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ESTRENO DE 'LÍBRANOS DEL MAL'

Exorcismos de segunda categoría

Scott Derrickson vuelve a encargarse de un filme sobre posesiones demoníacas en 'Líbranos del mal', un filme de terror con Eric Bana y Edgar Ramírez al frente

Foto: Edgar Ramírez y Eric Bana en 'Líbranos del mal'
Edgar Ramírez y Eric Bana en 'Líbranos del mal'

Las películas de exorcismos son un género de por sí. Posesiones, maldiciones, ritos satánicos, cuerpos fuera de sí, crucifijos… toda una imaginería propia que la mayor parte de títulos se dedican a repetir sin aportar nada nuevo al campo.

Scott Derrickson se ha hecho un nombre en el género de terror gracias a El exorcismo de Emily Rose y a Sinister, uno de los éxitos sorpresa de 2012. Filmes que rodados con cuatro duros consiguen una buena rentabilidad en taquilla.

Este año vuelve a la carga con una de esas películas de exorcismos “basada en hechos reales”, concretamente en el libro de un antiguo policía que tuvo que enfrentarse de la mano de un cura muy peculiar a un caso de posesiones demoníacas.

En esta ocasión la jugada no le ha salido tan bien y el filme acaba siendo un popurrí de muchas películas sin que ninguna funcione. No hay nada original en Líbranos del mal. Tenemos los poseídos que corren y muerden estilo REC, los sustos gracias a poner el volumen a todo trapo, un trauma del personaje protagonista y hasta unas cuantas partes que ofrecen el punto de vista de cámaras de seguridad para que haya también un poco de la moda del found footage en el filme. Todo bien agitado y servido con una estrella venida a menos como Eric Bana al frente del reparto.

Una película que comienza en plena guerra de Irak donde tres soldados despiertan una fuerza maligna que les posee pero que todo el mundo confunde con un estrés postraumático un poco extraño.

Nadie pide a estas alturas originalidad en la trama de los filmes sobre exorcismos (aquí mezclado con el género de investigación policial con pareja imposible de compañeros policías) pero al menos se pide honradez en la puesta en escena. En Líbranos del mal puedes tener claro que cada vez que un personaje se agache hay un 99% de posibilidades de que haya un susto (con volumen muy alto), recursos repetidos hasta la saciedad, como la presencia amenazante de animales o las luces y linternas que se apagan.

Todo para luchar contra unos endemoniados que a pesar de tener una fuerza sobrehumana, como se recuerda muchas veces, y ser capaces de acrobacias varias y reventar cristales a su paso deciden luchar contra los protagonistas a brazo partido, como si de una pelea de boxeo se tratara.

Algo malo pasa cuando uno llega al exorcismo final cansado, harto de la peli y le da igual lo que ocurra. Un exorcismo que tiene seis fases y que el espectador desearía que tuviera una, rápida e indolora.

Para terminar de rematar la jugada el guion introduce una trama secundaria de drama familiar que lastra el filme y una escena para resolver el pasado traumático del personaje que se resuelve con un flashback torpe y cutre.

Hasta dos actores competentes como Eric Bana y Edgar Ramírez están perdidos. Ramírez poco puede hacer con un personaje que entona frases lapidarias sonrojantes mientras fuma y bebe como si fuera un motero renegado.

El director solo se permite una nota de ironía y originalidad. Utilizar las canciones de The Doors como señal satánica, algo de humor para salir con vida de un tedioso exorcismo.

Líbranos del mal

Director: Scott Derrickson

Nacionalidad: EEUU

Género: Terror

Duración: 118 minutos

Intérpretes: Eric Bana, Edgar Ramirez, Olivia Munn, Joel McHale, Sean Harris

Las películas de exorcismos son un género de por sí. Posesiones, maldiciones, ritos satánicos, cuerpos fuera de sí, crucifijos… toda una imaginería propia que la mayor parte de títulos se dedican a repetir sin aportar nada nuevo al campo.

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