sonido de las freidoras, las barracas de feria y las verbenas. Porque el día 15 es la Virgen de agosto.

El cine de Jonás Trueba es paseos por Madrid, encuentros fortuitos, enamoramientos, desenamoramientos, salas de cine, un concierto, citas de libros de filósofos o escritores y conversaciones en una habitación alquilada. Las calles de la pantalla son sus calles; los bares, sus bares; los actores, muchos de ellos, sus amigos. Un cine íntimo, exploratorio y minimalista, de pequeños gestos que esconden una verdad universal. O, al menos, una teoría. El cineasta que mejor sabe retratar Madrid y la generación de treintañeros urbanitas vuelve a las calles de su ciudad para contar la crisis de identidad de quienes se han visto atrapados entre la demolición de las estructuras sociales tradicionales y la promesa de un recambio que todavía no ha llegado: náufragos entre dos aguas.

placeholder Itsaso Arana, en un momento de 'La virgen de agosto'. (BTeam)
Itsaso Arana, en un momento de 'La virgen de agosto'. (BTeam)

Y lo hace a través de Eva, una joven a punto de cumplir 33 años que se acaba de mudar provisionalmente a casa de un conocido y que se enfrenta a un agosto confinada en una ciudad aparentemente vacía y árida. Con una estructura dividida en 15 fragmentos equivalentes a los primeros 15 días de agosto —hasta el día de la Virgen de agosto—, Trueba sigue con la cámara el día a día de Eva, que, como en una fábula, se irá encontrando por ese Madrid en estado de excepción a fantasmas del pasado, del presente y, quizá, del futuro que la ayudarán a encontrar su camino.

La precariedad y la inestabilidad laboral han hecho que las profesiones dejen de ser un rasgo identificativo para la juventud

Eva no es la única que se siente perdida. En los personajes de 'La virgen de agosto', resulta común una desorientación generacional provocada por la desaparición de antiguas certezas que servían para conformar la identidad individual. La precariedad y la inestabilidad laboral han hecho que las profesiones dejen de ser un rasgo identificativo para una juventud que muchas veces no se reconoce en un puesto de trabajo para el que está sobrecualificada: periodistas 'freelance' o profesores de academia de idiomas que en otra vida quisieron ser cantantes. Las migraciones hacen también que el lugar de nacimiento no siempre coincida con el lugar del que uno se siente.

placeholder Vito Sanz e Itsaso Arana, en 'La virgen de agosto'. (BTeam)
Vito Sanz e Itsaso Arana, en 'La virgen de agosto'. (BTeam)

El director también plantea el conflicto de la maternidad, que sobrevuela las cabezas de casi todos sus personajes femeninos. En 'La virgen de agosto' aparecen representadas las diferentes aproximaciones al hecho de ser madre: la antigua compañera de piso que después de tener un hijo siente que sus amigas, que su grupo social, la han dejado de lado; la soltera de 40 años que congeló los óvulos y cuyas opciones de ser madre se resumen en pagar o no la próxima cuota de la clínica de fertilidad, o la mujer joven y ansiosa que cae en brazos de la mística y la magia como última esperanza de concebir.

La noche y los espacios comunes son lugares de intercambio de teléfonos y de ideas. Son, en realidad, intercambio de oportunidades

En la película, además, el azar funciona como catalizador de la mayor parte de interacciones entre los personajes, lo que fomenta la sensación de un contexto urbano vivo, cambiante e inesperado. La noche y los espacios comunes son lugares de intercambio de teléfonos y de ideas. Son, en realidad, intercambio de oportunidades. Cada interacción supone un nuevo camino, una opción vital diferente e impredecible con infinitos finales. Además, las fiestas sirven como escenario de esa transformación, ese paso de lo viejo que representa la tradición —las raíces religiosas, la costumbre— a lo nuevo, a los futuribles.

placeholder Cartel de 'La virgen de agosto'.
Cartel de 'La virgen de agosto'.

Con su estilo sencillo e íntimo, contemplativo y naturalista, en el que los tiempos se ralentizan y hay espacio tanto para silencios como para disertaciones filosóficas, políticas y artísticas —es quizás ahí donde más se siente a Trueba hablar a través de sus personajes—, 'La virgen de agosto' es una película-milagro, una feliz anomalía en la que fondo y forma han encontrado una belleza sosegada y que se conforma como un registro del pulso de la época, sin ensimismamiento, sin apenas adornos, y sin duda como el trabajo más maduro y certero de su director.

Foto: Brianne Tju, Corinne Foxx y Sistine Rose Stallone, en un momento de la película. (Tripictures)

Foto: 'Érase una vez... en Hollywood'.

Eva es actriz. O lo era. Y la novia de. Pero ya no. No tiene casa propia. Ni alquilada. Se la presta un amigo. No es madre. Y no sabe si lo será algún día. Eva no es actriz ni novia de ni la vecina del cuarto ni la madre del niño de la vecina del cuarto. Entonces, ¿quién es? Siempre han dicho que el verano en Madrid es lo más cercano al infierno pero, para Eva (Itsaso Arana), es la oportunidad de encontrarse a sí misma en una ciudad suspendida durante dos meses en una especie de duermevela estival. Un letargo viscoso que se rompe momentáneamente la segunda semana de agosto, cuando la ciudad revive de turistas y autóctonos en las fiestas de San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma, y donde el chotis se entremezcla con el sonido de las freidoras, las barracas de feria y las verbenas. Porque el día 15 es la Virgen de agosto.

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