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'Experimenter': Stanley Milgram y la banalidad del mal
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'Experimenter': Stanley Milgram y la banalidad del mal

Peter Sarsgaard se pone en la piel del psicólogo que llevó a cabo el famoso experimento sobre la capacidad de obediencia del ser humano

Foto: Fotograma de 'Experimenter'.
Fotograma de 'Experimenter'.

La segunda mitad del siglo XX fue propicia para los experimentos sociales y psicológicos. Los horrores acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial levantaron una serie de cuestiones filosóficas en torno a la naturaleza humana, a las que algunos académicos intentaron responder desde la vertiente científica. Se trataba de reproducir entornos seguros en que se pudiera estudiar la conducta de personas sometidas a circunstancias extremas.

Tráiler de 'Experimenter'

El psicólogo estadounidense Stanley Milgram llevó a cabo uno de los experimentos más famosos y polémicos en 1961 en la Universidad de Yale. Su intención era investigar nuestra capacidad de obediencia. ¿Hasta qué punto nos sometemos a una orden incluso si entra en contradicción con nuestros principios morales? ¿Seríamos capaces de infligir dolor a otra persona a la que no conocemos solo porque alguien nos lo manda? ¿Las mujeres se rebelan más que los hombres ante la posibilidad de dañar a alguien? ¿Hay otras circunstancias que expliquen el porqué algunas personas resultan más sumisas a la autoridad que otras?

El psicólogo estadounidense Stanley Milgram llevó a cabo un polémico experimento para investigar nuestra capacidad de obediencia

Milgram diseñó una situación ficticia en que unos voluntarios anónimos se sometían a un supuesto estudio sobre la memoria y el aprendizaje. El conejito de Indias se convertía en un 'profesor' que reaccionaba con descargas eléctricas a la supuesta capacidad de otro 'alumno' voluntario, en realidad un cómplice del estudio, para memorizar conceptos muy básicos. Cuando la otra persona erraba una respuesta, el 'profesor' le 'castigaba' con una descarga eléctrica cuyo voltaje se incrementaba a medida que se acumulaban las contestaciones incorrectas. Cuando el voluntario expresaba sus dudas ante semejante método o ante las (fingidas) reacciones de dolor del alumno, un supervisor también en el ajo le animaba a seguir con el experimento con frases del estilo "es necesario que continúe". Milgram quería comprobar cuántas personas llegaban a aplicar el voltaje máximo a los supuestos estudiantes. Los colegas psicólogos a quienes explicó el experimentó antes de llevarlo a cabo predijeron que un porcentaje residual de participantes llegaría hasta el final. En la primera tanda del estudio, un 65% de las personas apretó el botón de máxima descarga eléctrica.

Al contrario de otras películas basadas en estudios sociológicos similares, como 'Das Experiment', de Oliver Hirschbiegel, inspirada en el experimento de la cárcel de Stanford realizado en 1971 para analizar hasta qué punto nuestra conducta viene determinada por los roles que nos asignan, o la también alemana 'La ola' (2008), de Dennis Gansel, a partir del ensayo denominado la Tercera Ola que llevó a cabo un profesor de historia en un instituto de California en 1967 para demostrar que no es tan difícil que una comunidad democrática abrace la autocracia, 'Experimenter' no se limita a reconstruir de forma actualizada el experimento en cuestión.

Entre cine 'indie' y telefilme de la HBO

En esta película de Michael Almereyda, el estudio tiene tanto peso como la persona que lo instigó. Así, la figura de Stanley Milgram, al que da vida el siempre magnético Peter Sarsgaard, se convierte en el eje del filme, hasta el punto de que él mismo ejerce de narrador de su vida y obra. En la mejor baza de la película, el personaje rompe en muchas ocasiones con la cuarta pared para explicar desde un tono un tanto desenfadado las vicisitudes de su trabajo directamente a los espectadores, que no pueden evitar sentirse implicados en sus reflexiones.

Este guiño de autoconciencia no es el único con el que Almereyda evita llevar a cabo un 'biopic' convencional. La película también recurre a la utilización de imágenes de archivo, algunas rodadas por el propio Milgram, para complementar las reconstrucciones o como fondo de encuadre de algunas secuencias, como aquella en que Milgram y su esposa Sacha (Winona Ryder, quien vuelve a estar de actualidad gracias a la serie 'Stranger Things') visitan al profesor Solomon Asch (Ned Eisenberg), un pionero en este tipo de estudios, y a su mujer Florence (a la que encarna otra actriz mítica y cuasi desaparecida de los años ochenta, Lori Singer). Estos recursos atípicos en un filme que se sitúa en su mayor parte en interiores otorgan a 'Experimenter' cierta estética entre la película independiente y un telefilme de calidad que podría haber producido la HBO.

'Experimenter' reivindica la figura de Milgram sin esconder las críticas, reproches éticos y matices científicos que siguieron a su experimento

'Experimenter' reivindica la figura de Milgram sin esconder las críticas, reproches éticos y matices científicos que siguieron a su experimento. También expande su alcance a partir de recuperar otros estudios suyos,como el que popularizó el concepto de los seis grados de separación o la tan repetida acción del transeúnte que se para a observar algún objeto indeterminado a cierta altura y consigue que muchas otras personas también se queden atisbando algo que no ven.

El filme sigue la trayectoria de un psicólogo de origen judío que pretendió llevar a cabo la comprobación científica del concepto filosófico de la banalidad del mal. La razón por la que se explicaría que, por ejemplo, la participación de tantos ciudadanos alemanes en el Holocausto no radicaría tanto en una maldad inherente como en una tendencia a obedecer órdenes y a adaptarse a las situaciones de presión. Milgram inició su experimento más o menos en la misma época en que se llevaba a cabo en Jerusalén el famoso juicio a Adolf Eichmann que cubrió Hannah Arendt... Tan modesta como ingeniosa en algunos de sus recursos, 'Experimenter' no deja de plantearse hasta qué punto sus conclusiones siguen siendo vigentes para entender el mundo en la actualidad.

Foto: Fotograma de 'Café Society'.
Foto: Fotograma de 'Heidi'.

La segunda mitad del siglo XX fue propicia para los experimentos sociales y psicológicos. Los horrores acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial levantaron una serie de cuestiones filosóficas en torno a la naturaleza humana, a las que algunos académicos intentaron responder desde la vertiente científica. Se trataba de reproducir entornos seguros en que se pudiera estudiar la conducta de personas sometidas a circunstancias extremas.

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