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'Café Society': Woody Allen no tiene nada nuevo que decir
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'Café Society': Woody Allen no tiene nada nuevo que decir

El director neoyorquino recurre a Kristen Stewart, Jesse Eisenberg y Steve Carrel en su nueva película, un triángulo amoroso ambientado en el Hollywood de los años treinta

Foto: Fotograma de 'Café Society'.
Fotograma de 'Café Society'.

Enfrentarse a cada nueva película de Woody Allen se ha convertido en algo parecido a visitar a un enfermo anciano con la esperanza de que hoy no tenga un día malo. Y tal vez por ese motivo tendemos a mirar sus películas con cariño, a aceptarlas en sus propios términos por inaceptables que estos nos resultaran en relación a cualquier otro director, y a ensalzar títulos como 'Midnight in Paris' (2011) o 'Blue Jasmine' (2013) de forma sin duda desmesurada. Sin embargo, lo cierto es que quienes empezaron a ver películas de mayores en este siglo no deben de ser capaces de entender que hubo un tiempo en el que Allen fue considerado un cineasta innovador dotado de un perverso sentido del humor, primero, y hasta un bardo de la condición humana, después.

Tráiler de 'Café Society'

El caso es que, en algún momento de su carrera, el neoyorquino empezó a conformarse con expeler una nueva película cada año sin preocuparse demasiado sobre si el resultado final era o no más que una mediocre repetición de fragmentos de sus películas anteriores. Rodar sin parar, lo que sea, es su único impulso creativo. Tal vez crea que si deja de hacerlo, morirá. O puede que disfrute tanto el proceso de hacer cine que la calidad del producto final es una prioridad secundaria, sobre todo considerando que la reputación establecida hace décadas le otorga algo parecido a una carta blanca. Para un actor de prestigio cualquiera, trabajar con Allen sigue siendo un objetivo tan primordial como cancelar la hipoteca lo es para el resto de los mortales.

Solo otra mala película de Woody Allen

Por todo ello, pese a que 'Café Society' habría sido atacada como un episodio especialmente aciago en la carrera del neoyorquino de haber sido estrenada hace 20 años, desde entonces Allen ha dirigido películas como 'La maldición del escorpión de Jade' (2001), 'Un final made in Hollywood' (2002), 'Todo lo demás' (2003), 'A Roma con amor' (2012), 'Magia a la luz de la luna' (2014) e 'Irrational Man' (2015) -obras tan lamentables, que parecen concebidas deliberadamente como el equivalente artístico a quemarse a lo bonzo-, de modo que, en cambio, es solo otra mala película de Woody Allen.

Inevitablemente, 'Café Society' refríe un montón de clichés 'allenianos'. Un protagonista neurótico que perfectamente podría llamarse Woody. Una mujer joven que se lía con un hombre maduro. Una serie de reflexiones filosóficas de saldo. Nostalgia por la Nueva York de antaño, por el Hollywood de antaño, por las películas de Woody Allen de antaño. Más concretamente, esboza un trillado triángulo amoroso en el seno del Hollywood de los años treinta: Jesse Eisenberg encarna a Bobby, un joven llegado a la ciudad con intención de abrirse camino en el mundo del cine; Kristen Stewartes Vonny, una secretaria que contempla con desdén el fulgor de las estrellas, y Steve Carell da vida a Phil, un arrogante productor que pasa por ser el jefe de ella y el tío de él.

Tanto a Stewart como a Carell se les nota en todo momento visiblemente incómodos, como si estuvieran librando una batalla perdida contra el sopor

Ninguno de esos tres actores salva los muebles. Eisenberg intenta imitar los tics que Allen desplegaba frente a la pantalla pero no le sale -Eisenberg solo sabe hacer de sí mismo-, y como resultado su interpretación acaba siendo una aberración. Que Bobby sea un cretino integral -aunque Allen no parece consciente de ello- no le ayuda. Y tanto a Stewart como a Carell se les nota en todo momento visiblemente incómodos, como si estuvieran librando una batalla perdida contra el sopor, como si quisieran huir a otro sitio. Pocas parejas han compartido nunca tan poca química en pantalla. De todos modos, la culpa no es toda suya. De entrada, sus personajes parecen haber sido trazados por un alienígena que solo conoce a los humanos de oídas.

Tiempos que no volverán

Hay más problemas. Allen solía ser un maestro con los diálogos, pero los que escribe ahora son de una tosquedad alarmante. Los actores no interactúan realmente sino que se limitan a estar de pie recitando posiciones morales -sobre Hollywood como ilusoria fábrica de sueños, sobre la inútil búsqueda de orden en el caos, sobre el sinsentido de la vida- y puntos de la trama aparentemente no aptos para ser dramatizados como Dios manda. Hay personajes que solo existen para escupir citas de filósofos famosos, y a otros se les otorga una importancia repentina, fugaz e injustificada. Otros protagonizan tramas del todo innecesarias; es el caso del hermano mayor de Bobby (Corey Stoll), un gánster cuya historia no pega ni con cola con el resto de la película pero que en todo caso funciona a modo de bálsamo, porque mientras la seguimos nos podemos olvidar de todo lo que la rodea y acordarnos de 'Balas sobre Broadway' (1994). Eran otros tiempos.

La voz en 'off' del director es una narración adormilada, aburrida de tapar los boquetes argumentales

Todo ello aparece unificado a través de una voz en 'off' proporcionada por el propio Allen, y hasta el último de los 80 años del director se deja sentir en ella. Es una narración adormilada, aburrida de tapar los boquetes argumentales, o resumir las escenas que el bueno de Woody no tuvo ganas de escribir, o repetir información que ya ha quedado clara y que en ningún caso contribuye a dotar 'Café Society' de dirección o propósito. Y hablando de (des)propósitos, ¿por qué casi todas las escenas están rodadas -cortesía del cinematógrafo Vittorio Storaro- con la luz anaranjada de la hora mágica, para sugerir un permanente atardecer sean cuales sean la hora del día y el lugar que ocupan los personajes? Podríamos preguntarle a Allen al respecto, pero no serviría de nada porque a estas alturas ya debe de estar escribiendo en algún 'post-it' el guion de su próxima película, que más o menos estrenará el año que viene sobre estas fechas a pesar de que hace ya tiempo que no tiene nada nuevo que decir.

Foto: Fotograma de 'Heidi'.
Foto: Fotograma de 'Experimenter'.

Enfrentarse a cada nueva película de Woody Allen se ha convertido en algo parecido a visitar a un enfermo anciano con la esperanza de que hoy no tenga un día malo. Y tal vez por ese motivo tendemos a mirar sus películas con cariño, a aceptarlas en sus propios términos por inaceptables que estos nos resultaran en relación a cualquier otro director, y a ensalzar títulos como 'Midnight in Paris' (2011) o 'Blue Jasmine' (2013) de forma sin duda desmesurada. Sin embargo, lo cierto es que quienes empezaron a ver películas de mayores en este siglo no deben de ser capaces de entender que hubo un tiempo en el que Allen fue considerado un cineasta innovador dotado de un perverso sentido del humor, primero, y hasta un bardo de la condición humana, después.

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