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Noé, líder religioso y héroe de acción
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estreno del filme de darren aronofsky

Noé, líder religioso y héroe de acción

Comienza la proyección. Una serpiente fosforita digital hace aparición en pantalla. Tras ella una manzana palpitante y demás imágenes que nos remiten al pecado capital. Aronofsky

Foto: Russell Crowe en Noé
Russell Crowe en Noé

Comienza la proyección. Una serpiente fosforita digital hace aparición en pantalla. Tras ella una manzana palpitante y demás imágenes que nos remiten al pecado original. Darren Aronofsky comienza a contar la historia de Noé desde el principio, y desde el primer minuto queda claro que lo que se va a ver es la versión personal y despendolada de una de las cabezas más raras del cine americano reciente.

Aronofsky aprovecha sus rachas de prestigio, ganado a golpe de películas más contenidas, para dar rienda suelta a sus excesos. Tras estar en boca de todos con Requiem por un sueño se embarcó en La fuente de la vida, una imposible reflexión sobre la eternidad, el amor y la enfermedad que caía en el ridículo. Ahora, tras optar al Oscar por Cisne Negro el realizador ha decidido adaptar a la gran pantalla la historia de Noé, con su arca y los animales subiendo en parejas.

Nadie puede decir que esto no es un proyecto personal. Aronofsky escribe, dirige y produce una película que apuntaba a filme épico-religioso y que ha terminado siendo la versión de un autor pasado de roscas de una de las historias más conocidas de La Biblia.

Porque Aronofsky no se ha andado con tonterías y ha hecho la película suya desde el primer fotograma. Esto no siempre es bueno, sobre todo en el caso de alguien tan propenso al desparrame. En este caso el director ha querido contar tantas cosas que ha creado cuatro películas en una. Está el Noé que quiere ser una reflexión sobre la fe, el Noé que es una película de autor arriesgada y diferente, el Noé de toda la vida y el Noé héroe de acción.

Todo eso en dos horas. El personaje interpretado por Russell Crowe pasa del tormento por tener que sacrificar a la humanidad a repartir palos a diestro y siniestro en dos segundos.

Es en la parte en la que se muestra la decadencia del mundo y sus consecuencias en la que Darren Aronofsky consigue su película más interesante, aunque quede tan difuminado que de poco vale.

Su capacidad para construir escenas visuales apabullantes sigue intacta, y entre tanto desconcierto regala un par de momentos para el recuerdo: la creación del mundo casi en stop motion e imágenes tan potentes como los sueños que muestran la humanidad ahogada o el asedio al arca.

En su intento por no contar la misma historia de siempre y de la misma forma, Aronofsky ha recurrido a otros textos para esta adaptación. Así, más allá de La Biblia, el director coge pasajes de El libro de Enoch que nada aportan. Gracias a estas incorporaciones uno tiene que asistir al espectáculo de efectos digitales necesario para dar vida a Los vigilantes, ángeles caídos con forma de gigantes de 10 metros y cubiertos de piedra que acaban por parecer la versión primitiva de Transformers.

Hay que agradecer a Aronofsky su personalidad y el no venderse a un relato bíblico al uso, pero también debería tener una persona de confianza capaz de decirle cuando sus excesos están sepultando sus propias películas.

Noé

Dirección: Darren Aronofsky

Nacionalidad: Americana

Duración: 138 minutos

Género: Bíblico

Reparto: Russell Crowe, Jennifer Connelly, Emma Watson, Anthony Hopkins, Ray Winstone, Logan Lerman

Comienza la proyección. Una serpiente fosforita digital hace aparición en pantalla. Tras ella una manzana palpitante y demás imágenes que nos remiten al pecado original. Darren Aronofsky comienza a contar la historia de Noé desde el principio, y desde el primer minuto queda claro que lo que se va a ver es la versión personal y despendolada de una de las cabezas más raras del cine americano reciente.

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