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'Verano en Brooklyn': lucha de clases en Nueva York
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'Verano en Brooklyn': lucha de clases en Nueva York

En este sutil drama en torno a la gentrificación, Ira Sachs opone la amistad entre dos adolescentes de diferente clase social al enfrentamiento entre sus respectivos padres a causa de un alquiler

Foto: 'Verano en Brooklyn'
'Verano en Brooklyn'

Si el Upper Manhattan del cine de Woody Allen siempre ha representado el Nueva York de clase blanca, acomodada y universitaria, el Brooklyn plasmado en la filmografía de Spike Lee nos hablaba de esa ciudad de clase obrera, cultura popular, tradición inmigrante e identidad diversa en que convivían italoamericanos, latinos y afroamericanos. Durante décadas, Brooklyn se configuró como un conjunto de barrios populares de edificios de ladrillo pardo donde se instalaban ciudadanos provenientes de otros países que no encontraban posibilidad de residir en zonas más carismáticas. Por ello, Brooklyn se ha convertido en los últimos años en el paradigma de la gentrificación.

Tráiler de 'Verano en Brooklyn'

Como sucede en estos casos, fue este aire de autenticidad urbana y popular lo que empezó a atraer a jóvenes de talante contracultural en la década de los ochenta. Ya en 'Haz lo que debas' (1989), Spike Lee convirtió a ese personaje que encarnaba John Savage, el blanquito que va en bici enfundado en su camiseta del Larry Bird de los Celtics y cuasi atropellando a los afroamericanos del lugar, en una suerte de avanzadilla del actual proceso de sustitución de los habitantes de toda la vida por otros con mayor capacidad económica.

Como si los protagonistas de una película de Allen se mudaran a una de Lee por motivos económicos, en 'Verano en Brooklyn', la familia Jardine se traslada de Manhattan a Brooklyn tras la muerte del abuelo, que les deja en herencia en este distrito una de esas casas de planta y piso encajadas entre edificios de obra vista. Los Jardine se instalan a vivir arriba, mientras que abajo sigue trabajando Leonor, la modista de origen chileno (encarnada por la gran Paulina García, la 'Gloria' de Sebastián Lelio), que desde hace décadas lleva la pequeña tienda de confecciones allí situada.

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Brooklyn gentrificado

Leonor mantenía una relación óptima con el abuelo de los Jardine, hasta el punto de que este le cobraba un alquiler ajustado a las posibilidades económicas de una madre soltera de origen inmigrante. Pero Brian Jardine (Greg Kinnear) y su hermana Audrey consideran que es hora de renegociar ese trato. A los Jardine les cuesta llegar a fin de mes porque no es fácil para Brian encontrar trabajo como actor. Y, como afirma Audrey, el alquiler que paga Leonor es ínfimo comparado con los precios que ahora se negocian en Brooklyn.

El director Ira Sachs se regodea en mostrar su talento emergente para el cine

Mientras los adultos discuten sobre cuestiones económicas, los dos hijos adolescentes de las respectivas familias desarrollan una de esas firmes amistades que se forjan entre chicos de personalidades opuestas. Tony Calvelli (Michael Barbieri) es extrovertido, vital y sociable. Sueña en convertirse en actor, justo como el padre de Jake (Theo Taplitz). Este en cambio se dedica a pintar. Es la máxima pasión de este muchacho introvertido, sensible y retraído que apenas tenía amigos antes de conocer a Tony. El director también filma a los jóvenes de una manera opuesta a sus padres. Mientras estos permanecen siempre en lugares cerrados y estáticos, vemos a los chicos paseando por el barrio en patines, atravesando la ciudad en continuo movimiento y protagonizando las escasas escenas acompañadas de música. Sachs también se regodea en mostrar su talento emergente, como en la espléndida escena en que Tony derrocha energía juvenil en un taller de interpretación. Para Ira Sachs, la belleza de una amistad juvenil también se encuentra en el privilegio de poder disfrutar de la vida prescindiendo de los problemas económicos.

Ira Sachs ya planteó el problema de la vivienda en Nueva York en su anterior filme, la magistral 'El amor es extraño'. En aquella, una veterana pareja (Alfred Molina y John Lithgow) decide aprovechar la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo para casarse tras décadas de convivencia juntos. Pero oficializar su amor supone que despidan de su trabajo a uno de ellos, profesor de música en una escuela católica. Sin un sueldo fijo, ambos deben abandonar el apartamento en el que vivían desde siempre ante la imposibilidad de asumir el alquiler. En una edad cercana a la jubilación, deben espabilarse para buscar una habitación propia.

Terremoto urbano

placeholder Cartel de 'Verano en Brooklyn'.
Cartel de 'Verano en Brooklyn'.

Como en 'El amor es extraño', Sachs despliega las consecuencias de los cambios en el panorama socioeconómico en la vida cotidiana de sus personajes. Y también como allí, lo lleva a cabo a partir de una concepción naturalista (la fotografía luminosa y transparente corre a cargo del español Óscar Durán, colaborador habitual de Jaime Rosales) y de baja intensidad del drama. El mismo director ha confesado la influencia del cine del japonés Yasujiro Ozu en una película tan neoyorquina como 'Verano en Brooklyn'. Sachs no imita el estilo tan identificable de la puesta en escena del realizador de 'Cuentos de Tokio' con sus planos frontales y su descomposición analítica del espacio. Pero coincide en su interés por radiografiar hasta qué punto las transformaciones históricas afectan a la vida de las personas sin abandonar nunca la escala doméstica ni subrayar el drama.

'Verano en Brooklyn' no es una película que aborde la gentrificación como tema ni pretenda pronunciarse de forma rotunda al respecto. Más bien observa sus consecuencias como quien mide un terremoto interno que apenas deja huella en la superficie pero provoca serios daños en el interior.

Este filme de apariencia menor y ligera es uno de los dramas más desoladores de la temporada

El amor entre dos personas de diferente clase social es un argumento recurrente en la ficción romántica. Menos habitual es encontrarse una película que desarrolla una amistad adolescente entre chicos de familias confrontadas por el estatus económico. Pero la lucha de clases en 'Verano en Brooklyn' no es entre antagonistas muy alejados en la escala social. Los Jardine representan esa clase media venida a menos que ya no es capaz de sustentarse con un único sueldo. Brian Jardine se dedica a una disciplina artística, en este caso la interpretación, en la que no resulta nada fácil llegar a fin de mes. Mientras que Leonor encarna a una clase popular a la que se expulsa por no adaptarse a la rueda del capitalismo feroz. Aunque ella le acaba reprochando a Brian que, como hombre, no sea capaz de llevar un sueldo digno a su casa y le mantenga su esposa. Mientras deja clara la naturaleza depredadora y expansiva del proceso de gentrificación, Sachs subraya que los agentes que en él participan también tienen sus razones.

Es esta humanización tan identificable de las dinámicas corrosivas del capitalismo lo que convierte este filme de apariencia menor y ligera en uno de los dramas más desoladores de la temporada.

Foto: 'La chica del tren'.
Foto: 'El contable'.

Si el Upper Manhattan del cine de Woody Allen siempre ha representado el Nueva York de clase blanca, acomodada y universitaria, el Brooklyn plasmado en la filmografía de Spike Lee nos hablaba de esa ciudad de clase obrera, cultura popular, tradición inmigrante e identidad diversa en que convivían italoamericanos, latinos y afroamericanos. Durante décadas, Brooklyn se configuró como un conjunto de barrios populares de edificios de ladrillo pardo donde se instalaban ciudadanos provenientes de otros países que no encontraban posibilidad de residir en zonas más carismáticas. Por ello, Brooklyn se ha convertido en los últimos años en el paradigma de la gentrificación.

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