Chaplin resucita con la publicación de una novela inédita

Envejecer no es fácil para nadie. Pero sentirse ignorado y apartado de los focos cuando durante treinta años has sido la estrella indiscutible del cine es un duro golpe al que Charlie Chaplin contestó con la película Candilejas en 1952, poco antes de ser expulsado definitivamente de Estados Unidos por “comunista”. Lo que hasta ahora nadie sabía es que, cuatro años antes de escribir, dirigir e interpretar la que posiblemente sea una de sus mejores cintas, Chaplin, que había dejado Inglaterra a principios del siglo XX, escribió un relato largo titulado Footlights que fue la semilla del guion de Candilejas.

“Yo sé que soy gracioso pero los managers piensan que mi tiempo ha pasado…¡Dios! Sería fantástico conseguir que se tragaran sus palabras. Eso es lo que más odio de envejecer, el desprecio y la indiferencia que te demuestran... Piensan que estoy acabado. Por eso sería maravilloso regresar… ¡Hacerlo de forma sensacional! Conseguir que se partieran de risa, como solía hacer… Escuchar ese rugido elevarse… olas de carcajadas llegando hasta ti, elevándote del suelo… solía ser un tónico… Te gustaría reír con ellos pero te aguantas y te ríes por dentro…. Dios! No hay nada como eso. Por mucho que los odie adoro escucharlos reír”.

Así se sentía Charlie Chaplin en 1948. Y así lo escribió en ese relato, que él no concibió para ser publicado y que, sin embargo, ahora edita la Cineteca de Bologna (se vende por internet) tras permanecer durante seis décadas agazapado en los Archivos Chaplin sin que nadie más allá de su familia conociera su existencia. Se trata de 34.000 palabras que su biógrafo, David Robinson, ha conseguido organizar juntando escritos a mano de Chaplin y otros mecanografiados que constituyen el único libro escrito por este británico que fue quizás la mayor celebridad de Hollywood entre los años veinte y los cuarenta.

“Chaplin estaba atravesando por un período muy complicado en Estados Unidos. Estaba en el punto de mira de J. Edgar Hoover… que consiguió que gran parte de la clase media americana se volviera en su contra. Para él fue un shock porque había sido el hombre más amado durante treinta años. Esos sentimientos se desarrollan en la historia de Calvero”, ha explicado Robinson en el diario The Guardian.

En un Hollywood que aún no estaba hiperpoblado como el actual, Chaplin comenzó a brillar muy pronto. Se estrenó en el cine en 1914 y poco a poco fue apareciendo con cada vez más asiduidad en las pantallas, hasta que el personaje de Charlot se convirtió en uno de los más populares del cine mudo. En 1918 fundó su propia empresa y produjo nueve películas. A partir de 1923 todo lo que escribió y protagonizó fueron largometrajes, como Una mujer de París o La quimera del oro, dos de las joyas del cine mudo de aquella época. Escribía, dirigía, protagonizaba e incluso producía sus películas, en las que se negó a introducir el sonido hasta 1936, cuando el mundo pudo escuchar por primera vez su voz en la extraordinaria Tiempos modernos.

Su pacifismo, su negativa a apoyar la intervención del Gobierno estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial y sus críticas al capitalismo, plasmadas en la película de 1947 Monsieur Verdoux, le hicieron caer en desgracia frente a un Gobierno que decidió exterminar profesionalmente a todos los artistas de Hollywood de izquierdas y montó una fuerte campaña anti-Chaplin que dio sus frutos y que acabó en su expulsión del país. Candilejas era una metáfora de lo que el propio Chaplin vivió en sus carnes.

Calvero es el clown alcohólico y envejecido que protagonizaba aquel filme (en la piel del propio Chaplin) y que rescata del suicidio a una bailarina, Claire Bloom, mucho más joven que él y que después triunfará mientras Calvero se hace cada vez más invisible para el público. Footlights es el germen de aquella historia, en la que ya aparecen ambos personajes, pero en cierto modo es aún más personal que Candilejas. “Es la precuela de la película, subraya por qué Calvero tiene pesadillas, por qué está desencantado con su carrera y con el público. El libro profundiza más en la relación del artista con su audiencia, con el sentido del arte”, explicó a The Guardian Cecilia Cenciarelli, codirectora del Proyecto Chaplin de la Cineteca.

Chaplin sólo fue a la escuela durante seis meses y aun así consiguió convertirse no sólo en uno de los mejores guionistas de Hollywood, sino también, como demuestra Footlights, en un escritor nada desdeñable, según su biógrafo. En el comentario que Robinson presenta en el libro escribe: “La infancia de Chaplin en el sur de Londres se refleja en la aversión del protagonista por los parques –“esos tristes parches verdes y la gente que se siente en ellos, los cementerios vivos de los desesperados y los indigentes”–. El relato también demuestra “el gusto por las palabras exquisitas o extrañas de este autodidacta confeso que mantenía siempre un diccionario a su lado y que se obligaba a aprender una palabra nueva cada día hasta el final de su vida”.