Pezones al ajillo, el paraíso de Bigas Luna
Javier Bardem y Jordi Mollá presentan el documental 'Bigas x Bigas', un videodiario póstumo del director de 'Jamón, jamón', fallecido hace tres años a causa de la leucemia
"Una de las grandes decepciones de mi vida fue cuando me enteré que los pechos de las mujeres no tienen leche dentro", se lamenta Bigas Luna -nacido como Juan José Bigas Luna- al comienzo de 'Bigas x Bigas', un documental extraído de las más de 600 horas de videodiarios que grabó el director catalán a lo largo de su vida. Pechos. Pechos filmados, dibujados, modelados, soñados. Pechos grandes, rotundos, sensuales. De los que mana leche. Una simbología recurrente en su filmografía. Una obsesión. Y los ajos. "Me encantan los ajos; puedo comer hasta 15 dientes de ajo diarios", se confiesa en otra de las íntimas grabaciones. Por eso, quizá, el paraíso de Bigas Luna estaría construido a base de ajos y pezones, de pezones al ajillo en una combinación imposible de los grandes placeres de su vida, que se sustentaba sobre un triángulo equilátero de tres puntas que eran el sexo, la comida y la espiritualidad.
Javier Bardem produce esta carta de amor al director barcelonés en el que se recogen momentos íntimos de su vida y de la de la gente que lo rodeó: Penélope Cruz, Jordi Mollá, Leonor Watling, Jorge Perrugorría, Candela Peña, Silvia Abascal y Aitana Sánchez-Gijón, actores a los que descubrió y apadrinó casi como a hijos y que ahora le devuelven la entrega en el medio y el formato al que dedicó su vida: el cine. Bardem y Mollá, dos de los actores que perdieron la virginidad en la gran pantalla con Luna, se han encargado de presentar este martes 'Bigas x Bigas' en el Festival de Cine de San Sebastián.
"Influyó tanto en nosotros que Jordi y yo le llamábamos Papá Bigas", recuerda Bardem. "En el primer 'casting' yo acompañaba a mi hermana. Yo trabajaba de figurante para conseguir un dinerillo para seguir dibujando, porque me gustaban las Bellas Artes y tal. Allí le dijeron a mi hermana: ¿puede entrar tu hermano también?'. Entré di mi nombre y fui. Días más tarde me llamaron y me citaron en un hotel de Gran Vía y estaba Bigas Luna, al cual no conocía, con una cámara de vídeo. Y me dijo [imitando el acento catalán del director]: Hola,¿qué tal? Desnúdate. Y yo, 22 años, jugador de rugby, me desnudé". Y así empezó una colaboración que daría en tres años tres películas que intentaron dar la vuelta al cine español: 'Las edades de Lulú' (1990), 'Jamón, jamón' (1992) y 'Huevos de oro' (1993).
Bardem: "Era un transgresor. En los 80 hacer 'Lola' o 'Caniche' era fuerte. Y 'Jamón, jamón' fue muy revulsiva en su día. Fue valiente"
"Era un transgresor. En los 80 hacer 'Lola' o 'Caniche' era fuerte. Y 'Jamón, jamón' fue muy revulsiva en su día. Fue valiente. Uno de los primeros españoles en rodar con Dennis Hopper; uno de los primeros encuentros transoceánicos", explica Bardem. Podrían haber hecho una película centrada en la figura del director, pero han preferido descubrir el lado más íntimo y personal de un hombre que disfrutaba igualmente amasando pan, cultivando calçots como pintando cuadros abstractos o dirigiendo. "Queríamos recuperar a la persona, que estuviese presente de alguna forma", prosigue el actor. "Le gustaba tanto la vida... Y vivió una buena vida, porque quiso hacer de la vida algo bueno. Cultivar la facilidad, la sencillez, el fluir. No quería darle demasiada importancia a nada y le gustaba reírse un poco de sí mismo. Además, le encantaba la gente joven y siempre estaba rodeado de ellos". Por otro lado, también "era un artista multidisciplinar, que abordaba todo sin miedo y con una falta total de pudor".
Bardem y Mollá hablan con la complicidad mutua de quienes han compartido muchas vivencias. Se ríen de anécdotas como cuando el primero tuvo que repetir muchas veces la toma en la que le metía el dedo por el recto a un cerdo en 'Jamón, jamón', la de cuando Bigas Luna pensó que le había estallado la vesícula pero sólo se había tumbado encima del mando de la tele o la de cuando tuvieron que desnudarse a diez grados bajo cero para quedarse colgados de una portería como si fuesen jamones. Lo cuentan con gracia, imitando los gestos y los ademanes del director y forzando su marcado acento catalán tan característico.
Porque la relación de Bigas Luna con los actores siempre trascendió el ámbito profesional y creó a su alrededor una especie de familia, una familia que queda retratada en el documental a través de comidas, cenas, navidades, paseos y confidencias junto a Celia, su viuda, de la que decía que es "elegante, inteligente y sensual". Una intimidad que llega hasta mostrar a Aitana Sánchez-Gijón desnuda en una bañera amamantando a su hijo, del que el realizador era padrino. "Aitana ha hecho un ejercicio muy valiente", admite Bardem.
Bardem: "Con los Coen fue la primera vez que yo me fui a una película americana. Y yo flipaba; allí no habla nadie con nadie, todo el mundo se va a su casa"
Un concepto de cine en familia que promulgaba Bigas Luna que ambos han echado mucho de menos en su periplo internacional. "Con los Coen fue la primera vez que yo me fui a una película americana, rodando en México", relata Bardem. "Y yo flipaba; allí no habla nadie con nadie, todo el mundo se va a su casa. Y era como, ¡hostia! Todo correcto, todo bien, pero no hay esta cosa española. Los Coen no me dieron ni una dirección. Bigas te hablaba de la vida, te hablaba de otras cosas, te dirigía de otra manera". "Un tío que es capaz de hipnotizar a tres perros,¿qué no va a hacer con tres actores?", añade Mollá. "Pues así te dejas acabar en pelotas a diez grados bajo cero, colgado de una portería como si fueras un jamón", bromea, de nuevo, Bardem.
"Bigas era una ensalada fantástica, una carbonara. Era muy hermético también a nivel emocional, pero tenía un corazón tan grande que le salía por la espalda", recuerda Mollá. "Yo era amigo, pero sobre todo era hijo. Era un osito, una persona cariñosa..", añade Bardem. "Y para él el cine era 'vamos a pasarlo bien'. Empezar de su mano fue un bautizo maravilloso e hizo que siguiéramos trabajando de esto". Porque ninguno de los dos actores puede imaginar cómo sería su vida ahora si no hubiesen contado con la ayuda del cineasta. "Es muy difícil ser actor, así que sin él no hubiéramos sido nada", admite Mollá. "Y nos pilló en una época del cine, y no de la televisión, en la que 'Jamón, jamón' fue un pelotazo, un evento, cuando una película se podía pasar seis meses en la cartelera".
Mollá: "Es muy difícil ser actor, así que sin él no hubiéramos sido nada"
Y por eso, como mínimo, le debía Javier Bardem es esta carta de amor que es tanto de Bigas hacia sus amigos como de sus amigos hacia Bigas. Un homenaje-recuerdo a un hombre que practicó y predicó el hedonismo al tiempo que intentaba dotar de espiritualidad y poesía a las cosas más mundanas. Un hombre preocupado y consciente de su mortalidad que ha conseguido la inmortalidad a través del celuloide.
Sin embargo, poca gente supo de su enfermedad hasta el día de su muerte, el 6 de abril de 2013. "Era un domingo, estábamos en París y me llamó Jordi. Me caí al suelo. Pensé: si Bigas no se muere, Bigas no muere. Además, tenía mil proyectos entre manos", lamenta Bardem. "Me da pena que no haya conocido a nuestros hijos. Nunca supe de la enfermedad, y yo creo que no lo sabía casi nadie". Tampoco Mollá: "Los últimos cuatro años no habíamos hablado mucho, pero me estalló como una bomba en toda la cara. Además no se prodigaba mucho; tenía como fobia a los medios de comunicación".
Bardem: "La pena es que nadie se ha interesado en producir; aquí el que se gasta la pasta soy yo"
Por eso, cuando Bardem descubrió la existencia de los videodiarios tuvo claro que tenía que hacer algo con ellos. "Yo no conocía las cintas porque , de hecho, cuando estaba con él en el 93 ó 94 él no estaba grabando. Sacaba la cámara y tal, pero toda esta cosa de grabar el día a día lo hizo más del 2000 al 2007. La pena es que nadie se ha interesado en producir; aquí el que se gasta la pasta soy yo", prosigue el actor, que considera que 'Bigas x Bigas' es el último legado, el último testimonio de uno de los cineastas más queridos -y más vapuleados, también- del cine español. Porque aunque "la película está montada por otra persona, Santiago Garrido, 'Bigas x Bigas' la dirigió él, así que ésta es su película". 'Bigas x Bigas', la última despedida de Bigas Luna.
"Una de las grandes decepciones de mi vida fue cuando me enteré que los pechos de las mujeres no tienen leche dentro", se lamenta Bigas Luna -nacido como Juan José Bigas Luna- al comienzo de 'Bigas x Bigas', un documental extraído de las más de 600 horas de videodiarios que grabó el director catalán a lo largo de su vida. Pechos. Pechos filmados, dibujados, modelados, soñados. Pechos grandes, rotundos, sensuales. De los que mana leche. Una simbología recurrente en su filmografía. Una obsesión. Y los ajos. "Me encantan los ajos; puedo comer hasta 15 dientes de ajo diarios", se confiesa en otra de las íntimas grabaciones. Por eso, quizá, el paraíso de Bigas Luna estaría construido a base de ajos y pezones, de pezones al ajillo en una combinación imposible de los grandes placeres de su vida, que se sustentaba sobre un triángulo equilátero de tres puntas que eran el sexo, la comida y la espiritualidad.
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