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Laurence Kardish: "Por suerte en los museos de EEUU no hay dinero estatal"
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44 años como conservador de cine en el moma

Laurence Kardish: "Por suerte en los museos de EEUU no hay dinero estatal"

En 1929 nace en pleno corazón de Manhattan  el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), uno de los más importantes del mundo

Foto: Laurence kardish (en el centro) junto al resto de jurados de Seminci.
Laurence kardish (en el centro) junto al resto de jurados de Seminci.

En 1929 nace en pleno corazón de Manhattan el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), uno de los más importantes del mundo. Sólo seis años después el MoMa incorpora un nuevo departamento dedicado exclusivamente al cine. Al frente colocaron a una mujer, Iris Barry, una pionera que encumbró el recién nacido cinematógrafo como uno de los motores del museo.

En toda la historia de la institución, un conservador jefe del departamento de cine ha destacado por encima de todos. Se trata de Laurence Kardish, que ha estado dirigiéndolo 44 años hasta que 2012. Gracias a él el museo vivió sus ciclos más recordados, como los dedicados a Satyajit Ray y Fassbinder. Actualmente sigue dedicado al mundo del séptimo arte organizando el Festival de Cine de Columbia.

Kardish ha viajado hasta Valladolid para participar como jurado de la Seminci, que se está celebrando esta semana. En su charla con El Confidencial el exconservador deja claro que su gusto cinematográfico, y el del MoMa, no tiene por qué estar vinculado a las apuestas más experimentales y arriesgadas. “Cuando se estableció en 1929, el MoMa fue el primer sitio que reconoció el cine como arte. Las primeras películas que se conservaron fueron las de D.W Griffith, Chaplin y Disney. Autores que eran populares. Los filmes experimentales también están en las colecciones, pero por ejemplo ahora estamos conservando las películas de Scorsese, los hermanos Coen o Woody Allen”, explica.

Laurence Kardish cree que cualquier museo de arte contemporáneo debería tener un área deciada exclusivamente al cine, ya que es el “arte del siglo XXI y ha influido en todas las artes”. “Gente como Leger o Dalí también realizaron películas. Los directores son artistas. Yo creo que Clint Eastwood, D. W. Griffith o Agnès Varda son tan artistas como Picasso o Jeff Koons”, cuenta a este periódico.

Sus criterios para elegir qué ciclos se proyectaban en el museo se regían por una misma máxima: educar a la gente: “Los museos en Nueva York están considerados instituciones educativas, así que esa es nuestra principal meta”.

Apuesta por lo privado

Las decisiones artísticas en el MoMa se toman por los responsables de cada sección, pero siempre con el apoyo de todos los conservadores, que se reúnen cada dos semanas y opinan sobre los temas que pueden interesar a otras secciones. Una libertad que Laurence Kardish vincula a su independencia económica de los poderes estatales.

“La mayor parte de los museos en EEUU son, afortunadamente, instituciones privadas, no hay dinero del Gobierno. Sé que en el resto del mundo es muy diferente, pero allí hay una gran resistencia a que el poder se implique en las artes, aunque a los artistas les gustaría tener ese apoyo”, dice Kardish, que explica que él comparte esta visión, aunque con algún matiz.

No son solo los museos, los propios políticos consideran que el arte está mejor “representado a través de empresas privadas”. “Ojalá hubiera más apoyo a los artistas, pero para las instituciones sirve con las donaciones privadas y la buena voluntad del público. Y parece que en EEUU este modelo ha funcionado”, continúa.

Una utopía en un país como España, sin una Ley de Mecenazgo que favorezca la inversión privada y donde las cuentas de los grandes museos están en números rojos.

Pese a no tener dinero del Estado, sí que obtienen beneficios fiscales, ya que los museos son instituciones libres de impuestos, aunque no para los productos de su tienda, como aclara Laurence Kardish.

El modelo americano

Igual que los museos en EEUU no reciben dinero del estado, tampoco lo hacen las películas. “Todas están financiadas de forma privada, sé que es un sistema social muy diferente al que hay aquí, o en Francia, donde casi todas las películas tienen dinero público. Solo puedo decir que en EEUU se hacen más películas que en cualquier parte del mundo. Hemos encontrado la forma de hacer cine sin el apoyo del Gobierno. No sé si eso es bueno o malo, pero es lo que hay”, zanja Kardish sobre el asunto.

También aclara que lo que sí que funcionan son los incentivos fiscales para atraer rodajes. Algo que considera esencial para crear industria y en lo que, como explica, cada estado tiene libertad para actuar, no hay unas reglas fijas marcadas.

El exconservador del MoMa hace un llamamiento para que la gente vea el cine en su lugar adecuado, las salas. A pesar del mal verano para la taquilla americana, Kardish confía en que la situación remontará, y que los cines seguirán siendo la forma preferida de los espectadores: “Desde el punto de vista del museo, las colecciones se exhiben en la forma en la que fueron concebidas. Sé que cada vez hay más cine en internet, pero como alguien dijo: Todo el mundo tienen una cocina, pero aun así sigue habiendo restaurantes. Así que creo que siempre habrá gente que vaya al cine”.

En 1929 nace en pleno corazón de Manhattan el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), uno de los más importantes del mundo. Sólo seis años después el MoMa incorpora un nuevo departamento dedicado exclusivamente al cine. Al frente colocaron a una mujer, Iris Barry, una pionera que encumbró el recién nacido cinematógrafo como uno de los motores del museo.

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