Cómo Hollywood derrotó (para siempre) a Europa en las trincheras de la Gran Guerra

Es un tópico real: Sabemos mucho sobre la II Guerra Mundial y poco sobre la Gran Guerra. Al menos hasta ahora. Este año se cumplen 100 años del inicio de la Primera Guerra Mundial y las librerías se han llenado de novelas y ensayos sobre el conflicto desde todos los puntos de vista posibles: político, económico, geoestratégico, social y hasta sentimental. ¿Pero qué hay de los enfoques culturales?

Ahí va uno: los 100 años de la Gran Guerra son también los 100 años del dominio de Hollywood sobre el resto de cinematografías mundiales. O cómo la futura meca del cine, entonces en pañales, aprovechó el frenazo de la industria del cine europeo durante el conflicto bélico para cobrar una ventaja comercial definitiva para asentar su futuro control aplastante.

Una guerra comercial que no estaba en absoluto decidida antes de 1914. Para que se hagan una idea: el Hollywood cinematográfico se fundó en 1912, apenas dos años antes de que estallara la Gran Guerra.

Paralizado el cine europeo por la contienda, Hollywood pudo conquistar cómodamente unas posiciones comerciales y una primacía industrial, base de la situación actual

El historiador Román Gubern lo explica así en su clásica Historia del cine: "Paralizado el cine europeo por el desarrollo de la contienda mundial, la industria de Hollywood pudo conquistar cómodamente unas posiciones comerciales y una primacía industrial, base de la situación que ha conservado hasta nuestros días".

Los países europeos empezaron a perder en 1914 la carrera del cine. Entre ellos, claro, uno de los grandes derrotados de la guerra: Alemania. El célebre Tratado de Versalles (1919), que tanto cabreó a un joven veterano de guerra llamado Adolf Hitler, estableció que Alemania tenía que pagar reparaciones a los aliados (Francia, Reino Unido y EEUU, entre otros). Para hacer efectivos los pagos se estableció el Plan Dawes (1924), que fijó las cantidades que debía pagar cada año una endeudadísima Alemania.

Resulta que Hollywood jugó también un rol importante en el Plan Dawes. "En 1924 el gobierno alemán aceptó el Plan Dawes para el pago de reparaciones de guerra y no fue una insignificancia que el banquero norteamericano Morgan, que tenía crecidos intereses en Hollywood, fuese uno de los capitostes de la operación. A la prosperidad de la industria cinematográfica alemana durante la inflación sucedió un espectacular descalabro, que fue frenado en 1925 por una cuerdo de ayuda económica entre la U.F.A [principal estudio alemán] y las empresas norteamericanas Metro-Goldwyn-Mayer y Paramount, que pasaron a controlar parte del mercado cinematográfico alemán e importaron a sus estudios sus nombres más valiosos, en un éxodo que habría de ser fatal para su historia ulterior", cuenta Gubern.

La lista de exiliados alemanes a Hollywood fue de traca: de Murnau a Lubitsch. Sumen a eso la segunda ola de directores exiliados (austriacos y alemanes) al calor de la persecución nazi durante la II Guerra Mundial (Billy Wilder, Otto Preminger, Fred Zinnemann o Robert Siodmak) y comprenderán mejor por qué la industria centroeuropea del cine lleva un siglo claudicando ante Hollywood.

La guerra tumba al imperio romano

Italia, por su parte, había arrancado como un miura su carrera en el mundo del cine a principios del siglo XX. Hasta el punto de parir la primera gran superproducción del cine mundial (La caduta di Roma) en el remoto 1905. El cine italiano se convirtió en una máquina de producir espectáculos históricos grandilocuentes repletos de legiones romanas, fogosos gladiadores y habitantes de Pompeya en apuros. Hollywood antes de Hollywood.

La entrada de Italia en la guerra dio el golpe de gracia a su cine y al llegar la paz se encontró con las pantallas europeas sometidas al monopolio de Hollywood

Pero la industria transalpina empezó a tambalearse a causa de los excesos presupuestarios. La llegada de la Primera Guerra Mundial hizo el resto: "La entrada de Italia en la guerra dio el golpe de gracia a su cine y al llegar la paz se encontró con las pantallas europeas sometidas al monopolio de Hollywood", escribe Gubern.

Una vez que Hollywood consolidó su posición como industria dominante del cine, Wall Street empezó a mirar hacia Los Ángeles con ojos de deseo, un movimiento trascendental en el contexto de la historia del capitalismo estadounidense del siglo XX.

"La catástrofe de la Primera Guerra Mundial, con la consiguiente paralización de la producción europeo, permitió a la industria cinematográfica americana ascender hasta situarse como la tercera industria del país, después de las de automóviles y de conservas. Cancelada definitivamente su etapa aventurera, los grandes bancos de Nueva York extendieron sus tentáculos hacia aquella nueva y próspera fuente de riqueza. Las acciones de algunas compañías importantes, como Pathe y Fox, comenzaron a cotizarse en la Bolsa", razona Gubern.

Es unos años Hollywood había pasado de negocio de riesgo para empresarios más o menos bohemios a negocio del siglo: "En estos años de prosperidad para la industria del cine, un metro cuadrado de terreno de Hollywood pasó a valer más que los de ninguna otra ciudad de la Unión", zanja Gubern.

Una brutal fuente de riqueza para el capitalismo estadounidense. Si pudo haber existido un Hollywood europeo que dominara la industria del cine mundial durante cien años, parte de las oportunidades se esfumaron en las trincheras de la Gran Guerra.