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Los Globos reivindican a los perdedores

Los Globos de Oro premian a dos directores que a pesar de sus consolidas filmografías han sido siempre olvidados por los premios más importantes

Foto: Richard Linklater posa con su Globo de Oro al Mejor director por 'Boyhood' (Reuters)poses backstage with his award for best director - motion picture for "boyhood" at the 72nd golden globe awards in beverly hills
Richard Linklater posa con su Globo de Oro al Mejor director por 'Boyhood' (Reuters)poses backstage with his award for best director - motion picture for "boyhood" at the 72nd golden globe awards in beverly hills

Para presentar el vídeo de la ganadora, Boyhood, en la gala de los Globos de Oro, el elegido fue Jack Black. El actor aprovechó su minuto más que para alabar al filme de Richard Linklater para tirar de las orejas a todo Hollywood. Black les recordaba que el director no había pasado 12 años encerrado rodando este filme, sino que desde su ópera prima es una de las voces más personales de la industria. Una voz que hasta ahora los premios habían decidido ignorar.

Richard Linklater debutó en 1988, y desde entonces ha entregado un puñado de filmes imprescindibles. Entre ellos la trilogía formada por Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes del anochecer; la comedia negra Bernie o experimentos como las animadas Waking life y A scanner darkly.

Daba lo mismo el género, las críticas, el entusiasmo generalizado… los premios siempre han odiado al director. Hasta este año los Globos de Oro nunca le habían nominado. Ha tenido que venir con su proyecto épico, Boyhood, para dar un puñetazo sobre la mesa y hacerse ver. Ayer Linklater se consagró en Hollywood y demostró que este era el año en el que los eternos perdedores se reivindicaban.

Algo que confirmaba el premio sorpresa de la noche, el de Mejor comedia para El gran hotel Budapest, de Wes Anderson. Otro director de culto que ha tenido que sudar hasta que los premios se han acordado de él. En toda su carrera dos nominaciones en los Globos: Mejor comedia para Moonrise Kingdom y Mejor película de animación para Fantástico Sr. Fox. Por supuesto ninguna ganó.

Ni una mención como guionista y realizador de filmes tan personales como Los Tenembaums o Viaje a Darjeeling. Ayer la Asociación de Prensa Extranjera puso fin a la mala racha y elevó a Anderson como uno de los grandes directores actuales.

Dos eternos perdedores, como muchos de sus personajes, que vencieron frente a pesos pesados de la industria, como David Fincher, o a directores muy queridos por los premios, como Alejandro González Iñárritu.

La próxima prueba de fuego será este jueves, cuando se anuncien los nominados a los premios Oscar. Tanto Linklater como Anderson son siempre ignorados por la Academia de Hollywood. Como mucho han logrado ser mencionados en categorías como Mejor guion, pero nunca como realizadores ni en la categoría reina: Mejor película.

Boyhood lo tiene todo a su favor, pero muchos desconfían de El gran hotel Budapest. Además las votaciones para los premios se cerraron días antes de que los Globos se entregaran, por lo que su influencia será nula.

Eternos nominados, eternos derrotados

Los Globos de Oro no sólo se acordaron de Linklater y Anderson. Julianne Moore, que acumulaba nueve nominaciones y un solo premio en las categorías dedicadas a la televisión, fue por fin reconocida como la Mejor actriz del año por Still Alice.

Ni por Boogie Nights, ni por Magnolia, ni por Las horas… la pelirroja nunca había conseguido levantar el premio. Ni tampoco el Oscar, siendo una de las eternas derrotadas con cuatro nominaciones.

Patricia Arquette ha tenido que esperar también a su cuarta candidatura para ganar el premio, y las otras tres fueron por la serie Medium. Es cierto que la actriz ha tenido una carrera de lo más irregular, pero ha protagonizado al menos tres filmes míticos: Amor a quemarropa (Tony Scott), Ed Wood (Tim Burton) y Carretera perdida (David Lynch). Ninguno fue suficiente para que los premios de Hollywood se acordaran de ella.

También J.K Simmons ha tenido que esperar casi veinte años para que se le reconozca como lo que es: uno de los secundarios de lujo de Hollywood. En taquillazos como Spider-Man o cine indie como Juno, Simmons siempre ha aportado su oficio pasando desapercibido.

Su papel de profesor maniaco obsesionado con la perfección es imposible de ignorar y en su primera nominación ha logrado el Globo de Oro y es uno de los Oscar más cantados del año.

Abajo los poderosos

Tanta reivindicación de los eternos olvidados hizo que la gala se convirtiera en una pesadilla para directores y productores acostumbrados a ganar. Empezando por los Hermanos Weinstein, que han visto como su filme hecho por, y para, los Oscar, Descifrando a Enigma, se ha ido de vacío. Ni siquiera la gran actuación de Benedict Cumberbatch ha sido reconocida.

Un fracaso para unos productores que saben cómo robar el corazón de los votantes, como se ha visto en los últimos años con películas como El discurso del rey o The artist.

También Disney mordió el polvo con su musical Into the Woods, basado en la obra de Stephen Sondheim y que hace meses todo el mundo daba como favorita. Los Globos de Oro aman los musicales (nominaron una horterada como Burlesque), y al frente estaba otro de sus niños mimados Rob Marshall. El director que triunfó con dos de sus musicales, Chicago y Nine, no ha podido ganar por tercera vez y se vio derrotado por Wes Anderson.

La victoria de Anderson hizo morder el polvo a otro favorito: Alejandro González Iñárritu. El mexicano ya sabe lo que es triunfar en los Globos de Oro, ya que ganó el premio al Mejor filme dramático con Babel, pero este año no tenía nada que hacer. Los Globos de Oro fueron para los perdedores, que subieron al escenario para que por fin todo el mundo les conozca.

Para presentar el vídeo de la ganadora, Boyhood, en la gala de los Globos de Oro, el elegido fue Jack Black. El actor aprovechó su minuto más que para alabar al filme de Richard Linklater para tirar de las orejas a todo Hollywood. Black les recordaba que el director no había pasado 12 años encerrado rodando este filme, sino que desde su ópera prima es una de las voces más personales de la industria. Una voz que hasta ahora los premios habían decidido ignorar.