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Robert Redford contra la inmensidad marina
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estreno de 'cuando todo está perdido'

Robert Redford contra la inmensidad marina

El mítico actor se enfrenta en su nuevo filme 'Cuando todo está perdido' a un reto interpretativo. Un filme sin palabras y en el que es el único protagonista

Foto: Robert Redford en ' Cuando todo está perdido'
Robert Redford en ' Cuando todo está perdido'

Cuando todo está perdido es una película insólita en el panorama hollywoodiense, un film que toma más riesgos de lo que parece a pesar de contar con Robert Redford como principal reclamo. El veterano actor encarna a un navegante, de quien nunca conoceremos el nombre, que naufraga “a 1.700 millas náuticas de la costa de Sumatra”. Este es el único dato informativo que se nos ofrece a lo largo de la hora y media larga que dura la película. Perdido en medio del océano en un barco estropeado, el protagonista llevará a cabo todo aquello a su alcance en su intento por mantenerse a flote.

Las survivals movies con un protagonista único no son excepción en el cine contemporáneo. Títulos recientes como La vida de Pi (2012) de Ang Lee, Buried (2010) de Rodrigo Cortés, 127 horas (2010) de Danny Boyle o incluso la más añeja Náufrago (2000) de Robert Zemeckis han demostrado que la idea de un hombre aislado luchando por mantenerse en vida en circunstancias adversas suele funcionar bien en la taquilla.

Cuando todo está perdido se desarrolla como una survival movie en toda regla: el núcleo del film son los esfuerzos y ardides del personaje para no perecer en medio del mar. Además se detiene en todas y cada una de las situaciones típicas de un film de naufragio. Su originalidad no radica en su planteamiento sino en el encomiable trabajo de depuración narrativa y dramática que ha llevado a cabo el director J.C. Chandor (Margin Call) hasta conseguir llevar su film a otro terreno.

Las películas de supervivencia tienden a apoyarse en todo tipo de recursos para mantener al espectador entretenido. Los personajes llenan su soledad con amigos imaginarios, flashbacks de su vida anterior, conversaciones desde un teléfono oportunamente situado en el lugar o monólogos interiores. Cuando todo está perdido arranca con unas breves frases en off de Redford, las únicas líneas de diálogo en todo el film. Más adelante nos invitan a pensar que corresponden a una carta de despedida.

La película no ofrece ningún otro tipo de información sobre la vida y sentimientos del personaje: no sabemos en ningún momento qué hace allí, por qué está solo ni a quién dedica sus posibles últimas palabras. Ni tan siquiera se nos menciona su nombre. En consecuencia, el espectador no puede sentir otra empatía por el protagonista que la provocada por la situación en la que se encuentra. Da igual si a su regreso le esperan mujer e hijos, si está huyendo de algún hecho terrible o es un ser humano despreciable.

Chandor tampoco explota demasiado la vertiente “macgyver” del asunto. El velero donde viaja Redford dispone de los gadgets habituales para sobrevivir en caso de accidente, de las bengalas luminosas a la lancha de repuesto, y el personaje hace buen uso de todas y cada una de ellos. Pero sin llegar a convertir en espectáculo el hecho de recurrir a elementos inesperados para salvar el pellejo. En la misma línea de baja intensidad, la banda sonora de Alex Ebert, líder de la banda Edward Sharpe and the Magnetic Zeros, apenas se hace notar a lo largo del film, algo que se agradece entre tanta música de película sobrecargada y enfatizadora.

Robert Redford en una escena de 'Cuando todo está perdido'Con esta política de contención, Cuando todo está perdido se aleja de la voluntad épica, de la celebración del superviviente típica de estos films, para acercarse a la reflexión existencial que emana a veces de cierto cine de género. Más que a otros colegas náufragos, el personaje de Robert Redford recuerda por momentos al protagonista de El increíble hombre menguante, esa obra maestra de la serie B entre la ciencia-ficción y la metafísica que firmó Jack Arnold en 1957.

A medida que avanza el metraje, aquí el protagonista también parece empequeñecer cada vez más en la inmensidad del océano, hasta volverse casi invisible para el resto del mundo. Esta asunción de la propia nimiedad en una película de concepción tan austera otorga un tono casi espiritual al segundo largometraje de J.C. Chandor.

No es la primera vez que Robert Redford emprende una aventura en solitario en la gran pantalla. En 1972 protagonizó Las aventuras de Jeremiah Johnson a las órdenes de su colega Sidney Pollack. Allí encarnaba a un antiguo militar que huía de una civilización corrupta para integrarse en un entorno salvaje más hostil de lo que creía. En esta ocasión Redford se enfrenta de nuevo a la naturaleza pero con unos cuantos años de más. El fundador del Festival de Sundance convierte su veteranía en otra vacuna contra la tentación épica, además de brindar una de las mejores interpretaciones de su carrera. Que no haya sido nominado al Oscar por su papel en Cuando todo está perdido dice mucho de una Academia de Hollywood que sigue prefiriendo el histrionismo a la sutileza en lo que al trabajo de los actores se refiere.

All is lost

Dirección: J. C. Chandor

Nacionalidad: EEUU

Género: Drama

Duración: 106 minutos

Intérpretes: Robert Redford

Cuando todo está perdido es una película insólita en el panorama hollywoodiense, un film que toma más riesgos de lo que parece a pesar de contar con Robert Redford como principal reclamo. El veterano actor encarna a un navegante, de quien nunca conoceremos el nombre, que naufraga “a 1.700 millas náuticas de la costa de Sumatra”. Este es el único dato informativo que se nos ofrece a lo largo de la hora y media larga que dura la película. Perdido en medio del océano en un barco estropeado, el protagonista llevará a cabo todo aquello a su alcance en su intento por mantenerse a flote.

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