Las películas caseras ocultas de Nixon
Un documental revisa la figura del presidente del Watergate mediante vídeos inéditos de sus asesores
Atención, pregunta: ¿Les dicen algo a ustedes los apellidos Hadelman, Ehrlichman y Chapin? No, ¿verdad? Pero si les digo que Hadelman, Ehrlichman y Chaplin era todos los hombres del presidente, empezaremos a entendernos. E inevitablemente pensarán ustedes en Richard Nixon y en el Watergate. Situémonos: Hadelman era el jefe de gabinete de Nixon, Ehrlichman el consejero de interior, y Chapin su asistente personal. Los tres acabaron en la cárcel por el Watergate. Hablamos de los fontaneros políticos más célebres de todos los tiempos. Hablamos también de tres grandes aficionados al cine casero.
Durante la investigación del Watergate, el FBI confiscó más de 500 rollos de Super 8 al trío de fontaneros. Películas que mostraban la trastienda íntima del mandato de Nixon. Películas que habían permanecido varias décadas en las entrañas de un edificio gubernamental, hasta que fueron recuperadas en el documental Our Nixon, de Penny Lane, proyectado en el Atlantida Film Fest en un ciclo sobre cine y propaganda.
El documental combina filmes caseros desconocidos con imágenes históricas de archivo, como el célebre discurso televisivo en el que Nixon apeló a la “mayoría silenciosa” que se oponía a los ruidosos y subversivos manifestantes anti Vietnam. Discurso acompañado en el filme por una grabación de Nixon y Hadelman analizando el impacto del mismo en caliente. Nixon confiesa no estar seguro de haberlo hecho bien por recurrir a un tono más “emocional” de lo habitual, pero Hadelman le tranquiliza: la prensa ha quedado encantada con el speech, según él.
Pero el morbo del documental lo dan las imágenes costumbristas del presidente: Nixon paseando por la playa en bañador, niños persiguiendo al Conejo de Pascua en los jardines de la Casa Blanca, etc. ¿Qué nos dicen estas imágenes sobre el aparato nixoniano?
Por un lado, la películas caseras permiten ver a Nixon en contextos cotidianos y desenfadados, el lado íntimo del presidente, Nixon sin máscara. Secuencias que, inevitablemente, dulcifican la imagen de un político que ha pasado a la historia como el rey del juego sucio, la mentira, la paranoia y la arbitrariedad.
Por otro lado, a medida que nos acercamos al momento decisivo, el Watergate, lo cotidiano va tornándose sombrío, y Our Nixon acaba desembocando en el oscuro túnel sin salida que mataría políticamente a Nixon.
El presidente ha pasado a la historia como el rey del juego sucio, la mentira, la paranoia y la arbitrariedad
Este contraste entre el Nixon íntimo y el Nixon maquiavélico es el punto fuerte de este documental ambivalente. Uno de los problemas de los acercamientos a Nixon es que, a veces, resultan un tanto caricaturescos: Nixon, el malvado perfecto. No, no es que Nixon sea una figura política a reivindicar, es que la democracia estadounidense parece utilizar a Nixon para lavar su conciencia. Como si su condición de único presidente que ha renunciado al cargo le convirtiera en el pin pan pun ideal: el resto de presidentes estadounidenses resplandecen a su lado.
Del Watergate a Camboya
De igual modo, el Watergate se usa habitualmente como demostración de que el sistema y la prensa estadounidense funcionan a pleno rendimiento democrático. Ahora bien: si en 225 años de historia de EEUU han pasado por la Casa Blanca 44 presidentes y solo ha caído uno por engañar deliberadamente al pueblo, igual no es una marca para sacar pecho. ¿O sí?
Mas contradicciones: ¿Es peor el Watergate que la participación de la CIA nixoniana en el golpe de Estado a Salvador Allende? ¿Tiene algún sentido que Nixon sea visto como un presidente malvado por financiar ilegalmente sus campañas en lugar de por arrasar Camboya durante la guerra de Vietnam? ¿Seguro? Recuerden: los aviones estadounidenses arrojaron más bombas sobre Camboya que las lanzadas por los aliados durante la II Guerra Mundial. Poca broma.
En definitiva: ¿La condena a Nixon por el Watergate no es como la condena a Al Capone por evasión fiscal?
Así que, bienvenida sea una película como Our Nixon, que al mostrar al Nixon humano le aleja de la caricatura monstruosa para mostrarnos a un presidente al desnudo. O el hombre capaz de todo para mantenerse en el poder; o sea, un político ambicioso y en apuros como otro cualquiera. O no.
Atención, pregunta: ¿Les dicen algo a ustedes los apellidos Hadelman, Ehrlichman y Chapin? No, ¿verdad? Pero si les digo que Hadelman, Ehrlichman y Chaplin era todos los hombres del presidente, empezaremos a entendernos. E inevitablemente pensarán ustedes en Richard Nixon y en el Watergate. Situémonos: Hadelman era el jefe de gabinete de Nixon, Ehrlichman el consejero de interior, y Chapin su asistente personal. Los tres acabaron en la cárcel por el Watergate. Hablamos de los fontaneros políticos más célebres de todos los tiempos. Hablamos también de tres grandes aficionados al cine casero.
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