'El candidato': el escándalo sexual que cambió la relación entre prensa y política

Corría la segunda mitad de la década de los ochenta, y Ronald Reagan gobernaba en Estados Unidos sin nadie que le hiciera sombra. Los demócratas buscaban entre sus filas a un candidato que pudiera presentarse en las próximas elecciones como firme contrincante de uno de los presidentes con mayor apoyo popular de la historia del país. En 1987, ese hombre parecía ser el hasta entonces senador por Colorado Gary Hart. Joven y atractivo como John F. Kennedy, sólido en su argumentario político y con el apoyo de los diversos colectivos que suelen decantarse por el voto a los demócratas, Hart inició en 1987 la campaña para ser elegido candidato en las primarias de este partido. Pero la salida a la luz de un escándalo en torno a una relación extramatrimonial acabó con la carrera del que se intuía como uno de los políticos más interesantes del panorama de la época.

El director Jason Reitman recupera su historia en 'El candidato', con un convincente Hugh Jackman en el papel del expolítico. La película arranca con el protagonista visto a través de los medios de comunicación, y así deja claro que su foco de atención no es ni la biografía de Hart ni los pormenores de su vida privada, que se convirtieron en carne de escarnio mediático. 'El candidato' revisa el caso Hart en tanto hito que marcó un antes y un después en la relación entre prensa y política en Estados Unidos.

De esta manera, Reitman inserta el filme en la fértil tradición de un cine (y televisión) norteamericano siempre atento al papel de los medios de comunicación como garantes de los principios básicos de la democracia en el país. Ambientada en los ochenta, 'El candidato' muestra cómo su protagonista se comporta como un político con mentalidad más propia de los años sesenta y setenta en un momento en que la prensa está cambiando su vínculo con el poder político. La sombra de los Kennedy planea por todo el metraje, ya que Hart es considerado una especie de nueva versión de JFK. Esto incluye el hecho de que el propio político asuma que la prensa tiene que pasar por alto todo aquello que concierne a su vida privada y, en concreto, a sus relaciones fuera del matrimonio. Hart espera que se le 'perdone' esta faceta, como se hacía con el presidente asesinado. Para el candidato, no es una cuestión de moral ni de doble vida, sino de simple separación de ámbitos de interés frente a la opinión pública. Su propuesta de política económica puede y debe ser discutida en cualquier foro; con quién se acuesta, no. Aunque, como ha sucedido en otros casos similares, lo que finiquita la carrera de Hart no es tanto la divulgación de su vida sexual como el hecho de que mintiera al respecto.

'El candidato' desgrana con precisión la cadena de hechos que generaron la polémica periodística, para radiografiar el cambio progresivo que eso supone en la forma que tenía la prensa de (no) enfocar este tipo de asuntos. El caso Hart sería el primero en que la vida privada de un candidato a presidente se convierte en el centro de la atención de los medios en Estados Unidos. Resulta significativo que la redacción del 'Washington Post', el periódico que protagoniza dos títulos tan emblemáticos sobre prensa y política como 'Todos los hombres del presidente', de Alan J. Pakula, y la reciente 'Los archivos del Pentágono', de Steven Spielberg, aparezca como uno de los escenarios en que tiene lugar este cambio de paradigma. La mutación se hace notar también a partir de otros elementos, desde la reticencia de Hart a posar para sesiones de fotos que no parecen tener tampoco interés político hasta las conversaciones en segundo plano de los periodistas, como aquella en que comentan que la CBS ha fichado a Ralph Lauren para diseñar el vestuario de los presentadores de los informativos.

El personaje de una periodista del 'Post' añade un matiz a la cuestión de si la noticia sobre el adulterio de Hart es una injerencia en su vida privada. Plantea hasta qué punto el comportamiento sexual de un posible candidato a la presidencia del Gobierno de Estados Unidos puede ser cuestionado desde el ámbito público ya que, en tanto Hart es un hombre de poder, puede tomar ventaja de su situación para aprovecharse de las mujeres. Este debate es una de las muchas maneras en que la película hace resonar en una historia de la década de los ochenta discusiones actuales, en este caso todo lo que tiene que ver con el #MeToo. Reitman se preocupa por detenerse en el personaje de Donna Rice, la mujer que se acostaba con Hart, y recordar que ella también fue una víctima —además, mucho más desprotegida— del escándalo mediático.

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Jason Reitman equipara en cierta manera la insistencia de algunos periodistas por pillarle algún adulterio a Hart con la tendencia actual a rascar en el pasado de las personalidades públicas para sacar a flote alguna declaración o comentario inoportuno que se amplifica irracionalmente. 'El candidato' funciona así como una crónica retrospectiva de los orígenes de la espectacularización de la información política y de muchos de los vicios que se han instalado en el seguimiento mediático de todo tipo de personajes.

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