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Superman no tiene herederos
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10 años sin christopher reeve

Superman no tiene herederos

Se cumplen 10 años desde el fallecimiento del actor. Una figura unida al superhéroe y que tras su accidente se convirtió en ejemplo de autosuperación

Foto: Christopher Reeve en Superman
Christopher Reeve en Superman

En 1978 el mundo creyó que un hombre podía volar. Que había un periodista que en sus ratos libres salvaba a la humanidad de villanos con ganas de apocalipsis. Alguien con la fuerza suficiente para servir de raíl improvisado para un tren a punto de descarrilar.

Las imágenes del Superman de Richard Donner quedaron grabadas en la memoria de cualquier espectador. El estreno de uno de los primeros filmes de superhéroes logró más de 130 millones de dólares de entonces, que ajustados a la actualidad serían 467 millones. Cifras que pocos títulos consiguen en la actualidad.

El éxito de la película se debió a su espectacularidad, su novedad, sus efectos especiales y a la mirada de un actor por entonces desconocido:Christopher Reeve.

Da igual que lo intentara con papeles secundarios en producciones más serias, Christopher Reeve ya quedo vinculado a la imagen de Superman, que repitió en tres secuelas que acabaron achicharrando al personaje y condenando la franquicia.

Ahora se cumplen 10 años de la muerte del actor, y todavía nadie ha conseguido sustituirle como el auténtico Superman. Ha habido muchos intentos, pero la imagen del superhéroe no se desprende de Christopher Reeve.

Ni en televisión, donde Dean Cain retomó el papel de Clark Kent en Lois y Clark, las nuevas aventuras de Superman, ni en las dos intentonas cinematográficas con Brandon Routh y Henry Cavill al frente, se ha conseguido un vínculo tan grande entre el actor y el personaje que interpreta.

Tampoco Tom Welling en Smallville hizo olvidar a Reeve, que llegó a aparecer en un cameo en la serie en un personaje que enseñaba al nuevo Superman detalles sobre su origen. Quién mejor que el verdadero héroe para hacerlo y para recordar a las nuevas generaciones que no ha habido un Supermancomo él.

Un héroe en la realidad

La tragedia apareció en la vida de Christopher Reeve en 1995 cuando, a consecuencia de un accidente de equitación, quedo tetrapléjico. Un momento en el que el actor pasó de ser un héroe cinematográfico a un héroe real. Su vida fue desde ese momento un ejemplo de superación y lucha.

A pesar de una situación inicial en la que el actor sólo podía mover los dedos de una mano, Christopher Reeve consiguió llegar a mover la cabeza 70 grados en ambas direcciones. Siempre acompañado de respiración asistida, algo que no impidió que siguiera actuando y se convirtiera en un prolífico activista en favor de la investigación con células madres para la curación de problemas como el suyo.

Unido a su silla de ruedas Reeves protagonizó una versión de La ventana indiscreta (1998)para televisión, donde realizó otras intervenciones en series como El abogado (2003). Pero desde su accidente fueron sus esfuerzos en actos benéficos y políticos los que centraron su vida, llegando incluso a crear una fundación con su nombre con el objetivo de recaudar fondos para investigar tratamientos de cura para la tetraplejia.

Su vida como ejemplo de autosuperación le llevó a escribir dos libros de memorias, Sigo siendo yo, y Todo es posible. Su hijo dirigió también un documental sobre la fuerza de su padre tras el accidente, que se tituló Volveré a andar. En 2014, cuando se cumplen diez años de su muerte, la editorial Ace Fénix publica un cómic apadrinado por la fundación que tenía el actor con su mujer y que se centra en los tres acontecimientos más importantes de su vida: su papel como Superman, su accidente y posterior recuperación, y su activismo a través de su fundación.

Sus memorias también mostraron los momentos más duros del actor, que en Sigo siendo yo, confesaba que pidió a su mujer, Dana Morisini, y a los médicos que le dejaran morir. Fue su esposa, la que le devolvió las ganas de luchar, aunque le prometió que le apoyaría fuera cual fuera su decisión.

“Al principio, muchos de nuestros sueños parecen imposibles, más tarde se convierten en improbables pero de repente, cuando conseguimos la suficiente fuerza de voluntad, los sueños se vuelven inevitables”, decía el actor que hizo que millones de personas soñaran que volar era posible.

En 1978 el mundo creyó que un hombre podía volar. Que había un periodista que en sus ratos libres salvaba a la humanidad de villanos con ganas de apocalipsis. Alguien con la fuerza suficiente para servir de raíl improvisado para un tren a punto de descarrilar.

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