Es noticia
Taxista, okupa y agitador sexual involuntario
  1. Cultura
  2. Cine
festival de cine de san sebastián

Taxista, okupa y agitador sexual involuntario

Jo Sol dinamita tabús en su secuela -'Vivir y otras ficciones'- de su documental de culto 'El taxista ful'. Humor, política y revuelta sexual de discapacitados

Foto: Fotograma del filme de Jo Sol
Fotograma del filme de Jo Sol

Pepe Rovira, de 52 años, conduce su taxi por Barcelona como todas las noches. Hasta ahí todo normal. Ocurre que la rutina de Rovira es cuando menos heterodoxa: todas las tardes roba un taxi, trabaja, y de madrugada aparca el vehículo donde lo encontró; dejando en el interior, eso sí, parte del dinero ganado -para gasolina y por las molestias causadas.

En otras palabras: Rovira roba para poder trabajar. Perseguido por las fuerzas del orden y al borde del precipicio, Rovira mitiga su caída dejándose caer en las redes de la izquierda alternativa (okupas y compañía).

'El taxista ful'

Hasta aquí el mito de Pepe Rovira, el taxista okupa, argumento de un falso documental de culto -'El taxista ful' (2010)- en el que el director Jo Sol (Barcelona, 1968) hacía papilla los límites del género: aunque muchas de las personas y activistas que aparecían en la película hacían de sí mismos, no quedaba claro si 'El taxista ful' recreaba o reconstruía la realidad. Lo que sí era evidente era su condición de artefacto político de humor fulminante. O la reinvención del cine militante.

Pues bien, tenemos buenas noticias, Pepe Rovira ha vuelto. 'Vivir y otras ficciones' -secuela de 'El taxista ful' presentada en la sección oficial del Festival de San Sebastián- sube (y depura) la apuesta al presentar a un Rovira tocado, pero no hundido. Tras pasar tres años internado en un psiquiátrico como castigo por su amor al taxi ajeno, intenta recuperar una normalidad vital entre resbaladiza e inalcanzable.

La normalidad es, de hecho, el asunto político de fondo de esta saga de ficción documental: o los problemas de los que habitan la periferia del sistema para hacerse un sitio en tiempos de crisis.

'Vivir y otras ficciones'

Choque cultural

El choque de contrarios es uno de los motores de la comedia clásica. Si en 'El taxista ful' la comicidad surgía al ver a un taxista intentando descifrar los códigos militantes de los okupas, en 'Vivir y otras ficciones' Rovira tiene que lidiar con una militancia aún más anormal: la de un escritor y activista tetrapléjico –Antonio Centeno, que hace de sí mismo– que monta una red punk de servicios sexuales a tetrapléjicos. Algo así como los pajapléjicos. La juerga, vaya.

Al progresismo le cuesta asimilar que la diversidad funcional también tiene vida sexual

“Mi cine parte siempre de una paradoja. O la persona atravesada por el sentido común enfrentada de pronto al discurso político ultra articulado de un Toni Negri. De ahí surge una perplejidad que está también en el nuevo filme, en el que al progresismo le cuesta asimilar que la diversidad funcional también tiene vida sexual”, explica Jo Sol.

Dice el director que las miradas del cine hacia la diversidad funcional suelen bascular entre “el paternalismo” y la “irrealidad”, y pone como ejemplo el taquillazo francés ‘Intocable’, con su tetrapléjico “rico, sensible y culto”. Más conflictivo resulta ver en pantalla a un tetrapléjico sin blanca y enardecido por una cruzada política/sexual que incomoda tanto a la derecha como a la izquierda. Explicado recurriendo al tono cómico del filme: el protagonista de ‘Vivir y otras ficciones’ quiere que el Estado le haga una paja; o al menos no se lo impida. Lo que quizá a usted le suene a frivolidad disparatada, pero que refleja un problema político real que preferimos ignorar: la falta de derechos de las personas dependientes.

Foto: (Tandem Team)

“Mi mirada política es tragicómica. Pero aunque venga de derrotas políticas como la del movimiento obrero y la transición y vea ahora con escepticismo la institucionalización de la revolución, no es una mirada cínica sino estupefacta. Humor absurdo para lidiar con el absurdo del mundo”, zanja el director.

Resumiendo: Jo Sol lo ha vuelto a hacer. Pequeña gran película.

Pepe Rovira, de 52 años, conduce su taxi por Barcelona como todas las noches. Hasta ahí todo normal. Ocurre que la rutina de Rovira es cuando menos heterodoxa: todas las tardes roba un taxi, trabaja, y de madrugada aparca el vehículo donde lo encontró; dejando en el interior, eso sí, parte del dinero ganado -para gasolina y por las molestias causadas.

El redactor recomienda