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Un cierre decepcionante para la saga 'REC'
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Un cierre decepcionante para la saga 'REC'

Con REC 4: Apocalipsis, Jaume Balagueró pone fin a una de las sagas más exitosas y al mismo tiempo personales del reciente cine de terror con

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Con REC 4: Apocalipsis, Jaume Balagueró pone fin a una de las sagas más exitosas y al mismo tiempo personales del reciente cine de terror con la película más insípida y convencional de la tetralogía. Las dos primeras entregas, confirmadas por Balagueró y Paco Plaza, mantenían una clara continuidad narrativa y conceptual además de situarse en una misma localización: un bloque de pisos afectado por una epidemia infecciosa. En los dos films posteriores los cineastas han rodado por separado y de manera más libre, como si cada uno ofreciera su particular cierre al tándem inicial que nació como un proyecto colectivo sin pretensiones y acabó agitando el panorama del género en nuestro país.

En REC 3: Génesis, Plaza se desmarcaba de buena parte de las propuestas de los títulos iniciales para celebrar el terror de una manera más lúdica y cómica. En ese tercer episodio, la actriz Manuela Velasco cedía el protagonismo a una Leticia Dolera que se desvelaba como una espléndida scream queen. En esta última película, Balagueró recupera a la atribulada periodista Ángela Vidal, aquí presunta portadora del ente que dio lugar a la epidemia originaria.

Aunque se sitúa lejos del edificio de la Rambla de Catalunya de Barcelona donde se propagaba inicialmente el virus, REC 4, recupera el concepto, que no tenía tanto peso en REC 3, de encerrar la acción en un escenario claustrofóbico y aislado. Una idea que de hecho ya era recurrente en la filmografía de Balagueró en solitario. En Los sin nombre (1999), Darkness (2002) o Frágiles (2005), los escenarios cobraban un protagonismo más allá de la mera localización. Y en Mientras duermes (2010), el título que rodó justo antes del que ahora nos ocupa, Balagueró exploraba todavía más a fondo las posibilidades del thriller psicológico ambientado en un único espacio.

Aunque actualice algunas premisas del film inaugural en otro contexto, REC 4 representa una regresión respecto a ciertas inercias del cine de género que las primeras REC habían conseguido dejar atrás. En su momento, Paco Plaza y Jaume Balagueró aprovecharon la falta de presión que supone trabajar con presupuestos escasos para dar rienda suelta a su creatividad y a las posibilidades que ofrecían las nuevas cámaras digitales. De esta manera, REC supo convertir su propio dispositivo, el hecho de que el film estuviera grabado por una cámara que forma parte de la acción, en uno de sus atractivos principales. Consiguió entroncar con toda una tradición dentro del género y al mismo tiempo resultar plenamente contemporánea. Desde entonces, el falso punto de vista documental en el cine del terror se ha convertido en opción más que recurrente hasta el punto que Balagueró ha renunciado a utilizarlo en la última REC por considerarlo sobreexplotado.

Y, al contrario que otras obras de la misma productora, Filmax, que apostaban por la deslocalización como supuesta manera de alcanzar los mercados globales, REC se situaba en un rincón muy concreto de Barcelona para retratar una comunidad de vecinos fácilmente identificable.

REC 4 renuncia a la innovación formal para decantarse por una puesta en escena tan correcta como insulsa. Aunque el film asuma sin vergüenza su condición de serie B, no explota las posibilidades que le ofrece este terreno tan propicio para la heterodoxia. REC 4 resulta excesivamente comedida en todos sus aspectos. No hay una celebración de la vertiente más gore del género, de forma que ni tan siquiera ofrece a los fans del terror las típicas secuencias de desafuero sangriento donde relamerse. Tampoco se exploran las posibilidades transgresoras del argumento hasta el punto que ni el personaje que ejerce de freak oficial traspasa los límites de la corrección política.

En cambio adolece de algunos de los problemas más enojosos de ciertas películas de serie B: una trama que avanza por los caminos más trillados, un elenco de secundarios con ciertas carencias interpretativas, un guion meramente enunciativo donde los personajes explican en voz alta aquello que están a punto de ejecutar...

En REC 4 también se echa en falta uno de los rasgos más destacables de la saga: el sentido del humor. Las dos primeras entregas destacaron por saber darle una vuelta de tuerca a la comedia costumbrista tan popular por nuestros lares. El primer film, por ejemplo, funcionaba como el reverso irónico y terrorífico de propuestas tipo Aquí no hay quien viva. Aunque intente introducir cierta comicidad a través de algún personaje secundario, REC 4 también se toma demasiado en serio a sí misma en este aspecto.

A pesar de que una escena en la parte final deje las puertas abiertas a una posible continuación de esta serie fílmica, REC 4 muestra claros indicios de que el proyecto iniciado por Balagueró y Plaza ya no da para grabar mucho más.

REC 4

Dirección: Jaume Balagueró

Género: Terror

Nacionalidad: España

Duración: 95 minutos

Intérpretes: Manuela Velasco, Héctor Colomé, Mariano Venancio, Críspulo Cabezas, Paco Manzanedo

Con REC 4: Apocalipsis, Jaume Balagueró pone fin a una de las sagas más exitosas y al mismo tiempo personales del reciente cine de terror con la película más insípida y convencional de la tetralogía. Las dos primeras entregas, confirmadas por Balagueró y Paco Plaza, mantenían una clara continuidad narrativa y conceptual además de situarse en una misma localización: un bloque de pisos afectado por una epidemia infecciosa. En los dos films posteriores los cineastas han rodado por separado y de manera más libre, como si cada uno ofreciera su particular cierre al tándem inicial que nació como un proyecto colectivo sin pretensiones y acabó agitando el panorama del género en nuestro país.

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