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Mozart y Buster Keaton crean 'La flauta mágica' más cinematográfica
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del 16 al 30 de enero

Mozart y Buster Keaton crean 'La flauta mágica' más cinematográfica

El Teatro Real estrena una atípica y deliciosa versión de la ópera más popular de Mozart basada en proyecciones animadas que interaccionan con los cantantes en una producción sin escenografía

Foto: 'La flauta mágica' más cinematográfica visita el Teatro Real (Javier del Real)
'La flauta mágica' más cinematográfica visita el Teatro Real (Javier del Real)

Una ópera de cine. Eso es 'La flauta mágica' que se podrá ver desde mañana sábado (hasta el 30 de enero) en el Teatro Real. Esta producción, estrenada en 2012 en la Komische Oper de Berlín, traslada el universo del cine mudo de los años veinte de Buster Keaton al escenario en una ópera bidimensional donde las proyecciones toman el relevo a los decorados. Será, además, la primera vez en toda la historia reciente del coliseo madrileño en el que no haya una escenografía sobre sus tablas.

Sobre una gran pantalla blanca, de la que van saliendo los cantantes a través de cinco puertas superiores situadas a casi cuatro metros del suelo y una inferior, se proyecta una película de animación de toques kitsch y mucho ritmo con la que los cantantes interactúan tirando del lenguaje corporal y los gags propios del cine mudo. Es más, las partes habladas del libreto son mudas y los diálogos aparecen en cartelas como en las películas de antaño. El resultado es un delicioso montaje que es una maravilla para los sentidos donde todo funciona a la perfección y que hace que estemos ante una producción única y original que es un disfrute de principio a fin, además de perfecta para acercarnos al género lírico gracias a sus múltiples (y reconocibles) referencias cinematográficas. "Es la ópera más original que he hecho nunda", confiesa Silvia Schwartz (Pamina).

"Es muy distinto a todo lo demás que hemos hecho porque tenemos una pantalla plana y nos movemos de izquierda a derecha pero no hay movimiento de adelante hacia atrás, lo cual es cómodo para los cantantes porque acústicamente, con la pared que tenemos detrás, se proyecta la voz de forma maravillosa. Lo que hemos tenido que aprender es otro lenguaje de movimiento. No son movimientos naturales sino que tienen más acentos y utilizamos de forma más exageradas los ojos, la boca o las mirada", añade la cantante madrileña.

Suzanne Andrade y Barrie Kosky, directores de escena, idearon esta estética cinematográfica para una de las óperas más populares de Mozart siguiendo con el espíritu accesible y divertido que quiso imprimirle el genio austriaco. De este modo, Tamino es una suerte de Rodolfo Valentino, Pamina recuerda a Louise Brooks en 'Lulu', Papageno es Keaton y Monostatos evoca a Nosferatu en esta película muda en color que funciona muy bien para recrear el mundo fantástico imaginado por Mozart. "Casi funciona mejor que con cualquier otra ópera con 'La flauta mágica' porque tiene esa dimensión de fantasía y con las proyecciones se crean esas ideas de que uno vuela y flota en el agua inmediatamente después sin tener que usar los recursos del teatro que todos conocemos", añade Schwartz.

'La flauta mágica' no es una ópera en sí sino que esta catalogada como 'singspiel', es decir un género popular que alterna partes cantadas y habladas con el objetivo de llegar al público menos culto. Quizáz por ello, y para trasladar de la forma más eficaz posible este cuento de hadas, elegir el audiovisual es una de las licencias más efectivas para llegar al público del siglo XXI. Pero además, se permite otras licencias esta producción. Las partes habladas, además de ser mudas y con cartelas, tiene como banda sonoras la 'Fantasía en Do menor' de Mozart.

"Mozart creó esta ópera como un divertimento popular, pero todo el mundo puede extraer algo de ella. Hay maquinaria y poleas que suben y bajan, que recuerdan a la época industrial, pero también hay elementos de Walt Disney como elefantes voladores de color rosa. En ese sentido es muy Mozart, pues nunca era claro, ni siquiera en definir quién era el bueno y quién el malo", afirma Ivor Bolton, director musical del montaje. Asegura a este periódico que ha dirigido 'La flauta mágica' en muchas ocasiones y esta producción de Kosky es su favorita por cómo "captura de un modo brillante la idea de Mozart de la Ilustración, el paso del oscurantismo a la luz del siglo XVIII".

"Para mí 'La Flauta Mágica' es una pieza universal. Una pieza que habla a toda la humanidad y de cómo las personas se ayudan entre sí. Necesitamos la Ilustración más que nunca, como antes la han necesitado todas las épocas. Cuando vemos las despiadadas guerras que hay en Oriente Medio, nos damos cuenta de que necesitamos la Ilustración más que nunca. Vemos cómo los países la pierden, cómo han tenido otra serie de descubrimientos asombrosos pero cómo se la han perdido. 'La Flauta Mágica' podría ser más importante en nuestra época mientras que todo lo que vemos son sangrientas guerras, ataques terroristas y una destrucción de la civilización occidental. ¿Y por qué?. Porque está gente nunca pasó por la Ilustración, y es de eso de lo que trata 'La Flauta Mágica", analiza.

Una ópera de cine. Eso es 'La flauta mágica' que se podrá ver desde mañana sábado (hasta el 30 de enero) en el Teatro Real. Esta producción, estrenada en 2012 en la Komische Oper de Berlín, traslada el universo del cine mudo de los años veinte de Buster Keaton al escenario en una ópera bidimensional donde las proyecciones toman el relevo a los decorados. Será, además, la primera vez en toda la historia reciente del coliseo madrileño en el que no haya una escenografía sobre sus tablas.

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