Bridget Jones, poliamor para maduritas

Mujer blanca soltera busca príncipe azul; y mientras lo hace, tropieza y cae rodando por unas escaleras. Españoles: Bridget Jones ha vuelto.  

Antes de que algunos malentencionados pregunten por qué, les daremos una cifra: 543 millones de dólares. Es lo que recaudaron las dos primeras películas de la saga, uno de los mayores taquillazos británicos del siglo XXI, cuya tercera parte -la comedia romántica 'Bridget Jone's Baby'- se estrena el viernes.

Ahora súmenle a esto las suculentas cifras del original literario, creado en los noventa por la escritora inglesa Helen Fielding, versión rebajada de Jane Austen para la era de la precariedad (sentimental), el turboconsumismo y el jiji-jaja.

Pero no caigamos en el mal gusto de hablar de dinero: hemos venido a hablar de amor. O al menos a escuchar a hablar de amor a tres estrellonas de Hollywood: Renèe Zellweger, Colin Firth y Patrick Dempsey, que se encerraron ayer en un salón del Hotel Villa magna para analizar el encanto del personaje.

Habla Renèe Zellweger:

“En Bridget siempre hay algo que falla. Ese es su atractivo. Ahora tiene un buen salario y se puede comprar un bolso caro; la gracia es que ese bolso sigue sin pegar con nada”.

“Es una combinación perfecta de imperfecciones. Es vulnerable y toma decisiones ridículas”.

Las mujeres se sienten identificadas con ella porque no es perfecta y comete errores, y esto no tiene por qué cambiar ahora: maternidad y feminismo no son excluyentes

“Las mujeres se sienten identificadas con ella porque no es perfecta y comete errores, y esto no tiene por qué cambiar ahora: maternidad y feminismo no son excluyentes”.

En efecto, la nueva Bridget está ahora en la cuarentena y tiene un bombo, que no es poca cosa, pero no nos engañemos, el molde permanece inalterado: las livianas aventuras cómicas de una mujer de trayectoria sentimental errática.

Baba masculina

He aquí precisamente la paradoja Bridget Jones: la manera en que la saga contradice una y otra vez su premisa. Bridget se pasa media vida lamentando su falta de fortuna sentimental… y la otra media llevándose a tíos buenos a la cama. Los hombres, en definitiva, babean por Bridget. 

Dinámica bipolar que alcanza cotas himalayescas en el nuevo filme: Bridget pasa sola y deprimida su cumpleaños. Bridget se fustiga con un aluvión de chistes sobre su menopausia. Bridget da por terminada su vida amorosa. Y acto seguido: Bridget va al 'camping' (perdón: al 'glamping') de Glastonbury, se pone pedo y se lo monta con el Doctor Macizo de 'Anatomía de Grey' (Patrick Dempsey); para, poco después, ligar ('one more time') con el amor de su vida.

En tres palabras: poliamor para maduritas. Pues hija: ¡ni tan mal!