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'No respires': Un 'thriller' que deja sin aliento
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'No respires': Un 'thriller' que deja sin aliento

El realizador uruguayo Fede Álvarez dirige este 'thriller' de invasión doméstica que mantiene todo el tiempo al espectador con las uñas clavadas en la butaca

Foto: Fotograma de 'No respires'.
Fotograma de 'No respires'.

Conste que el guion de 'No respires' es tan simple que cabría escrito en un 'kleenex': tres ladrones más bien ingenuos intentan dar el palo a un veterano de guerra ciego que en el armario tiene dinero y también cadáveres, y acaban recibiendo mucho más de lo que esperaban. Ahora bien, eso da igual porque, por otra parte, la película es una clase magistral sobre la creación de tensión, un juego del gato y el ratón deslumbrantemente coreografiado dentro de los confines de una casa destartalada.

Su propietario no solo perdió la vista. Su hija murió atropellada, y él aparentemente pasa las noches en su habitación escuchando cintas de vídeo de la niña y lamentando su muerte mientras, en otra estancia de la vivienda, reposan cientos de miles de dólares que recibió en concepto de indemnización. Los chorizos tienen información privilegiada sobre el sistema de seguridad del lugar. ¿Qué podría salir mal? La respuesta es obvia: todo.

Tráiler de 'No respires'

El director uruguayo Fede Álvarez rueda la entrada de los tres jóvenes en la casa en un imponente plano secuencia que los acompaña a medida que se mueven a través de los dos pisos de la residencia, y gracias al que, de forma inmediata, lo que en otras circunstancias sería tan solo una serie de habitaciones ordinarias y puertas y ventanas y pasillos es convertido en algo parecido a un laberinto mítico. En el piso de arriba duerme el gigante, el Hombre Ciego, el Cíclope atormentado por los recuerdos y la paranoia. Por supuesto, no tarda en advertir la presencia de intrusos. Sus especialmente afinados sentidos del olfato y el oído son todo cuanto necesita para localizarlos y neutralizarlos, uno a uno. Solo por el mero hecho de tomar aire, pues, los ladrones podrían delatar su posición al viejo, y Álvarez usa hábilmente el silencio y la quietud como formas de generar tensión.

Los peligros de una invasión doméstica

'No respires', pues, funciona como el reverso del típico 'thriller' de invasión doméstica: aquí el intruso es la víctima. Los ladrones no tardan en comprender que entrar en la casa es mucho más sencillo que salir de ella, a causa del elaborado sistema de cerraduras que protegen al ciego. Y él, a diferencia de ellos, está muy bien armado: más de una herramienta de jardinería es usada durante la película, y no precisamente para podar setos, y asimismo también habita la casa un pedazo de rottweiler casi tan lleno de mala baba como su dueño.

Los ladrones no tardan en comprender que entrar en la casa es mucho más sencillo que salir de ella

Cada vez que uno de los ladrones está a punto de escapar, un obstáculo aparece de la oscuridad para impedírselo. Cada escena añade nuevas y creativas formas de que los personajes luchen por sobrevivir, ya sea arrastrándose en la oscuridad o corriendo despavoridos o agazapándose en un rincón, a expensas en todo momento de que un escalón chirriante los traicione. Al menos durante la mitad de la película, Álvarez no deja claro de parte de quién deberíamos ponernos, y añade así una capa más de suspense.

El ciego es un hombre al que las traumáticas circunstancias han arrastrado hasta el umbral de la locura, y las cuestionables decisiones tomadas por sus asaltantes proceden de las penurias financieras. De hecho, es posible entender el duelo orquestado por 'No respires' como una metáfora del modo en que el sistema convierte al hombre en un lobo para el hombre. Por otra parte, Álvarez está demasiado ocupado generándonos mal cuerpo como para detenerse en dobles lecturas.

Su búsqueda constante de la reacción visceral hace que tampoco se detenga en dotar de verdadera profundidad a los personajes

Asimismo, su búsqueda constante de la reacción visceral hace que tampoco se detenga en dotar de verdadera profundidad a los personajes. Los motivos de unos y otros resultan menos convincentes que sus instintos y, a medida que avanza la película, las decisiones tomadas por algunos de ellos van resultando más inverosímiles y más absurdas. Para cuando aparece en pantalla una jeringa llena de semen, 'No respires' parece haber ido demasiado lejos en su desdén por la lógica y su búsqueda del sobresalto.

placeholder Cartel de 'No respires'.
Cartel de 'No respires'.

Sin embargo, ni siquiera entonces deja 'No respires' de mantenernos con las uñas clavadas al brazo de la butaca. En cuanto la máquina de generar tensión diseñada por Álvarez empieza a funcionar, no hay forma de pararla. Ya sea a través de cristales que crujen o de perros que rugen, o de la persecución en la oscuridad más terrorífica desde 'El silencio de los corderos', la película logra que su título actué sobre nosotros como un mandato. Verla te deja sin aliento.

Foto: Fotograma de 'Ben-Hur' (2016).
Foto: Fotograma de 'El elegido'.
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Eulàlia Iglesias

Conste que el guion de 'No respires' es tan simple que cabría escrito en un 'kleenex': tres ladrones más bien ingenuos intentan dar el palo a un veterano de guerra ciego que en el armario tiene dinero y también cadáveres, y acaban recibiendo mucho más de lo que esperaban. Ahora bien, eso da igual porque, por otra parte, la película es una clase magistral sobre la creación de tensión, un juego del gato y el ratón deslumbrantemente coreografiado dentro de los confines de una casa destartalada.

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