El hijo de Paco de Lucía humaniza al mito de la guitarra en un documental

Estamos todo el santo día tan liados -que si currar, que si buscar curro, que si la abuela fuma- que a veces se nos olvidan las cosas importantes de la vida. Por ejemplo: salir de farra en serio. Es decir, agarrarse una buena curda, que se te haga de día… y seguir con la juerga hasta la noche siguiente. Porque es entonces, y no antes, en el amanecer de una noche loca, cuando pasan cosas que no pasarían de otro modo.

En esas circunstancias jaraneras se produjo uno de los encuentros más importantes de la historia de la música española: el idilio artístico entre Paco de Lucía y Camarón de la Isla. “Se conocieron, estuvieron toda la noche de cachondeo y siguieron de fiesta por la mañana. Entonces Paco escuchó cantar a Camarón y se quedó loco. Le dejó totalmente descolocado”, cuenta Curro Sánchez, hijo del fallecido Paco de Lucía y autor de un documental (Paco de Lucía. La búsqueda) que se ha presentado en el Festival de San Sebastián.

La película, que se acabó de rodar diez días antes de la muerte del guitarrista, tiene su aquel. Sobre todo porque, más allá de los episodios musicales más célebres (su alianza con Camarón, sus coqueteos con la fusión y su conversión en icono global de la guitarra), muestra facetas poco conocidas de Paco de Lucía. Cuestiones personales, sí, pero sin las que no sería posible entender del todo su trayectoria artística.

La cinta arranca con el guitarrista rememorando la figura de su padre, al que asocia con una era de penurias económicas: "Mi padre decía: 'Estoy tieso como una regla'. Y mi madre llorando, 'no hay pa comer, no hay pa comer… Por eso crecí muy rápido, para poder ayudar".

Una época de hambre y música que el guitarrista titula así: "Los flamencos éramos el lumpen de Andalucía, que a la vez era el lumpen de España; es decir, el sitio más pobre del país".

Lanzado el contexto histórico, De Lucía ahonda en lo personal. Primero vemos unas imágenes de archivo en las que el joven guitarrista diserta sobre la relación entre carácter y guitarra: "Yo no estoy atado a la guitarra; la guitarra me ha liberado y ha sacado mi personalidad para afuera. Sin la guitarra, hubiera sido un introvertido toda mi vida, no tengo otra forma de expresión que la guitarra". No obstante, De Lucía admitirá años después que sí estaba atado a la guitarra de algún modo…

Es sabido que su padre, tocaor aficionado, le inculcó a hierro la disciplina de la guitarra desde pequeño. Muchas horas para tocar y pocas horas para jugar. “Tenía una autoridad absoluta sobre él. Y una disciplina para forjarlo. Mi padre siempre se quejaba de eso, pero también agradeció esa mano firme. La exigencia de pasarse ocho o diez horas al día tocando sin poder bajar a jugar con los niños del barrio. Mi abuelo es la figura que más marcó a mi padre, me atrevería a decir que más que Camarón. Mi padre es quién es por mi abuelo. No se puede entender a Paco de Lucía sin la figura de Antonio Sánchez”, explica el director del filme a El Confidencial.

Curro Sánchez ve luces y sombras en el exigente proceso de aprendizaje que acabó con su padre convertido en un mito de la guitarra. “Si eres fuerte, una situación tan dura te refuerza. Si eres frágil, te puede romper de muchas maneras. Mi padre era fuerte”, aclara.