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La animación quiere dejar de ser el “hijo bastardo” del cine español
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llega 'pos eso', un filme hecho con plastilina

La animación quiere dejar de ser el “hijo bastardo” del cine español

Una película en 'stop-motion', con humor para adultos y mucha sangre. Son las claves con las que Sam quiere reivindicar un cine maltratado en nuestro país a pesar del talento que tenemos

Un cura llamado Lenin con una madre republicana. Una folclórica viuda de un torerocon una criada llamada Gracita y un hijo poseído. Un obispo corrupto, racista y pedófilo. Y todo ello en una película de animación. Las cosas cambiany los dibujos ya no son sólo para niños. En España la industria ha dado en los últimos años un salto de calidad gracias a producciones como Tadeo Jones o Mortadelo y Filemón, pero también a francotiradores como Fernando Trueba e Ignacio Ferreras, que con Chico y Rita y Arrugas demostraron que la animación puedeser disfrutada por todo el mundo. A estos últimos se une ahora Sam, que tras cinco cortos (uno de ellos, Vicenta, fue nominado al Goya) estrena Pos eso, una comedia de terror cañí llena de referencias al cine de miedo, al humor más berlanguiano y todo aderezado con mucha sangre. Eso sí, en plastilina y stop-motion.

“En España hay una industria emergente, y si continuamos así será muy competitiva. Además, es una industria muy valiente. Hay que romper una lanza por aquellos que hacen filmes poco convencionales, con un público poco definido. Eso a los productores y a los distribuidores les cuesta entenderlo”, explica Sam a El Confidencial.

Todo este auge del sector no ha impedido que todavía existan prejuicios hacia la animación, incluso por parte de directores españoles, como recuerda el realizador de Pos eso: “Yo he llegado a escuchar a Garci decir que el cine de animación no es cine. Pues, señor Garci, si me está usted escuchando, váyase a la mismísima mierda”. Alto y claro.

Este despunte del sector no se corresponde con las ayudas estatales y el apoyo de los organismos. Un ejemplo: para conseguir los incentivos fiscales por hacer un filme hay que esperar a que se termine el rodaje. En el caso de una película de acción real es un periodo que puede ser de dos o tres meses, pero en un filme de animación ese tiempo puede ser superior a un año, por lo que el cobro de esa deducción se alarga en el tiempo, además de pertenecer muchas veces a dos periodos impositivos diferentes, complicando las gestiones.

'El cine de animación está maltratado porque si se quejan no sale en ningún sitio, pero si el que se queja es Javier Bardem sale en todos los medios'

El cine de animación está maltratado, es triste pero es verdad. Eso ocurre porque si los que se quejan son los de la animación no sale en ningún sitio, pero si el que se queja es Javier Bardem sale en todos los medios. Siempre se nos ha tratadono como al hijo pequeño, sino como al hijo bastardo. No se nos tiene en cuenta”, critica Sam, que recuerda que la animación no es un género, sino una técnica con la que se podría hacer “acción, comedia y hasta porno”.

Cinco segundos de película al día

El proceso de creación de una película de animación comienza mucho antes de encender las cámaras. Primero hay que diseñar cada personaje, cada decorado y cada detalle. En el caso de Pos eso, además, hay que construirlo en plastilina, buscar la ropa adecuada para cada uno, etc. Sam cuenta a este medio que luego el rodaje es muy similar a un filme de acción real, ya que hay que iluminar, buscar el atrezo y escoger el plano adecuado, pero en versión reducida.

Para captar el movimiento de cada figura hay que ir realizando pequeñas variaciones en cada personaje e ir fotografiando cada cambio. Luego al juntarlos la magia del cine y el funcionamiento de nuestros ojos crearán la sensación de acción. Para no tener que realizar todo el cuerpo en plastilina existen pequeños trucos, ya que el muñeco está completamente articulado por rodamientos a bolas para poder manipularlo y que se coloque en cualquier posición. Crear a Lenin, el cura del filme, puede llevar entre cinco y nueve semanas, y para los protagonistas tuvieron que realizarse varias versiones.

“Si hay movimiento de cámara hay que hacer 24 movimientos por cada segundo, y si no se mueve, 12.Un animador hace al día hace cinco segundos de película, lo que quiere decir 25 segundos a la semana. Es decir, no se llega a dos minutos al mes”, explica Sam sobre el proceso de creación de la película.

'Un animador hace al día cinco segundos de película. Lo que quiere decir 25 segundos a la semana. Es decir no se llega a dos minutos al mes'

Uno de los elementos más llamativos de Pos eso es su ácida crítica al famoseo y los programas de corazón que reinan en la televisión actualmente. Sam se atreve a decapitar a una réplica de Belén Esteban como venganza contra toda esta “gentuza”. “Estoy en contra de que estos señores sean los abanderados de la cultura. Se permiten el lujo de opinar sobre cómo tenemos que vivir y para mí ha sido un gran lujo poder matarlos”, añade jocoso. El filme tiene los cameos en forma de plastilina de figuras como Carlos Jesús, Torbe o hasta Gracita Morales.

Para dar voz a todas estas figuras el realizador ha tenido la suerte de contar con los mejores actores cómicos del país: Anabel Alonso, Santiago Segura, Josema Yuste yCarlos Areces se convierten durante hora y media en muñecos animados para revolucionar la animación española.

Un cura llamado Lenin con una madre republicana. Una folclórica viuda de un torerocon una criada llamada Gracita y un hijo poseído. Un obispo corrupto, racista y pedófilo. Y todo ello en una película de animación. Las cosas cambiany los dibujos ya no son sólo para niños. En España la industria ha dado en los últimos años un salto de calidad gracias a producciones como Tadeo Jones o Mortadelo y Filemón, pero también a francotiradores como Fernando Trueba e Ignacio Ferreras, que con Chico y Rita y Arrugas demostraron que la animación puedeser disfrutada por todo el mundo. A estos últimos se une ahora Sam, que tras cinco cortos (uno de ellos, Vicenta, fue nominado al Goya) estrena Pos eso, una comedia de terror cañí llena de referencias al cine de miedo, al humor más berlanguiano y todo aderezado con mucha sangre. Eso sí, en plastilina y stop-motion.

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