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Torbe, el rey del porno quiere cambiar de vida
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Torbe, el rey del porno quiere cambiar de vida

Visita nocturna al rodaje de la primera cinta convencional de Torbe: la comedia torrentiniana ‘Putero y yo’. El exitoso emprendedor pornográfico planea retirarse

Se abre el telón y aparece un bilbaíno del Opus Dei perdiendo los papeles en un puticlub. “La culpa es de mi cuñao, que me ha liao", alega. ¿Cómo se llama la película? Putero y yo. Dirige, produce e interpreta (al cuñado crápula) el rey del porno cañí: Torbe. ¿Qué puede salir mal?

Pese a que es inevitable imaginar dantescas escenas sexuales cuando uno asocia los conceptos “Torbe” y “Putero y yo”, las cosas no son lo que parecen esta vez. Torbe, nacido como Natxo Allende en el Portugalete de 1969, da un giro dramático a su carrera con este filme, en el que no ha recurrido a profesionales del sexo, sino del cine.

La comedia torrentiniana Putero y yo no sólo es su primera cinta no pornográfica, sino que apunta alto: Torbe quiere, por un lado, dinamitar el cine español; y, por el otro, escapar del porno. ¿Quién da más?

Silencio, se rueda

Son las 0:30 horas del martes 17 de marzo y estamos en un club madrileño de dos plantas reconvertido en puticlub para la ocasión. El equipo de unas 30 personas que trabaja en Putero y yo -quince días de rodaje y 150.000 euros de presupuesto (sin subvenciones)- trata de rematar una escena en la que Torbe (el actor), su cuñado del Opus y un taxista explican a tres prostitutas cómo han ido a parar ahí. Toma buena. Parada para preparar la siguiente. La noche es joven: el día anterior acabaron de rodar a las 8 de la mañana.

Torbe baja al piso de abajo, pide un vaso de agua y se sienta con El Confidencial en un sofá ocupado por una muñeca hinchable. En efecto: empezamos bien.

Putero y yo será un filme “friki, políticamente incorrecto y de humor grueso”, suelta Torbe en una demostración de que la mejor defensa es un buen ataque: en su boca “grueso” deja de ser calificativo despectivo para convertirse en elogio.

“Yo hacía cortos y cómics, pero el mundo del porno me desvió del camino. Estuve quince años metiendo la puntita y conseguí independencia y vivir una vida loca. Ahora quiero retomar el cine”, explica. Atención al desliz freudiano: Torbe habla en pasado de su paso por el porno (y eso que, para tener tiempo para rodar Putero y yo, pasó varias semanas produciendo frenéticamente cortos porno para dejar repleta su nevera digital). He aquí la pregunta del millón: ¿Sí Putero y yo triunfa dejará usted la pornografía? “Sí”. Bien. Antes de que sus fans comiencen a cortarse las venas y arrojarse por las ventanas, escuchemos qué ocurre ahora mismo dentro de la cabeza de Torbe.

“El porno me dio dinero y autonomía. Si el cine me da otras cosas, dejaré el porno. Tengo la corazonada de que estoy iniciando una nueva etapa. La hora del cambio de chip”, confiesa.

Torbe se ha cansado del porno. ¿Qué va a ser lo siguiente? ¿Rajoy diciendo que le hastía la política? ¿Cristiano Ronaldo dejando a un compañero tirar un penalti porque le aburre la competición? Dios mío: ¿qué nos está pasando?

'Si el cine me da otras cosas, dejaré el porno. Es la hora del cambio de chip'

Lo que le pasa a Torbe suena a canción de Hüsker Dü: It's not funny anymore. O cuando el porno (léase el negocio del porno) ya no es divertido. ¡Y eso sí que no! Habemus drama.

“Yo me metí en el porno para follar y divertirme, pero el negocio creció, y acabó convirtiéndose en algo estresante y agobiante. Ya me he quemado”, zanja.

Torbe era un chaval que malvivía en el Bilbao de los años noventa. Salió de “pobre” en los albores de internet: pasó de bloguero sexual (1996) a empresario guerrillero de porno digital (1999).

'Me metí en el porno para follar y divertirme, pero el negocio me ha quemado'

La entrada en el siglo XXI forjó el mito de Torbe: el creador de la página Putalocura.com (enlace a contenido pornográfico), el emprendedor macarra que reinventó el negocio del porno en España a golpe de humor cutre-freak y reducción de costes (aprovechando la crisis), el hombre hecho a sí mismo que pasó de pobre a facturar millones, el protagonista de polémicas, juicios y escándalos. Al margen de lo que uno opine sobre la fachada moral de su negociado, he aquí un innovador capitalista de libro (escuela Hugh Hefner).

A tumba abierta

Todos conocemos la leyenda de esos actores de raza dispuestos a todo para preparar un papel; capaces de adelgazar sesenta kilos y pasarse meses confinados en una jaula (y bebiendo su propia orina) para meterse en la piel de un prisionero del Vietcong (por ejemplo). Pues bien: Torbe ha ido un paso más allá para mutar en director de cine español… En su cruzada por transformarse en un cineasta serio, emprendió uno de los experimentos cinéfilos más kamikazes de todo los tiempos: verse las 107 películas producidas por el cine español en 2014. Titánico no, lo siguiente. “Las he visto en cuatro meses. Ha sido una experiencia terrorífica”, rememora con sorna.

Torbe salva de la quema trece películas -entre ellas: Magical Girl, La isla mínima, Relatos salvajes, Ocho apellidos vascos, Gente en sitios y Torrente 5- pero tritura a las demás, a las que clasifica en temáticas tan pintorescas como Películas que parecen obras de teatro, Comedias que no hacen reír, Películas de miedo que no dan miedo, dan risa, Pajas mentales o Películas subvencionadas por Comunidades Autónomas. En dos palabras: haciendo amigos.

“Esta es una de las realidades del cine español, los que votan las películas no se las ven. Yo llevo varias semanas viéndolas todas, y os puedo decir, a bote pronto, que el nivel es bajísimo/malísimo. Muchas rozan lo insoportable. Vamos, que verlas se convierte en una tortura china”, escribió en su blog coincidiendo con la gala de los Goya.

El director califica de 'terrorífico' su último experimento: ver las últimas cien películas del cine español

“Hay dos tipos de comedia española: Torrente, que hace un humor personal, y el resto: un humor de andar por casa, parecido al de las series de Telecinco y Antena 3, que a mí personalmente no me hace gracia, un humor simpático, de sonrisa; yo aspiro al humor de carcajada, no de sonrisita, y al mismo tiempo quiero provocar y polemizar”, razona el director, que cree que Putero y yo será una comedia “inclasificable” porque no tendrá "historia de amor".

No sabemos si Putero y yo sacará a Torbe del porno, pero sí que la tradición cómica reivindicada por el autor, que va de Pajares y Esteso a Torrente, ha generado algunos de los mayores taquillazos de la historia del cine español.

A Torbe, de hecho, le pasa un poco como a Santiago Segura: puede hacer más o menos gracia, pero transpira chascarrillo casi sin darse cuenta. Atentos: al finalizar la entrevista, saca el móvil para enseñar su artículo sobre las 107 películas del cine español. Se mete en su web… y se vuelve tarumba para encontrarlo. Normal: en su página hay tantas ventanitas de mujeres en cueros que sortearlas sin abrirlas se convierte en un imposible. “¡Joder con los putos móviles!”, espeta el gurú del porno digital en modo de comedia involuntaria.

Se abre el telón y aparece un bilbaíno del Opus Dei perdiendo los papeles en un puticlub. “La culpa es de mi cuñao, que me ha liao", alega. ¿Cómo se llama la película? Putero y yo. Dirige, produce e interpreta (al cuñado crápula) el rey del porno cañí: Torbe. ¿Qué puede salir mal?

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