Álex de la Iglesia: "Raphael es un icono de España y un emblema en mi vida"

Que levanten la mano los que en el último año no hayan cantado, tarareado o bailado en una boda Mi gran noche. La canción tiene un efecto hipnótico. Es escuchar eso de "Qué pasará, qué misterio habrá" y la gente se viene arriba. Raphael es mucho Raphael. Álex de la Iglesia lo sabe y, si ya tituló una de sus películas con una de sus canciones (Balada triste de trompeta), ahora se supera y se pone a los pies del cantante. Su nueva película se llama, de nuevo, como otro de sus éxitos. Por si fuera poco da al artista el personaje central de una comedia coral loca y frenética en torno a la grabación de un programa de nochevieja.

Raphael da vida a una estrella de la canción, lleno de ego y odio, con la única misión de ser el centro de atención de la velada. Canta hasta sus propias canciones, pero por si acaso De la Iglesia le cambia el nombre por el de Alphonso, también con 'Ph'. No vaya a ser que a algún espectador le dé por pensar que el cantante se interpreta a sí mismo y que está tarado.

Para el director de La comunidad Raphael es algo más que un mito, es “un emblema de mi vida”. “Es un icono de España. Queramos o no forma parte de nuestra forma de ver las cosas, de nuestros recuerdos y de nuestro futuro. Raphael es Raphael porque no mira al pasado, vive el presente”, cuenta De la Iglesia a El Confidencial.

El cantante vive una segunda juventud, con un disco sinfónico recién publicado, volviendo al cine después de décadas de ausencia y hasta siendo el cabeza de cartel de festivales de música indie como el Sonorama, algo que no extraña al realizador vasco que cree que esto siempre ha ocurrido, porque Raphael “siempre ha estado haciendo cosas raras, es vanguardista y siempre ha estado a la última”.

Raphael siempre ha estado haciendo cosas raras, es vanguardista y siempre ha estado a la última

Aunque en la película se muestre un duelo de divas de la canción, Alex de la Iglesia rechaza que en el mundo de la farándula haya más divismo que en otras profesiones, simplemente que en este caso “está personalizado”. “En nuestro mundo tiene un nombre, está conceptualizado, mientras que en el resto aunque es igual no se nombra así. Me imagino que en el mundo de la medicina o de los deportas habrá divos, pero nadie les llama así”, argumenta.

En este duelo cinematográfico y musical Raphael, o mejor su alter ego Alphonso, se efrenta a Adanne, un Mario Casas convertido en una suerte de David Bisbal. El cantante de toda la vida contra el ídolo de adolescentes. Escándalo contra Bombero, la versión del Torero de Chayanne que Alex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría se han sacado de la manga en uno de los puntos álgidos de la película. Para esta escena se estudió qué canción era la más representativa de este tipo de éxitos pachangueros. Tras descartar una versión de Ave María llamada Lobotomía se decantaron por la surrealista adaptación del clásico verbenero.

Raphael en la estrella de la muerte

Otra de las constantes en el mundo cinematográfico de Alex de la Iglesia es sus referencias a La guerra de las galaxias, desde ese vecino voyeur de La comunidad que se escondía en su casco de Darth Vader hasta ahora. En Mi gran noche presenta al personaje de Raphael como si fuera el villano del casco negro, pero el director tiene claro que no quiere que nadie lo llame guiño u homenaje, un término que le parece "espantoso". Por ello justifica su uso alegando dos funciones: “Primero, en cuanto le ves piensas en la Estrella de la muerte y en que él es Vader y los demás son rebedes encerrados. Y segundo, te coloca en una posición humorística y sin que haya abierto la boca ya sabes cómo es el personaje. Simplemente utilizo el cine como una fuente de información que complementa la historia. Me parece muy valioso. Tenemos una carga visual enorme y usarla me parece parte del lenguaje cinematográfico”, zanja el realizador.

A pesar de ser una comedia loca De la Iglesia introduce píldoras con mucha mala leche y crítica social que reconoce que han sido complicadas de encajar en la película. “Lo interesante es hablar de algo divirtiéndote, descontextualizándola y liberándola del peso de la realidad. Si esto fuera una película realista no tendría gracia y no sería visto con interés, pero al verlo con personajes histriónicos lo ves con más claridad”, explica.

No tienes ni idea de lo que cuesta levantar un proyecto, cada vez más, no sólo a mí, a todos

Mi gran noche llegará las sales el próximo 23 de octubre, y sólo unas semanas después se pondrá de nuevo detrás de las cámaras para rodar El bar, en la que repite con Mario Casas y Carmen Machi, a los que se ha unido José Sacristán. Un ritmo frenético que le confirman como un privilegiado dentro del mundo del cine español, aunque confiesa que cada vez le cuesta más encontrar la financiación para las películas: “No tienes ni idea de lo que cuesta levantar un proyecto, cada vez más, no sólo a mí, a todos. En este caso ha habido suerte y sobre todo muchísimas ganas de trabajar. Unas ganas locas”.

No es su único proyecto en elaboración, el director quiere volver a la televisión tras Plutón BRB Nero con una serie de terror de ocho episodios a la que quién sabe si llamará Qué sabe nadie para continuar rindiendo culto a Raphael.