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Muere el director de 'Searching for Sugar Man' a los 36 años
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la familia habla de "suicidio"

Muere el director de 'Searching for Sugar Man' a los 36 años

Redescubrió a Sixto Rodríguez, el desconocido Dylan latino, en una película que ganó el Oscar y dio la vuelta al mundo

Foto: El director sueco Malik Bendjelloul (REUTERS)
El director sueco Malik Bendjelloul (REUTERS)

Malik Bendjelloul contagiaba su entusiasmo por la historia que había desencadenado Searching for Sugar Man: la de un desconocido Dylan latino llamado Sixto Rodríguez y su inaudita resurrección artística. La película aún no se había convertido en un fenómeno cultural cuando el director sueco pasó por España para hablar de ella. "Rodríguez sabía que en el momento en que empiezas a consumir y a tener obligaciones… dejas de ser un hombre libre y empiezas a ser un esclavo”, contó Bendjellul a El Confidencial sobre la misteriosa, esquiva y carismática figura de Sixto Rodríguez.

El director sueco Malik Bendjelloul fue encontrado ayer muerto a los 36 años [su hermano ha asegurado esta tarde que se ha tratado de un suicidio, y que el director llevaba deprimido un tiempo]. Bendjelloul fue el artífice de uno de los fenómenos del cine documental de las últimas décadas: Searching for Sugar Man. Se agranda así el ya gigantesco culto alrededor de su primera y única película.

"Si fuera una película de ficción, sería mala. Lo que cuenta es demasiado raro", explicaba Bendjellul sobre las peripecias de Rodríguez. Pero Searching for Sugar Man no era una ficción, sino un documental. Uno de esos en los que uno se tiene que frotar los ojos todo el rato de pura estupefacción.

placeholder Sixto Rodríguez en una imagen del documental

Sixto Rodríguez es un cantautor de origen mexicano que desapareció de la faz de la tierra tras publicar dos discos en EEUU a finales de los sesenta.

Y ahora viene lo extraño. La música de Rodríguez resucitó años después… en la aislada Sudáfrica de los años de plomo del apartheid. ¿Cómo llegó hasta allí la primera copia de sus discos? No está claro. Cuenta la leyenda que una estadounidense fue a visitar a su novio con una copia de un disco de Rodríguez bajo el brazo, una de las pocas que vendió en EEUU. A sus colegas les gustó, empezaron a grabar las canciones y su música se extendió como la pólvora en el país africano.

El boca a boca convirtió a Rodríguez en un mito de la contracultura blanca que se oponía al apartheid. En el trovador rebelde que llamaba a la revuelta. En el cantautor que cantaba a las drogas. La censura no pudo evitar que sus dos discos se convirtieran en éxitos de ventas. Rodríguez llegó a ser más famoso que Elvis en Sudáfrica. Vendió cientos de miles de copias. Acumuló diez discos de oro. "Los blancos liberales tenían siempre cuatro discos en su casa", recuerda un fan en el filme. "Abbey Road, de Los Beatles, Bridge Over Troubled Water, de Simon y Garfunkel, y uno de Rodríguez".

Malik Bendjelloul se mostraba molesto por cómo América ignoró a Sixto Rodríguez: "El motivo de que no triunfara en EEUU es que, siendo de origen mexicano, sonaba como un folkie blanco, como Dylan. Un mexicano en Estados Unidos tiene derecho a hacer música, pero lo que se espera de él es otro tipo de música. Su fracaso en Estados Unidos es un caso de racismo musical".

Luego llegaría el triunfo en taquilla y los premios: Oscar al mejor documental (2013), Bafta en la misma categoría y una lista infinita de galardones. El premio más importante fue la respuesta del público ante una película de un director desconocido por la que nadie apostaba.

En España, sin la promoción de los grandes blockbusters, el filme consiguió mantenerse en cartel la friolera de 34 semanas, ante la sorpresa de su distribuidora (Avalon), como contó a este periódico su responsable de distribución, Enrique Costa: "No nos lo esperábamos. Ni cuando compramos la película un año antes, ni cuando preparábamos su estreno en salas. Los documentales en España tienen una vida muy limitada".

La gente se enamoró de la historia del hombre de azúcar, que el propio Malik Bendjelloul definió como "un cuento de hadas", que queda ahora como el testamento cinematográfico de su director.

Malik Bendjelloul contagiaba su entusiasmo por la historia que había desencadenado Searching for Sugar Man: la de un desconocido Dylan latino llamado Sixto Rodríguez y su inaudita resurrección artística. La película aún no se había convertido en un fenómeno cultural cuando el director sueco pasó por España para hablar de ella. "Rodríguez sabía que en el momento en que empiezas a consumir y a tener obligaciones… dejas de ser un hombre libre y empiezas a ser un esclavo”, contó Bendjellul a El Confidencial sobre la misteriosa, esquiva y carismática figura de Sixto Rodríguez.

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