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El mayor desastre de Lady Di
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Estreno de 'diana'

El mayor desastre de Lady Di

El biopic de Diana de Gales, que se estrena hoy, puedo pasar a la posteridad como una de las peores películas de 2013

Foto: Fotograma del filme
Fotograma del filme

Diana Frances Spencer, Diana de Gales, ya tiene película. El filme que le ha dedicado Oliver Hirschbiegel no recuenta su vida como un biopic tradicional sino que se centra en la historia de amor que vivió justo después de separarse de su marido Carlos de Inglaterra y antes de empezar a salir con Dodi Al-Fayed. Diana reconstruye este episodio poco conocido en la trayectoria de la llamada princesa del pueblo a partir del libro El último amor de Diana de Kate Snell. Este best-seller asegura que la nuera de Isabel II mantuvo un romance con el cirujano del corazón Hasnat Khan, a quien consideraría su gran amor, pero la presión mediática y la familia paquistaní del médico pusieron fin a una relación de dos años.

Naomi Watts, británica nacionalizada australiana, residente en EEUU y una de las actrices a quien más admiramos desde que David Lynch nos la descubrió en Mulholland Drive, se encarga de la difícil tarea de mimetizar a la protagonista, en un papel tan fácil de olvidar como de perdonar. Naveen Andrews, uno de los rostros más populares de la serie Perdidos, da vida a Hasnat Khan. La química entre ambos resulta del todo inexistente, y eso que el filmE pretende contarnos, ante todo, una gran historia de amor.

A su lado, la figura de Dodi Al-Fayed apenas aparece esbozada y se le dibuja más bien como un playboy millonario que contrastaría con el médico discreto y entregado a su trabajo que le rompe el corazón a Diana. La princesa aparece ya totalmente aislada de la familia real británica: en la película no salen ni la reina Isabel ni Carlos, tampoco los hijos que tuvieron en común a los que solo se menciona de pasada.

La película insiste en la idea de una Diana que quiere vivir como una persona corriente, como una princesa diferente: se prepara ella misma el desayuno, se pone una peluca para poder salir a la calle con su amante sin que la molesten los paparazzi y prefiere hacerse fotos oficiales junto a niños enfermos que inaugurar submarinos atómicos. Además de mostrar interés por otras culturas y religiones.

No hay ningún tipo de crítica hacia el hecho de que supiera gestionar tan bien una imagen pública centrada en una labor humanitaria donde ella cuidaba o consolaba a víctimas de las minas con un fotógrafo siempre al lado. Diana, la película, no ofrece ningún tipo de carnaza: ni kitsch, ni amarilla ni rosa. Es tan inane e irreal como un reportaje del Hola. Pero sin fotografías de calidad ni el potencial de un subtexto irónico en el que recrearse.

La soledad de las soberanas británicas

Esta es la primera película protagonizada por Diana de Gales, habitual de las portadas de tabloides y prensa rosa pero hasta el momento ausente o secundaria en el cine. Su figura y su muerte tenían una presencia significativa en La reina, el filme que dedicó Stephen Frears a los años horribles de Isabel II . La película arrancaba con el accidente en París de Diana para mostrar cómo las decisiones que tomó la soberana al respecto (su distanciamiento de los hechos, su negativa rotundo a celebrar un funeral de estado) marcaron el punto álgido del distanciamiento entre la familia real y los ciudadanos británicos, que se posicionaron al lado de la princesa del pueblo. La caída en desgracia de la reina coincidió con el momento de máxima popularidad de Tony Blair, que supo jugar a su favor el hecho de que las simpatías de su potenciales votantes recayeran en la fallecida.

Frears filmó un docudrama de lujo que recreaba los momentos más complicados que vivió Isabel II en el palacio de Balmoral. Su incursión en las dependencias privadas de la reina no respondía a una voluntad de mostrar su cara oculta sino a la de enseñarnos el lado más humano del poder.

Hagiografías para todas

En la misma línea de "las poderosas también lloran" discurría La dama de hierro (2012), el biopic de Margaret Thatcher realizado por Phyllida Lloyd en la que se nos presentaba a la antigua primera ministra en soledad de su vejez y con los primeros síntomas de demencia senil. La directora de Mamma Mia ofrecía un retrato de Thatcher en su momento más vulnerable, al tiempo que recorría su trayectoria personal y profesional haciendo más hincapié en los aspectos sentimentales que en los políticos: se reivindicaba a la mujer hecha a sí misma en un mundo dominado por una casta aristocrática y masculina y se apelaba a su faceta de madre y enamorada mientras se ignoraban sus aspectos más controvertidos y denunciables.

La misma falta de voluntad crítica con el poder aqueja esta película sobre la princesa Diana que firma el director de dos de los títulos más sobrevalorados de los últimos años, El experimento (2001) y El hundimiento (2004), sobre los últimos días de Hitler en su búnker, títulos más llamativos por sus temáticas que por la capacidad (inexistente) de su director para profundizar en ellas.

Diana vuelve a tocar un asunto con supuesto morbo, pero sin ningún tipo de gracia. En un momento se cita a Maria Callas como posible referente de mujer famosa que murió también con el corazón roto. Ya le gustaría al director haber firmado un drama con la dimensión trágica y el romanticismo desbordado que representa la Callas. La acogida del filme en Gran Bretaña ha sido más que mala, desastrosa. La crítica se ha cebado con ella con especial saña. El público la ha recibido con tibieza: se situó en el quinto lugar de los títulos más vistos en el país la semana de su estreno. La Diana cinematográfica no despierta las mismas pasiones que la del papel couché. Al menos, en su país de origen.


Diana
Director:Oliver Hirschbiegel
Reparto:Naomi Watts, Naveen Andrews
Nacionalidad: Reino Unido
Género: Biopic
Duración: 113 minutos

Diana Frances Spencer, Diana de Gales, ya tiene película. El filme que le ha dedicado Oliver Hirschbiegel no recuenta su vida como un biopic tradicional sino que se centra en la historia de amor que vivió justo después de separarse de su marido Carlos de Inglaterra y antes de empezar a salir con Dodi Al-Fayed. Diana reconstruye este episodio poco conocido en la trayectoria de la llamada princesa del pueblo a partir del libro El último amor de Diana de Kate Snell. Este best-seller asegura que la nuera de Isabel II mantuvo un romance con el cirujano del corazón Hasnat Khan, a quien consideraría su gran amor, pero la presión mediática y la familia paquistaní del médico pusieron fin a una relación de dos años.

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