La mafia acaba a tiros con el Hollywood francés

Algo tiene el director francés Luc Besson (París, 1959) que o te gusta mucho o te irrita hasta límites insospechados. Su trayectoria se puede dividir en cuatroetapas cronológicas: 1) Gran esperanza blanca de la taquilla francesa con películas esteticistas como Subway (1985). 2) Rey europeo de Hollywood con lucrativos blockbusters de género -Léon. El profesional (1994),El quinto elemento (1997)- respaldados por vipsamericanos comoBruce Wills. 3) Productor omnipresente de la industria francoestadounidense que no le hace ascos a las sagas criminales ultracomerciales: las terroríficas Taxi Express yTransporter. 4) Director de cintas familiares de animación infantil:la saga Arthur y los Minimoys (2006/2011).

En los últimos años, Besson parece más interesado en producir que en dirigir. Aunque se ha puesto detrás de la cámara en proyectos variopintos, como Arthur y los Minimoys,no se ha prodigadoen aquellos que le hicieronfamoso en los años noventa: películas de género rodadas en inglés con estrellas de Hollywood. Así que Malavita, que se estrena hoy en los cines españoles, sería suregresoa la primera línea comercial con el género que le hizo popular -el thriller criminal- y el respaldo de luminarias de Hollywood como Robert De Niro y Michelle Pfeiffer.

Malavita bascula entre el drama y la comedia para contar las peripecias cotidianas de una unidad familiar mafiosa. En efecto, lo primero que se viene a la cabeza son Los Soprano, pero Malavita no esexactamenteun trabajo cocinado al calor del éxitode la serie televisiva. Primero porque la película de Besson es en realidad una adaptación de una solvente novela negra (Malavita,escrita por elfrancés de origen italiano Tonnino Benacquista yeditada por Lengua de Trapo en 2005). Segundo, y más importante, porque Los Soprano iba en serio.

Malavita cuenta las peripecias de una familia estadounidense de apariencia normal que deja Nueva Jersey para irse a vivir a un pequeño pueblo francés. Pronto sabremos que se trata de mafiosos exiliados a la fuerzapor un programa de protección de testigos. O cuando uno intenta cambiar de vida pero tiene que vigilar todo el rato sus espaldas por si acaso. Tampoco es que Robert De Niro, que interpreta al patriarca del clan, le haga ascos a continuar con su rutina mafiosa habitual. La cabra tira al monte.

Luc Besson apuesta por la tragicomedia para contar la historia. Sufalta de pericia para equilibrar los tonos genéricos (comedia y drama) eselprincipal drama de Malavita. No es tanto que uno no sepa bien si la película va en serio o en broma,como que el director y los actores tampoco parecen saberlo. O quizás sí.

Digamos que Besson es uno de esos directores posmodernos al que le cuesta tomarse en serio la violencia. El tratamiento de la crudeza criminal en Malavita es, en ese sentido, coherente con su carrera como productor: arrancar la risa del espectador en cuanto empiezan los batazos en la cabeza, las palizas y los asesinatos. Ji, ji, ja, ja.

Malavita sería, por tanto, la clase de película que sacaría de sus casillas a Michael Haneke por su tratamiento frívolo de la violencia. Lo cual, si lo piensan, puede tener hasta su gracia. Salvo que uno no puede evitar bostezar ante las imágenes del enésimo thriller criminal repleto de guiños, un género que no es que esté quemado, es que está ya más allá del achicharramiento. Para colmo, sutratamiento cool de la violencia notienedemasiada gracia por lo rutinario de sus gags.

El efecto chiste acaba fagocitando Malavitahasta neutralizar su credibilidad dramática. Las piezasno encajan. En parte porque ni Besson ni De Niro parecen capaces de tomarse en serio a sí mismos hasta estas alturas de sus lucrativas carreras.

Conclusión: Lo verdaderamente grave de Malavita no es que sea un Tarantino menor (Tarantino menor significa, como mínimo, "película buena") es que esun Besson menor. Y eso ya es mucho decir.

Malavita
Director: Luc Besson
Reparto: Robert De Niro y Michelle Pfeiffer
Género: Thriller tragicómico
Nacionalidad: EEUU
Duración: 111 minutos