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El regreso desganado de Amenábar
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El regreso desganado de Amenábar

La esperada vuelta del director de 'Los otros' (2001) tras seis años alejado de los rodajes es un fallido thriller sobre la paranoia y el miedo que inauguró el Festival de Cine de San Sebastián

Foto: Emma Watson y Alejandro Amenábar en el rodaje de 'Regresión'
Emma Watson y Alejandro Amenábar en el rodaje de 'Regresión'

'Regresión' lo tiene todo para estar bien: un buen tema (la paranoia y el miedo en los 90 en torno a las sectas satánicas), un director aplicado y la intención de hacer algo medianamente distinto. Pero no está bien. Es obvio que todas esas cosas están, y es muy tentador agarrarse a ellas para defenderla, pero una cosa es la teoría y otra la práctica. Y la nueva película de Alejandro Amenábar promete pero no da, tiene un buen concepto pero su ejecución es frustrante.

Como en su anterior 'Ágora' (2009), el director apuesta por una historia con interés, que probablemente le fascine, y alejada de las tendencias y de los topicazos de su género. 'Regresión' es bastante peculiar, no se ajusta al patrón del thriller y del terror 'mainstream' contemporáneos. Es una propuesta demodé en el buen sentido, sugerentemente atemporal y que remite a otros filmes (la influencia de 'En la boca del miedo', de John Carpenter, es obvia).

Hay en ella destellos ocasionales, sobre todo en determinadas decisiones de dirección, del indiscutible talento de Amenábar. Pero hasta ahí lo bueno. Los aciertos, sobre todo conceptuales, se pierden en una ejecución fallida.

Ambientada en Minnesota en 1990, Regresión sigue al detective Bruce Kenner (Ethan Hawke) en su investigación del caso de Angela Gray (Emma Watson), una adolescente que acusa a su padre de un crimen que podría estar conectado con una siniestra confabulación. Ese arranque da pie a Amenábar a una exploración de los mecanismos del miedo y de la paranoia, temas que ya ha tocado antes en su filmografía. Pero se acerca tanto a ellos como a la historia con desgana, con un tedio que probablemente parezca aun mayor porque ya hacía seis años de su anterior filme y su regreso prometía mucho.

A 'Regresión', cuya previsibilidad no sería un problema si Amenábar la equilibrara con otras cosas, le faltan muchos elementos para que su historia dé lo que promete. Le falta ritmo. Le falta tensión. Le falta misterio. Le faltan personajes, a lo que tampoco ayuda la floja interpretación de los actores: Hawke está histriónico y Watson hace lo que puede pero no da la edad del personaje. Le faltan momentos memorables. Y, sobre todo, le falta capacidad de inquietar, asustar y dar miedo, algo que pretende pero sólo consigue en las escenas en las que el director entra de lleno en el género, las que recrean la pesadilla.

Le falta todo eso, y le sobra texto y artificio. Al contrario que en otros filmes de Amenábar, en los que ese artificio era positivo y se amoldaba a la historia (el universo fantasmal de 'Los otros', la voluntariamente forzada sofisticación de 'Abre los ojos'), en 'Regresión' la puesta en escena tiene algo de trampantojo. Se ve todo el rato la tramoya, algo que marca una distancia insalvable entre el espectador y los personajes y sus acciones… Aunque tampoco es que haya demasiadas acciones, lo que no sería problema si la historia no las pidiera o si el texto fuera más atractivo. Pero no es el caso. La película encadena diálogos largos y triviales, entonados con solemnidad pero carentes de interés, trascendencia y misterio, y se sumerge en una monotonía y una languidez con las que no es nada fácil lidiar.

'Regresión' lo tiene todo para estar bien: un buen tema (la paranoia y el miedo en los 90 en torno a las sectas satánicas), un director aplicado y la intención de hacer algo medianamente distinto. Pero no está bien. Es obvio que todas esas cosas están, y es muy tentador agarrarse a ellas para defenderla, pero una cosa es la teoría y otra la práctica. Y la nueva película de Alejandro Amenábar promete pero no da, tiene un buen concepto pero su ejecución es frustrante.

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