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Russell Crowe acude al rescate de la memoria histórica australiana
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dirige su ópera prima, 'el maestro del agua'

Russell Crowe acude al rescate de la memoria histórica australiana

Se cumplen 100 años de la batalla de Galípoli y el actor neozelandés presenta su primera película para intentar dar el punto de vista de los turcos en el conflicto, que el cine había ignorado

Foto: Russel Crowe estrena su primera película como director (Reuters)
Russel Crowe estrena su primera película como director (Reuters)

Hace 100 años tenía lugar una de las batallas más sangrientas de la Primera Guerra Mundial. La de Galípoli. La finalidad era tomar Estambul, ciudad clave del imperio otomano y provocar así su caída. En este baño de sangre tomaron parte muchos australianos y neozelandeses que acudieron junto al imperio británico en combate y que significaron más de 8.000 bajas. En honor a ellos Australia dedica el 25 de abril a recordar a las víctimas. Este cruel acontecimiento de la guerra no ha sido muy popular en el cine norteamericano. Han tenido que ser cineastas unidos históricamente a la tragedia los que hayan tomado las riendas de producciones que hablaran de esta batalla.

Peter Weir lo hizo en 1981 con Gallipoli, y ahora Russell Crowe sigue sus pasos con El maestro del agua, su primer largo de ficción que relata la historia de un padre que busca los cuerpos de sus hijos, neozelandeses dados por muertos en combate. Cuando leyó el guion del filme, Crowe tuvo una respuesta que no esperaba. No era la de un actor deseoso de conseguir el papel protagonista, era algo más. La necesidad de contarla él. “No estaba buscando dirigir. Había hecho cinco películas seguidas, tengo dos hijos y me estaba separando de mi mujer. Pero surgió. Había una voz que me decía que tenía que hacerme cargo de esta historia y que podía abordar las sombras que había en ella”, explica el actor.

Para Crowe, El maestro del agua tiene un punto de vista único que la hacía muy interesante, ya que “los australianos y los neozelandeses nunca han visto el lado de los turcos”. No quería que se cayera en clichés ni en “las explicaciones que siempre se han dado de esa batalla”. Crowe no es un novato en la dirección. Ya se había encargado de tres documentales y varios videoclips. Para poner en marcha el proyecto optó por una forma independiente, alejado de los grandes estudios de Hollywood pese a la seguridad financiera que ofrecen. “No quería que entrara en el set un señor con traje y me dijera qué podemos hacer y qué no porque trabaja para la productora”, justifica Crowe.

La película es un canto antibelicista que termina con una dedicatoria a todas las víctimas sin nombre que no pudieron ser identificadas y tener un entierro en condiciones. Suena familiar. Crowe ha revisitado la historia más dolorosa de su país y ha creído en el cine para enseñársela a la gente. Sólo conociendo nuestra historia evitaremos que se repita, dicen muchos, pero Russell Crowe no es uno de ellos. El actor se muestra pesimista sobre nuestros gobernantes, y cree que estamos cometiendo los mismos errores del pasado.

“Es algo que me desespera. Hace cien años de aquella batalla, pero miras ahora y los mismos países están involucrados en conflictos armados en lugares que antes eran parte del imperio otomano. Pienso que si pudiéramos traer a la vida a uno de esos jóvenes que murió en esa guerra estaría muy decepcionado de que cien años después estemos haciendo lo mismo”, critica el actor, que aun así cree que hay que seguir luchando para que no vuelvan a ocurrir estas tragedias, y eso se consigue poniendo “la verdad de cara a la gente”.

Una vez tuvo claro que él sería el encargado de dirigir a película, Russell Crowe comenzó con el proceso de investigación. Allí se dio cuenta de que nada era cómo se lo habían contado y que la realidad es mucho más cruel que la ficción. “Siempre había leído que fue una guerra de trincheras, con valores antiguos y que se luchaba cuando había un aviso. Entonces salían y se disparaban. Pero descubrí que era mucho más violento y menos honroso. Sólo habíamos visto la superficie de la verdad. Nos gusta enseñar el heroísmo, pero en realidad es mucho más desagradable. Por eso he realizado una película que es orgullosamente antibélica. Eso es una responsabilidad que tienes cuando haces este tipo de historias”, comenta el intérprete que logró la fama y el Oscar por su papel en Gladiador, de Ridley Scott.

placeholder Russell Crowe en un fotograma de 'El maestro del agua'

Russell Crowe se tomó el proyecto de una forma tan personal que incluso hizo el mismo viaje que los soldados australianos en 1915. Cogió un barco por el mar Egeo hasta el lugar donde tuvo la batalla y pudo rescatar detalles que luego quiso plasmar en su película: “El sol brilla mucho sobre esa playa, así que cualquier cosa de metal deslumbraba muchísimo, por lo que era muy fácil dispararles”, cuenta como anécdota Crowe, que se muestra en todo momento muy accesible, pese a todas las leyendas negras que circulan sobre su mal humor.

Incluso es capaz de relajarse y dejar de hablar de su película para explicar cómo el Real Madrid le ha regalado una camiseta y le ha paseado por el Bernabéu. Sólo había un fallo. Crowe, fanático del fútbol y dueño de un equipo, es del Barça.

Hace 100 años tenía lugar una de las batallas más sangrientas de la Primera Guerra Mundial. La de Galípoli. La finalidad era tomar Estambul, ciudad clave del imperio otomano y provocar así su caída. En este baño de sangre tomaron parte muchos australianos y neozelandeses que acudieron junto al imperio británico en combate y que significaron más de 8.000 bajas. En honor a ellos Australia dedica el 25 de abril a recordar a las víctimas. Este cruel acontecimiento de la guerra no ha sido muy popular en el cine norteamericano. Han tenido que ser cineastas unidos históricamente a la tragedia los que hayan tomado las riendas de producciones que hablaran de esta batalla.

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