Después de la separación
'Nader y Simin, una separación' (2011) resultó un éxito sin precedentes en la historia del cine iraní. Su director, Asghar Farhadi, vuelve ahora a la carga con apoyo francés
Nader y Simin, una separación (2011) resultó un éxito sin precedentes en la historia del cine iraní. La película de Asghar Farhadi llegó donde nunca lo habían conseguido las obras de prestigiosos colegas de su mismo país como Abbas Kiarostami o Jafar Panahi: acaparó los premios de medio mundo destinados al cine extranjero, Oscar al mejor filmede habla no inglesa incluido, y obtuvo unos nada desdeñables resultados entaquilla. El siguiente paso en la carrera de Farhadi fue desembarcar en el Festival de Cannes 2013 con una película rodada en París y en francés, El pasado, que ahora se estrena en nuestro país. Su tarjeta de presentación en el panorama del cine de autor europeo.
El pasado parte de una situación similar a la de Nader y Simin: un matrimonio formado por la francesa Marie (Bérénice Bejo, la protagonista de The Artist, galardonada en Cannes por su interpretación) y el iraní Ahmad (Ali Mossafa) se reúne en Francia tras meses de separación para firmar el divorcio.
Si en el filme anterior la pareja solo contaba con una hija, aquí el núcleo familiar resulta más extenso y heterodoxo. Marie ya vive con otro hombre, Samir (Tahar Rahim), y junto a ellos, tres hijos de diferentes padres y madres: la adolescente Lucie, y los niños Fouad y Léa.
El director suma progresivas capas de complejidad a lo que a primera vista parecía un simple conflicto de pareja
Farhadi va dosificando la información sobre cada uno de los personajes, de manera que suma progresivas capas de complejidad a lo que a primera vista parecía un simple conflicto de pareja. No tardamos en enterarnos de la existencia de un cuarto adulto que contribuye al drama a pesar de que apenas aparezca en pantalla: la mujer de Samir, que se encuentra en coma en un hospital tras un intento de suicidio.
En la película, la imagen de la familia se sitúa en las antípodas de la estabilidad. Todo parece estar en estado de mudanza, de crisis: Ahmad se encuentra de paso y ni tan siquiera consigue recuperar su maleta en condiciones, Samir es visto como un extraño por algunos de los menores, Lucie no se encuentra a gusto con la nueva pareja de su madre, Fouad siente que vive en un hogar que no es el suyo... Y Marie, el punto en común para todos ellos, no transmite la sensación de seguridad. La casa donde habitan está a medio pintar, haciendo patente este estado de mutación todavía no resuelto...
Este es un drama adulto con todo lo que conlleva de positivo y negativo
Farhadi se niega a identificar la familia con un modelo único, homogéneo y sin fisuras, que irradia una imagen de felicidad de cara al exterior, y presenta la situación como la consecuencia lógica de una serie de decisiones difíciles pero inevitables que deben asumirse. En El pasado todo el mundo acarrea su propio bagaje de una vida anterior y esgrime sus razones. Todos ocultan un secreto, se han aferrado a un silencio o reaccionan a un malentendido. Este es un drama adulto con todo lo que conlleva de positivo y negativo. En un lado de la balanza, pesan unos personajes de carne y hueso que escapan al estereotipo y no pretenden encarnar valores inmaculadamente positivos. En el otro lado, la película desprende por momentos una excesiva gravedad y cierto aire de aleccionamiento moral. La necesidad de afrontar el pasado para perdonar y seguir así viviendo el presente es el más que evidente mensaje que plana por todo el filme.
Una de las razones del triunfo internacional de Nader y Simin, una separación fue su capacidad para desarrollar un drama realista e íntimo desde los mecanismos del thriller, más viniendo de una cinematografía como la iraní donde la perspectiva en las ficciones siempre ha tendido a aproximarse a los modos del documental y no a los del cine de género.
Buena parte de El pasado se despliega como un drama familiar puro y duro. Pero una vez superado el ecuador, cobra fuerza el interés en torno al por qué intentó envenenarse la esposa de Samir. El enigma del suicidio juegael mismo papel que la duda ante el aborto de la asistenta en Nader y Simin. Por un lado, añade un toque de misterio al drama. Por el otro, sirve para desvelar ciertos desajustes sociales que no forman parte del conflicto principal: prejuicios culturales, explotación laboral...
Farhadi no da una solución única y definitiva a su acertijo. Tras cada confesión de un personaje que parece ofrecer luz sobre el asunto aparece un nuevo matiz que lo complica. Sin embargo, en este caso el juego de equilibrios en torno a los responsables de un presunto accidente queda mucho más descompensado que en el título anterior y se resuelve en prejuicio del personaje más débil y ajeno a la trama principal.
Con El pasado, Farhadi intenta repetir y expandir los logros de la película que le abrió las puertas al reconocimiento internacional. Su pulso a la hora de armar un drama denso y de complejas ramificaciones morales es innegable. Pero al filme también le pesa demasiado la vocación por jugar en la Champions League del cine de autor europeo y, por momentos, adopta algunos de sus peores tics.
Nader y Simin, una separación (2011) resultó un éxito sin precedentes en la historia del cine iraní. La película de Asghar Farhadi llegó donde nunca lo habían conseguido las obras de prestigiosos colegas de su mismo país como Abbas Kiarostami o Jafar Panahi: acaparó los premios de medio mundo destinados al cine extranjero, Oscar al mejor filmede habla no inglesa incluido, y obtuvo unos nada desdeñables resultados entaquilla. El siguiente paso en la carrera de Farhadi fue desembarcar en el Festival de Cannes 2013 con una película rodada en París y en francés, El pasado, que ahora se estrena en nuestro país. Su tarjeta de presentación en el panorama del cine de autor europeo.
- Regreso a los campos de la muerte Eulàlia Iglesias