¿A quién votamos los del cine?

Estamos en tiempos de elecciones. Municipales, autonómicas y generales. Se hacen encuestas y estudios. Se analizan las tendencias del futuro voto por regiones, por edades e incluso por actividades profesionales.

En la Academia de Cine no ha hecho falta votar. Sólo se ha presentado Antonio Resines y será proclamado presidente sin necesidad de campaña, de promesas ni de pactos. Le deseamos paciencia, buen hacer y suerte con nuestro agradecimiento por delante por haber tenido la valentía y la generosidad de aceptar el reto. Ser presidente de esta Institución no es ese oscuro objeto de deseo como en las otras, en las de todos; las que marcan la vida de los ciudadanos.

Nosotros queremos entrar en el ruedo para tratar de deshacer un malentendido: existe en parte de la ciudadanía española la impresión de que la gente del cine vota mayoritariamente a los partidos de izquierdas.

Esto es especialmente notorio desde las manifestaciones contra la Guerra de Irak–por cierto según todas las encuestas el 90% de los españoles estaba en contra, como no podía ser de otra manera–y sobre todo por oponerse ala presencia militar española en ese territorio. Producto de la monótona repetición de fotos y opiniones sueltas en los medios.

A nosotros nos consta que nuestro colectivo es tan plural como lo es el resto de la sociedad española. Por ejemplo, los actores, que tienen una gran cultura política, se adornan con el mismo pluralismo político que los espectadores.

No todos somos Bardem

No se trata de hablar de los adalides de una u otra tendencia, desde Javier Bardem a Arturo Fernández, o desde Norma Duval a Concha Velasco, sino de la inmensa mayoría en la que hay socialistas de todas las gamas, ácratas, independentistas, liberales y apolíticos. Sobre todo apolíticos.

Quizá en este momento se podría pensar que los representantes del Partido Popular sienten cierto rechazo a asistir a estrenos de cine, teatro y otros actos culturales. Por contra, en estos meses, los representantes del Partido Socialista e Izquierda Unidasuelen estar presentes en las alfombras rojas de todos estos eventos. Por no hablar de los movimientos emergentes. Se puede haber creado la falsa impresión de una cierta connivencia entre gentes de la Cultura y la izquierda.

Probablemente es una simplificación producida por el clima electoral. Además, todos sabemos cómo los medios sesgan la información dependiendo de su color para manipular y sacar de contexto declaraciones de gente de nuestra profesión. ¿Por qué los artistas? Probablemente porque somos, perdón, son más guapos.

Que los partidos políticos –especialmente cuando alcanzan el poder–abandonen la Cultura no debería determinar que las gentes de la cultura abandonen su juicio sobre los que nos gobiernan.

Es incomprensible para muchos de nosotros que se nos etiquete y se generalice a la hora de encuadrarnos en opciones políticas. Es como si se dijese que todos los actores (o los notarios) son gais sólo porque algunos son dados al exhibicionismo y la jarana, a lo que suelen ser aficionados los artistas (y también los notarios). Aunque no lo son más que los forofos del Barça, Betis o Atlético de Madrid. Los gais no ocultan su tendencia, al igual que los entusiastas de esos equiposno ocultan sus pasiones futbolísticas.

Naturalmente, es más grave cuando la generalización es ideológica.

Cerezo, uno de los más importantes empresarios del sector audiovisual, ni es gay ni de izquierdas, aunque tampoco sabemos cuánto de derechas es

Enrique Cerezo es uno de los más importantes empresarios del sector audiovisual, se exhibe en su palco del Atlético con las más diversas personalidades, pero ni es gay ni de izquierdas, aunque tampoco sabemos cuánto de derechas es. Lo que sí podemos asegurar es que si alguna vez la nueva Falange Laica tiene influencia en la gobernación del país, esta será recibida en ese mismo palco por Cerezo.

Ocurre, también a menudo, que, en las grandes manifestaciones, los organizadores empujan y los fotógrafos buscan a los famosos hasta colocarlos en la primera fila. A la cabecera de la manifestación, porque hay una historia de amor oculta entre celebridades y fotógrafos.

En el cine como en la vida, los que tienen más dinero suelen ser conservadores y votan en consecuencia. Los jóvenes, especialmente los que tienen menos recursos, suelen ser partidarios de aquellos que prometen quitarles algo a los ricos, para dárselo a ellos. Igual que los empleados de la banca, grandes almacenes, farmacias, enfermeras, etc. ¿O todos los fontaneros y taxistas votan a las izquierdas y los pilotos de líneas aéreas y los arquitectos a las derechas?

En serio, los del cine tenemos tendencias políticas para todos los gustos. ¿Qué podemos aconsejar a los bien pensantes que opinan que los artistas no deben meterse en política, porque sirven de mal ejemplo y tal y cual? Pues muy sencillo: tengamos a los cómicos empleados todo el tiempo, haciendo cine, teatro y televisión, que son sus verdaderas pasiones. Así no darán guerra.

Continuará...