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Pasiones de cine: las grandes historias de amor y cuernos del Hollywood clásico
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Pasiones de cine: las grandes historias de amor y cuernos del Hollywood clásico

"Todas las escenas de amor que se ruedan en el set continúan en los camerinos cuando ha terminado el rodaje del día. Sin excepción", dicen que

"Todas las escenas de amor que se ruedan en el set continúan en los camerinos cuando ha terminado el rodaje del día. Sin excepción", dicen que dijo Alfred Hitchcock en alguna ocasión. Gente guapa y exitosa encerrada durante meses en un mismo espacio, compartiendo plano, ensayos, comida y confidencias. Hollywood, el caldo de cultivo ideal para la idealización de las pasiones más arrebatadas. Cuando el límite entre pantalla y la realidad -y viceversa- se difumina nace el mito y en su época dorada la meca del cine fue una fábrica de amores sublimados. Orson Welles y Rita Hayworth, Spencer Tracy y Katharine Hepburn o adictos al matrimonio como Mickey Rooney, Lana Turner o Elizabeth Taylor -con ocho "sí quiero" por barba- configuraron la iconografía del amor con mayúsculas para el público de todo el mundo, aunque en realidad fuesen "amores de alto voltaje que no están hechos para perdurar".

El escritor y crítico de cine Juan Tejero ha seleccionado las parejas más icónicas del Hollywood clásico y las ha reunido en su último libro, 'Pasiones de cine' (Bookland, 2017), en el que contrasta la imagen pública de las estrellas de cine a una vida privada plagada de desengaños, 'tours de force' y "furia entre sábanas". Pocos de los matrimonios de entonces fueron duraderos y menos todavía estuvieron libres de infidelidades. "En una época en la que los códigos de producción (como el Código Hays, de 1934) abogaban por que el cine reflejara los valores morales cristianos, prácticamente en todos los platós se vivían tórridos romances extramatrimoniales", cuenta Tejero en su libro.

"En el Hollywood de la edad de oro, los estudios querían que el comportamiento de sus artistas reflejaran en su vida privada la imagen que ofrecían en la pantalla, por lo que todos estaban obligados a firmar una cláusula moral en la que prometían que no harían nada que pudiera poner en peligro su reputación", prosigue. "Las actrices no podían salir de casa sin estar vestidas y maquilladas de modo impecable y los actores debían comportarse siempre como caballeros, ya que en todos los platós había espías encantados de irles con el cuento a los cronistas de sociedad. En la costa Oeste, a la columnista Louella Parsons se le sumaron Hedda Hopper y Sheila Graham, que formaron lo que se conoció como la 'nada sagrada trinidad', mientras que en Nueva York merodeaba Walter Winchell, famoso por su falta de escrúpulos".

Historias de naturaleza efímera en el plano real y eterna en el simbólico en las que los bellos y poderosos se unieron para materializar las fantasías de su generación. "Son historias de cine envueltas en celos, éxitos y fuego que, en muchas ocasiones, culminan en separación", explica Tejero en 'Pasiones de cine'. "Porque las estrellas del celuloide pueden tener más dinero que los demás, pero también lo tienen más difícil cuando se trata de encontrar el verdadero amor. Este libro es una celebración de algunas que sí lo experimentaron de verdad. Al menos, durante un tiempo".

"Todas las escenas de amor que se ruedan en el set continúan en los camerinos cuando ha terminado el rodaje del día. Sin excepción", dicen que dijo Alfred Hitchcock en alguna ocasión. Gente guapa y exitosa encerrada durante meses en un mismo espacio, compartiendo plano, ensayos, comida y confidencias. Hollywood, el caldo de cultivo ideal para la idealización de las pasiones más arrebatadas. Cuando el límite entre pantalla y la realidad -y viceversa- se difumina nace el mito y en su época dorada la meca del cine fue una fábrica de amores sublimados. Orson Welles y Rita Hayworth, Spencer Tracy y Katharine Hepburn o adictos al matrimonio como Mickey Rooney, Lana Turner o Elizabeth Taylor -con ocho "sí quiero" por barba- configuraron la iconografía del amor con mayúsculas para el público de todo el mundo, aunque en realidad fuesen "amores de alto voltaje que no están hechos para perdurar".