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Cine de sables entre visillos
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'The Assassin'

Cine de sables entre visillos

Con 'The Assassin', el taiwanés Hou Hsiao-hsien se apropia del cine histórico de artes marciales para regalarnos una de las exquisiteces cinematográficas del año

Foto: 'The Assassin'
'The Assassin'

El estreno de 'Tigre y dragón' en el año 2000 otorgó prestigio y popularidad al wuxia, un género hasta entonces apreciado solo por los seguidores más entusiastas del cine chino. Ang Lee redescubrió para la mayor parte del público occidental la espectacularidad de estas películas históricas de artes marciales. Después se apuntaron al éxito directores provenientes de la China continental como Zhang Yimou y Chen Kaige, que con 'La casa de las dagas voladoras' (2004) y 'La promesa' (2005) respectivamente consiguieron repuntar sus para entonces estancadas carreras, o el hongkonés Wong Kar-wai, que en 2008 reflotó en una versión redux su poco conocido wuxia 'Ashes of Time' (1994).

No es casualidad que el reconocimiento internacional del wuxia llegara de la mano de un director taiwanés asentado en Hollywood. Fue en esta isla independiente del gran gigante chino donde el género floreció en todo su esplendor durante los años sesenta del siglo pasado gracias a la productora de los Shaw Brothers, la principal factoría de cine de género de la época cuyo logo abre un film tan influenciado por estas películas como 'Kill Bill: Volumen 1' (2003) de Quentin Tarantino. Incluso otro autor taiwanés tan alejado de esta estética como Tsai Ming-liang rendía un homenaje a los cines de barrio donde los taiwaneses crecieron viendo wuxia en su radical 'Goodbye, Dragon Inn' (2003).

Con el boom de las cinematografías asiáticas que caracterizó la primera década del siglo XXI ya de baja, es otro de los grandes nombres el cine de autor taiwanés, Hou Hsiao-hsien, quien se acerca al género con 'The Assassin'. La noticia de que Hou iba a llevar a cabo uno de estos films resultó tan sorprendente como si nos anunciaran que Víctor Erice prepara una película de capa y espada. Él fue precisamente quien encabezó la llamada Nueva Ola de Cine Taiwanés, un movimiento de reacción, no solo cinematográfico, que en los años ochenta funcionó como revulsivo frente a las políticas represivas de la dictadura del Kuomintang.

La noticia de que Hou iba a llevar a cabo uno de estos films fue tan sorprendente como si nos anunciaran que Víctor Erice prepara una película de capa y espada

Con títulos como 'A City of Sadness' (1989) o 'El maestro de marionetas' (1993), Hou propugnó un cine en las antípodas del wuxia. Frente a la recreación escapista de un lejano periodo histórico, rescataba los acontecimientos más traumáticos del pasado reciente de Taiwán. A la ficción ilusoria de estas películas oponía un cine preocupado por la realidad circundante. En oposición a la espectacularidad y al dinamismo del género, moldeó un estilo propio donde se palpa el paso y el peso del tiempo. Así que la expectación ante 'The Assassin', el primer wuxia de un cineasta que había ingresado en el panteón de grandes nombres del cine contemporáneo por un tipo de películas totalmente diferentes, era máxima.

Sobriedad y exquisitez

Sobre el papel, 'The Assassin' cumple con todas las características del wuxia. La película tiene lugar en el siglo IX, durante la dinastía Tang, edad de oro de la cultura china. Hou recrea el periodo con sobriedad realista en las escenas exteriores y la misma exquisitez detallista en los interiores que caracterizaba a su anterior película de época 'Flowers of Shanghai' (1998).

La protagonista, Nie Yinniang, es una asesina a sueldo a la que su maestra ha enseñado todas las habilidades para convertirla en una experta en artes marciales y el manejo de las armas blancas. Nie Yinniang debe obediencia a su mentora, por lo que cumple sus encargos de eliminar a los gobernadores rebeldes al emperador. Cuando la asesina decide no acabar con uno de ellos por la presencia de un hijo, la maestra la enfrenta a un reto decisivo que pondrá a prueba su lealtad. Debe volver a su hogar y de allí matar a Tian Ji'an, otro mandatario insurrecto... y el primo con el que Nie Yinniang estuvo a punto de casarse años ha.

Dilucidar las enmarañadas relaciones familiares y políticas es frustrante, por lo que resulta más conveniente dejarse llevar por la capacidad hipnótica de las bellísimas imágenes

Pero Hou lleva a cabo una depuración máxima de los rasgos identificativos del género al que se adscribe 'The Assassin' hasta el punto de subvertirlos. Las escenas de acción, piedra angular del wuxia, están desprovistas de su espectacularidad acrobática (nada de espadachines saltando y manteniéndose suspendidos en el aire), observadas en algunos casos desde una distancia antiépica y reducidas al mínimo: la asesina actúa con la precisión minimal, veloz y cortante del filo de un sable rasgando el aire. El entramado narrativo, un mero esqueleto argumental sobre el que se levanta el film, resulta más críptico que explicativo. Intentar dilucidar las enmarañadas relaciones familiares y políticas entre los personajes no conduce a otra cosa que a la frustración, por lo que resulta más conveniente no preocuparse demasiado por ello y dejarse llevar por la capacidad hipnótica de las bellísimas imágenes y de su tempo interior.

Entre el deber y el amor

En cambio, pequeños detalles que en otros films de época no tendrían otra función que la meramente decorativa aquí adquieren una centralidad simbólica y plástica determinante. Objetos como el medallón de jade cobran esa dimensión de misterioso fetichismo que el hechicero del film confiere al muñeco de papel con el que practica su magia negra. Por no hablar de los continuos juegos de paralelismos y oposiciones entre los personaje (las dos hermanas gemelas, la maestra enfrentada a su discípula, la asesina y su némesis con máscara...) que ilustran el dilema nuclear de 'The Assassin': el enfrentamiento entre la obediencia institucional y las razones del propio corazón, entre el deber y el amor.

Porque dentro de esta miniatura cinematográfica de una belleza exquisita se esconde el retrato final de una mujer desplazada que se rebela contra aquello que le dictan para acabar tomando las riendas de su destino. Los intereses político-familiares impidieron que Nie Yinniang se casara y la condujeron al encierro junto a la monja-maestra que le enseña artes marciales para convertirla en una asesina a su servicio. La protagonista es consciente de que ya no hay espacio para ella en un hogar normal. Por eso cuando Hou la filma en interiores, la muestra agazapada en algún rincón o espiando entre los cortinajes.

Entre no obedecer a su mentora y traicionar sus convicciones, la protagonista opta por un camino propio que la aleja de cualquier atisbo de vida normal

Su mirada a la cotidianidad de otras casas entre los visillos podría responder a la actitud de una cazadora que acecha su presa. Pero adquiere la tonalidad de la mujer que se sabe marginada de este estilo de vida que contempla siempre desde la distancia. Es además la presencia de hijos lo que le impide a Nie Yinniang al menos en dos ocasiones matar a sus objetivos. Entre no obedecer a su mentora y traicionar sus propias convicciones, la protagonista opta por un camino propio que la aleja definitivamente de cualquier atisbo de vida normal.

La trayectoria de Nie Yinniang, heroína capaz de acabar con los malvados que se mueve siempre bordeando los límites de la civilización, recuerda a los de esos primeros antiheroes del western postclásico que salvaban la integridad de un hogar o un pueblo al que, sin embargo, nunca podrían pertenecer. Con su misma dignidad independiente, Nie Yinniang cabalga también hacia el horizonte.

El estreno de 'Tigre y dragón' en el año 2000 otorgó prestigio y popularidad al wuxia, un género hasta entonces apreciado solo por los seguidores más entusiastas del cine chino. Ang Lee redescubrió para la mayor parte del público occidental la espectacularidad de estas películas históricas de artes marciales. Después se apuntaron al éxito directores provenientes de la China continental como Zhang Yimou y Chen Kaige, que con 'La casa de las dagas voladoras' (2004) y 'La promesa' (2005) respectivamente consiguieron repuntar sus para entonces estancadas carreras, o el hongkonés Wong Kar-wai, que en 2008 reflotó en una versión redux su poco conocido wuxia 'Ashes of Time' (1994).

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