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Érase una vez un cuento sórdido y barroco
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estreno de 'el cuento de los cuentos'

Érase una vez un cuento sórdido y barroco

El director de 'Gomorra', Matteo Garrone, reivindica la vertiente menos edulcorada de las fábulas tradicionales en su primer film en inglés

Foto: Salma Hayek en 'El cuento de los cuentos'
Salma Hayek en 'El cuento de los cuentos'

Una reina rica y hermosa devora con ferocidad pantagruélica las entrañas gigantescas de una bestia. Espera así conseguir el embarazo que tanto anhela. Un príncipe libertino persigue con pasión a una vieja y ajada lavandera a la que nunca ha visto pero de cuya voz cristalina se ha enamorado. Un rey veterano se encapricha de una pulga a la que cuida y adiestra en secreto. Su hija, una joven princesa, es obligada a casarse con un ogro repugnante... El imaginario habitual de los cuentos de hadas, con sus monarcas luciendo galas ostentosas, sus castillos imposibles situados en parajes fuera del tiempo, sus virginales jóvenes de tez blanca y sus amores por encima de cualquier dictado social, se mezcla en 'El cuento de los cuentos' con los deseos siniestros, las obsesiones ocultas y los amores sórdidos en tres historias entrelazadas.

La nueva película del director de 'Gomorra', Matteo Garrone, parte de una de las más antiguas recopilaciones que se conoce de fábulas populares, 'Lo cunto de li cunti' de Giambattista Basile. Este escritor napolitano se dedicó, entre finales del siglo XVI y principios del XVII, a recorrer buena parte de Italia recogiendo las historias fantásticas que se mantenían vivas de padres a hijos gracias a la transmisión oral, como décadas más tarde llevarían a cabo los hermanos Grimm en Alemania. Algunos de estos relatos se consideran la fuente primigenia de cuentos después reelaborados por otros autores como 'La Cenicienta' o 'Rapunzel'.

Tráiler de 'El cuento de los cuentos'

A primera vista, 'El cuento de los cuentos' se sitúa en las antípodas del cine de denuncia realista que dio a conocer a Matteo Garrone internacionalmente. Lejos se encuentran estas fábulas de la Italia profunda sumida en la podredumbre de la corrupción de 'Gomorra' (2008) o abducida por la telerealidad berlusconiana de 'Reality' (2012). Sin embargo, en los inicios de su carrera Garrone había dejado patente su interés por el cine de mimbres fantásticos y un punto siniestros. En algunos de sus primeros largometrajes como 'L'imbalsamatore' (2002) y 'Primo amore' (2004) ya retrataba relaciones mórbidas y obsesivas no tan diferentes de las plasmadas en 'El cuento de los cuentos'.

Existe en esta película una clara voluntad de retornar a este lado oscuro de las leyendas populares, al origen de unas historias de raíz siniestra que luego serían convenientemente pulidas y azucaradas para el consumo de la población infantil. No hay personajes positivos a priori en 'El cuento de los cuentos', aunque todos se mueven por deseos comprensiblemente humanos. La reina que encarna Salma Hayek agotará todos los medios para conseguir el hijo que tanto desea, aunque ello acabe con la vida de su marido. El rey al que da vida Toby Jones siente más empatía por su mascota monstruosa que por la hija que rechaza un matrimonio impuesto. Al libertino que interpreta Vincent Cassel (encasillado ya en este tipo de personajes) no le interesa nada más que consumar sus deseos carnales.

A la hora de recuperar estos relatos en su esencia más primigenia y terrible también se descubre una sublectura política que Garrone no acaba de desarrollar. Las historias igualan por momentos el destino de los grandes monarcas con el del pueblo llano. Como recordando que el poder omnipotente solo estaba en manos de Dios, cada cuento muestra a un soberano persiguiendo un sueño que se le escapa y siendo castigado cuando recurre a las malas artes para conseguirlo.

El cuento de los cuentos también recuerda que los finales felices en que se produce una igualdad de clases a través de una historia de amor (el clásico happy end del príncipe rico casándose con la doncella pobre) son una invención moderna, ya que aquí toda ilusión de eliminar las fronteras sociales (los dos hermanos de diferente clase que ansían estar juntos, la lavandera que aspira mantener su relación con el rey...) acaba desbaratada de alguna manera u otra por la cruda realidad.

Garrone pone en escena estas tres historias en una obra que quiere ser al mismo tiempo barroca y siniestra, deslumbrante y oscura, hermosa y sórdida. La película encierra en ella misma cierta contradicción. Es una gran producción de lujo que sin embargo pretende reivindicar la acepción más bruta de los cuentos de hadas. Un film hablado en un inglés standard que se basa en una obra apreciada por su utilización vivaz del italiano vernáculo. Garrone quiere servir un bocado ancestral al gran público, con todos sus gustos grasientos y olores molestos, pero lo acaba esterilizando para facilitar su digestión. Por un lado, 'El cuento de los cuentos' resulta demasiado esteticista como para situarse en la misma liga que 'La trilogía de la vida' de Pasolini, donde el malogrado director también rescataba la literatura popular desvistiéndola de sus ropajes de domesticación burguesa.

Por otro lado, tampoco consigue apropiarse totalmente de las historias y otorgarles una idiosincrasia propia como por ejemplo lleva a cabo, guste o no, otro pergeñador de manierismos cinematográficos de raigambre literaria donde lo bello convive con lo obsceno como es Peter Greenaway. Aunque resulta apreciable esta concepción grandiosa del cuento de hadas adusto y sin final feliz, a la película de Garrone le acaba faltando una cierta personalidad.

Una reina rica y hermosa devora con ferocidad pantagruélica las entrañas gigantescas de una bestia. Espera así conseguir el embarazo que tanto anhela. Un príncipe libertino persigue con pasión a una vieja y ajada lavandera a la que nunca ha visto pero de cuya voz cristalina se ha enamorado. Un rey veterano se encapricha de una pulga a la que cuida y adiestra en secreto. Su hija, una joven princesa, es obligada a casarse con un ogro repugnante... El imaginario habitual de los cuentos de hadas, con sus monarcas luciendo galas ostentosas, sus castillos imposibles situados en parajes fuera del tiempo, sus virginales jóvenes de tez blanca y sus amores por encima de cualquier dictado social, se mezcla en 'El cuento de los cuentos' con los deseos siniestros, las obsesiones ocultas y los amores sórdidos en tres historias entrelazadas.

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