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El hijo pródigo de la comedia romántica vuelve a casa
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estreno de 'una cuestión de tiempo'

El hijo pródigo de la comedia romántica vuelve a casa

El director británico Richard Curtis, guionista de 'Cuatro bodas y un funeral' y director de 'Love Actually', vuelve a poner el romanticismo en órbita

Foto: Fotograma de 'Una cuestión de tiempo'
Fotograma de 'Una cuestión de tiempo'

Richard Curtis, de padres australianos, nació en Nueva Zelanda y no pisó Inglaterra hasta que cumplió 11 años. Eso no le ha impedidoconvertirse en el icono cinematográfico del romanticismo británico yser homenajeado por la mismísima reina de Inglaterra por sus servicios (sentimentales) a la patria: Curtis es Caballero del Imperio Británico. En efecto, cada vez que Curtis estrena una nueva comedia romántica, la guardia real se cuadra, Inglaterra contiene la respiración y los cines reciben una lluvia de millones. Un mito popular que dio la campanada como guionista conCuatro bodas de un funeral (Mike Newell, 1994), volvió a reventar la taquilla con el libreto de Notting Hill (Roger Michell, 1999), debutó como director con Love Actually (2003) y escribió la primera parte de El diario de Bridget Jones (Sharon Maguire,2004). O el hombre que ha hecho reír y llorar en los cines a toda una generación, de jovencitas a ancianitos. El rey de la comedia romántica mainstream.

Chico torpe conoce chica, chico pierde chica, familia de chico se une como una piña en torno a él... y todos acaban pariendo niños como conejos

Lo que ocurre es que Curtis llevaba una década dedicado a otros menesteres, como dirigir amables y olvidables relatos costumbristas británicos (Radio encubierta, 2009) o escribir una de las cintas más lacrimógenas e irritantes de Spielberg (War Horse, 2011). Pero no se alarmen: el hijo pródigo ha vuelto a casa (a la casa común del romanticismo):Una cuestión de tiempo, que se estrena hoy, es una vuelta de tuerca del curtismo: chico torpe conoce chica, chico pierde chica, familia de chico se une como una piña en torno a él... y todos acaban pariendo niños como conejos. Y por si todoesto no fuera suficiente para los fans del director británico, escuchen esto otro: puede que Una cuestión de tiempo sea la mejor película de Richard Curtis. En efecto, el acabose.

La película es una nueva muestra de uno de los subgéneros más recurrentes de la comedia romántica contemporánea: los viajes en el tiempo como fuente de posibilidades amorosas.De la fundacional Atrapado en el tiempo (Harold Ramis, 1993) a Kate y Leopold (James Mangold, 2001), pasando por Más allá del tiempo (Robert Schwentke,2009) o en cierto modo la mítica Olvídate de mí (Michel Gondry, 2004). Puede parecer raro que la comedia sentimental recurra tanto a los viajes deciencia ficción, pero en realidad tiene una lógica argumental aplastante. Uno de los conflictos clásicos del género son las dificultades para decirle al otro que le quieres. Viajar en el tiempo te da derecho a una segunda oportunidad para rematar la tarea.

Algo de eso ahí en Una cuestión de tiempo, aunque ya les advertimos que la ciencia ficciónes sólo una argucia de Curtis para volver a hacer la película realista que mejor sabe hacer: una comedia agridulce sobre las relaciones sentimentales de amplio alcance (amoríos, amigos, familia) apoyado en un reparto coral en el que los secundarios están tan bien perfilados como los protagonistas.

Curtis, que pasó la semana pasada por Madrid, dejó algunas perlas sobre el truco para filmar el romanticismo humorístico: 1) "La única regla para escribir una comedia romántica es no escribir una comedia romántica". 2) "Para empezar siempre he estado enamorado de las chicas. Cuando tenía cuatro años de Jill, después a los siete años de Tracy y más tarde de Julie Andrews y Sylvia Kristel.Además, está el amor por mi familia y conforme fui creciendo mis amigos comenzaron a ser muy importantes para mí". Esto último puede sonar a topicazo, pero es una de las claves de la coralidad sentimental de sus películas, donde unos se apoyan en los hombros de los otros para echarse unas risitas yunas lagrimitas.

Curtis, que en los años ochenta se curtió como guionista cómico en programas y series emblemáticas de la televisión británica (Not the Nine O´Clock News, Spitting Image, La víbora negra), vuelve a demostrar en Una cuestión de tiempo su buen oído para el diálogo humorístico, su pericia en el juego de las emociones y su capacidad para sacar brillo a las relaciones paterno filiales. Más controvertidos resultan los siguientes puntos: el subrayado emotivo en los últimos minutos, su exceso final de almíbar en forma de sobredosis de autoayuda (basta con ser feliz para que todos los problemas de la vida se solucionen de un plumazo, según el filme) o su irritante tendencia a neutralizar situaciones potencialmente conflictivas (esa idea de la paternidad como fuente maravillosa de placer constante).

Con todo y con eso, Una cuestión de tiempo es una comedia romántica mainstream que funciona como un rodillo. Risas y lágrimas aseguradas. Atentos a la taquilla.

Una cuestión de tiempo
Director: Richard Curtis
Reparto: Domhnall Gleeson, Rachel McAdams, Bill Nighy, Tom Hollander
Género: Comedia romántica
Nacionalidad: Reina Unido
Duración: 123 minutos

Richard Curtis, de padres australianos, nació en Nueva Zelanda y no pisó Inglaterra hasta que cumplió 11 años. Eso no le ha impedidoconvertirse en el icono cinematográfico del romanticismo británico yser homenajeado por la mismísima reina de Inglaterra por sus servicios (sentimentales) a la patria: Curtis es Caballero del Imperio Británico. En efecto, cada vez que Curtis estrena una nueva comedia romántica, la guardia real se cuadra, Inglaterra contiene la respiración y los cines reciben una lluvia de millones. Un mito popular que dio la campanada como guionista conCuatro bodas de un funeral (Mike Newell, 1994), volvió a reventar la taquilla con el libreto de Notting Hill (Roger Michell, 1999), debutó como director con Love Actually (2003) y escribió la primera parte de El diario de Bridget Jones (Sharon Maguire,2004). O el hombre que ha hecho reír y llorar en los cines a toda una generación, de jovencitas a ancianitos. El rey de la comedia romántica mainstream.

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