Denzel Washington: "Los disturbios raciales son una reacción a la injusticia"

Hay momentos en la vida de un niño que son difíciles de olvidar. El primer día que prueba un helado, el primer día que va al colegio (snif), el primer día, ay, que alguien le llama "negro de mierda" ("nigger").

La primera vez de Denzel Washington (Mount Vernon, 1954) tuvo lugar en Florida en 1964. Tenía nueve años cuando un grupo de mocosos blancos le llamó "nigger". El pequeño Washington le preguntó a su madre por qué le habían llamado "así" y recibió una respuesta materna contundente y de aires proféticos: "Porque les preocupa que les quites su puesto algun día".

La anécdota, rememorada por Washington hace unos días en el Festival de Toronto, tiene su significado profundo: no sabemos si alguno de los chicos que le insultó fantaseaba con ganar un Oscar de mayor, pero Denzel Washington lo acabaría logrando 37 años después. Un galardón histórico que nos permite cerrar el círculo: el mismo año que Washington fue llamado por primera vez "negro de mierda", el gran Sidney Potier ganó el Oscar al mejor actor principal. Fue el primer negro en lograrlo en un país que estaba entonces en pleno proceso de lucha contra la segregación racial.

Denzel Washington se llevó el Oscar al mejor actor principal por su papel de un policía corrupto en Training Day, dirigida por Antonie Fuqua. El tándem Washington/Fuqua se ha vuelto a juntar trece años después en El protector, película inaugural del Festival de San Sebastián, que anoche concedió al actor el Premio Donostia por toda su carrera.

Los conflictos raciales, de hecho, alimentaron algunas de las películas más emblemáticas del joven Denzel, cuando rodó a las órdenes de Spike Lee títulos como Cuanto más, mejor (1990) o Malcom X (1992).

El actor no se anda con medias tintas cuando le preguntamos sobre su visión de los disturbios raciales de Ferguson que agitaron EEUU este verano: "La gente protesta cuando siente que está sufriendo una injusticia. Refleja su frustración", cuenta a un pequeño grupo de periodistas.

Por lo demás, el célebre intérprete no parece especialmente interesado por nada que tenga relación con la industria del cine, más allá de ir saltando de rodaje en rodaje (en proyectos comerciales de poco recorrido artístico en los últimos años), lo que no deja de ser insólito dada su condición de estrella de Hollywood que está en el Festival San Sebastián para hablar de su carrera.

Lo crean o no, Washington asegura no haber "ido al cine en todo el año". De acuerdo, pensarán ustedes, eso es que tiene en casa un home cinema del copón bendito. Pues no. "Tampoco he visto ninguna película en televisión este año. Veo mucho deporte y las noticias", afirma ufano.

Es más: Denzel parece genuinamente asombrado (o igual es pose) cuando alguien le informa de que las series de televisión están viviendo una época dorada. "¿Quién dice eso?", se pregunta.

"Algunos actores ruedan unas películas para pagar la hipoteca y otras porque realmente le gustan. ¿Es ese su caso?", le preguntan. Su respuesta es 100% washingtoniana: "No, porque no tengo hipoteca que pagar", espeta con suficiencia.

Moraleja, la venganza es un plato que se come frío: seguro que los chiquillos que le llamaron "negro de mierda" en su día están ahora asfixiados con el pago de la hipoteca.