Es noticia
Raphael no consigue domar el circo de Álex de la Iglesia
  1. Cultura
  2. Cine
estreno de 'mi gran noche'

Raphael no consigue domar el circo de Álex de la Iglesia

La nueva película del cineasta vasco es una comedia sobre la grabación de un programa de Nochevieja y el duelo entre una antigua estrella de canción melódica y un ídolo de adolescentes

Foto: Raphael en 'Mi gran noche'
Raphael en 'Mi gran noche'

No hay nada que le guste más a Álex de la Iglesia que un buen clímax final. Sus películas siempre terminan con una explosión de locura, acción, violencia y con el lema de 'buscar el más difícil todavía'. El director se desata en sus desenlaces. Sólo hay que recordar la pelea en los cielos de Madrid en 'La comunidad', el trágico desenlace de 'Balada triste de trompeta' en pleno Valle de los caídos, o el aquelarre moderno con seres gigantes de 'Las brujas de Zugarramurdi'. Ahora llega 'Mi gran noche', con la que da un paso más allá al convertir toda su película en un eterno clímax. Imagínense que las películas citadas anteriormente empezaran con su escena final y fueran en un crescendo de desenfreno.

Hay que hilar muy fino para conseguir una hora y media de ritmo trepidante en la que siempre estén ocurriendo cosas y todas interesen por igual al espectador. Por desgracia De la Iglesia se queda a medias. Es un coitus interruptus en toda regla. Porque 'Mi gran noche' satura por exceso. A pesar de los gags, las frases lapidarias y la acción desmedida toco acaba cansando y hasta aburriendo.

Y eso que los mimbres para haber conseguido una gran comedia están ahí, con una idea de partida que le va como anillo al dedo. El contar los entresijos del rodaje de uno de esos programas de Nochevieja que se ruedan en octubre y que tienen a cientos de figurantes fingiendo que se lo pasan en grande, además de a decenas de estrellas que quieren aprovechar su momento de gloria en el escenario. Una oportunidad de oro para meter un dardo a la televisión más casposa y mostrar la rivalidad entre el electro latino y la canción melódica en una película que necesitaría tranquilizarse.

'Mi gran noche' se vende como la comedia con Raphael, pero el cantante (mucho más contenido que en cualquiera de sus actuaciones) es sólo uno de los 200 personajes que pueblan el filme. Todos con su trama, sus frases, sus momentos cómicos y cruzándose en este guateque cañí. La gafe, el regidor, el directivo de la cadena, los presentadores, los representantes, los técnicos, la madre, el figurante… Hay hasta hueco (hecho con mucha vaselina) para los ERE, las manifestaciones, los antidisturbios y la crítica social.

Está claro que Álex de la Iglesia quería un circo lleno de locura, pero al suyo le falta un domador, además de cortar unas cuantas (muchas) subtramas. Centrarse en sus mejores personajes hubiera venido muy bien. Porque dentro de 'Mi gran noche' hay una buena película, una muy buena incluso si se hubiera preferido por ese duelo entre Raphael/ Alphonso y Mario Casas/ Adanne (la versión paródica de David Bisbal). Una de esas peleas de egos y divismo que tanto gustan al director e incluso una oportunidad perdida para resarcirse de ese filme fallido que fue 'Muertos de risa'.

Y es que además Raphael y Casas están pletóricos. Cada dardo del cantante, desde esa aparición a lo Darth Vader, suena perfecto en su boca. La ironía con la que se toma su personaje es digna de admirar y se convierte en el verdadero centro gravitatorio del filme. A su lado un Mario Casas al que De la Iglesia descubrió como torbellino cómico en 'Las brujas de Zugarramurdi' y que aquí vuelve a reivindicarse con su latin lover particular.

'Mi gran noche' no deja respiro, divierte por momentos y vuelve a demostrar que a De la Iglesia le encanta jugar con fuego y dar un triple salto mortal. Un salto que se valora, pero en el que no clava la caída.

No hay nada que le guste más a Álex de la Iglesia que un buen clímax final. Sus películas siempre terminan con una explosión de locura, acción, violencia y con el lema de 'buscar el más difícil todavía'. El director se desata en sus desenlaces. Sólo hay que recordar la pelea en los cielos de Madrid en 'La comunidad', el trágico desenlace de 'Balada triste de trompeta' en pleno Valle de los caídos, o el aquelarre moderno con seres gigantes de 'Las brujas de Zugarramurdi'. Ahora llega 'Mi gran noche', con la que da un paso más allá al convertir toda su película en un eterno clímax. Imagínense que las películas citadas anteriormente empezaran con su escena final y fueran en un crescendo de desenfreno.

Críticas de cine Cine español
El redactor recomienda