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“Mi padre recibía cartas del imán para que me prohibiera ser directora de cine”
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Entrevista con la cineasta Haifaa Al Mansour

“Mi padre recibía cartas del imán para que me prohibiera ser directora de cine”

La primera mujer cineasta de Arabia Saudí ha rodado la primera película hecha íntegramente en su país y se ha convertido en su primera representante en los Oscar

Foto: Entrevista a la cineasta saudí haifaa al mansour
Entrevista a la cineasta saudí haifaa al mansour

La carrera como cineasta de Haifaa Al Mansour (Arabia Saudí, 1974) está irremediablemente unida a la historia de su país. Ella se ha convertido en la primera mujer Saudí que dirige una película, mientras que su filme, La bicicleta verde, es el primero que se rueda íntegramente en Arabia Saudí. La respuesta internacional a su primera obra ha sido entusiasta y han convertido a Haifaa en un símbolo de la lucha de las mujeres en países donde la censura está a la orden del día. Ella, sin embargo, siempre se muestra prudente al hablar de la situación en Arabia Saudí, ya que, como cuenta a El Confidencial, cree que es su responsabilidad formar parte de un cambio que ya está en camino y al que hay que llegar con diálogo.

Pequeños pasos que contribuyen a crear la esperanza de que la situación de la mujer árabe pueda cambiar. Pasos como los que da su pequeña protagonista, Wadja, al luchar contra todos para conseguir una bicicleta verde, un medio prohibido en su país. Por si estos logros fueran pocos, Haifaa Al Mansour también se ha convertido recientemente en la primera cineasta que representará a Arabia Saudí en los próximos Oscar. Otro sueño cumplido de la que se ha convertido en la voz de las mujeres que, hasta ahora, no habían sido escuchadas.

¿Está basada la película en sus experiencias como mujer en Arabia Saudi?

Parte de la película es, por supuesto, autobiográfica, y cuenta cómo crecí en una pequeña ciudad Saudí y fui a una escuela pública, como Wadjda, pero no es sobre mis experiencias. La película está basada en todas las chicas con las que crecí, que nunca tuvieron la oportunidad de darse cuenta de su potencial. Creo que ellas podían haber cambiado el mundo si las hubieran dejado.

La cineasta árabe Haifaa Al Mansour (CC)¿Qué opina sobre las prohibiciones en su país que describe el filme, cree que está mejorando la situación?

Creo que el país está cambiando a mejor. Es importante conocer los cambios que están llegando a Arabia Saudi bajo el mandato del Rey Abdullah, aunque puedas pensar que esos cambios pudieran estar llegando más rápido o de forma más profunda en ciertos campos. Es un lugar distinto al que era hace diez años. Y la nueva generación tiene acceso a la información y diferentes culturas e ideas que no podíamos ni siquiera imaginar se están desarrollando. El cambio es una realidad ahora, y esto es un proceso delicado y peligroso. No va a ocurrir de la noche a la mañana, no de manera positiva, así que es nuestra responsabilidad trabajar con el sistema para intentar influir en que el cambio se produzca en la dirección acertada. Estamos viendo la decepcionante realidad producida por cambios radicales en otras partes de la región, así que creo que debemos centrarnos en lo positivo y en cuál va a ser nuestro próximo paso.

¿Qué siente al haber rodado la primera película íntegramente filmada en Arabia Saudí?

Honor, por supuesto. Estoy orgullosa de ser parte del cambio positivo que está teniendo lugar.

¿Temía que el gobierno o las autoridades no la permitieran terminar la película por ser un filme crítico?

La película es más crítica con la gente que cree que no puede cambiar el sistema que con el sistema mismo. Trabajamos con el gobierno para obtener todos los permisos para rodar en el Reino. Estábamos más preocupados de la falta de infraestructuras y de los retos de la producción que de otra cosa. Tuvimos que lidiar con tormentas de arena, falta de equipos, espectadores conservadores que acudían al rodaje… pero mereció la pena.

¿Cree que el cine puede ayudar a cambiar este tipo de situaciones sociales?

Las películas son un gran medio para presentar nuevas ideas y perspectivas, es universalmente accesible. Espero que mi película ayude a convertir este medio en algo menos amenazador para aquellos que todavía piensan que es malvado, y también que los saudís se sientan orgullosos de ver su mundo representado en la gran pantalla.

¿Se entiende la película en otros sitios donde este tipo de prohibiciones no existen?

He viajado por todo el mundo con el filme y siempre me intereso mucho por ver las diferentes reacciones de la gente de distintos países y culturas. Estoy entusiasmada al ver que hemos ganado muchos premios del público en lugares muy diferentes. Lo cual dice que la gente reacciona de forma muy positiva. Nunca sabes si el público entenderá este lugar extraño y extranjero del que vengo, por lo que es genial que se involucren con la historia y los personajes.

¿Cómo aprendiste cine y descubriste que querías rodar películas en un país sin cultura cinematográfica y en el que no existen salas de cine?

Mi padre solía ponernos películas, a lo mejor para que estuviéramos tranquilos. ¡Éramos doce en casa! Las cintas de VHS han sido una gran parte de mi infancia. No teníamos televisión por satélite, ya que era ilegal entonces, así que como críos que éramos estábamos trasteando constantemente con la antena de televisión hasta que por fin podíamos coger alguna imagen que no se moviera de canales de Baréin o Kuwait. Mi padre organizaba noches de cine para nosotros. Sacábamos la tele al patio y era todo muy romántico. Nos encantaban las películas antiguas egipcias, y las de Bollywood. Aunque fuera muy pequeña mis sentimientos más fuertes eran con películas americanas. Respeto mucho su cine, hasta las obras malas, porque entienden las emociones y tienen arcos narrativos coherentes respecto a esas emociones.

Creo que son tan exitosos porque hablan de sentimientos y deseos universales. Por eso me influyeron tanto. Cuando crecí en Arabia Saudí empezaron a abrir videoclubes, pero las mujeres no podíamos entrar, así que me hice amiga de un chico que trabajaba allí y me traía a casa las películas para poder verlas.

¿Vas a seguir rodando en tu país?

¡Por supuesto! Arabia Saudí es un país con un ambiente muy rico para el drama, y hay muchas historias que no se han contado todavía. La relación entre tradición y modernidad crea la cantidad de tensión justa para crear grandes historias. Espero continuar haciendo tantas películas como pueda aquí.

Va a representar a su país en los Oscar, ¿está nerviosa, cómo se siente ante este evento?

Honestamente, nunca habría imaginado cuando era niña que rodaría un filme que se convertiría en la primera película que Arabia Saudí manda a los premios de la Academia de Hollywood. No tengo palabras, es maravilloso.

¿Ha recibido el apoyo del gobierno en este viaje alrededor del mundo para promocionar la película?

Las instituciones han sido muy comprensivas y nos han apoyado mucho, me siento muy honrada de haber recibido su respaldo con la nominación.

¿Qué opina de otros realizadores como Jafar Panahi, que se encuentra en arresto domiciliario, en Irán por sus idas políticas?

Ha sido una gran influencia para mí, el cine Iraní en general ha inspirado mi acercamiento a la forma de rodar y de contar historias. Tengo muchísimo respeto por Jafar Panahi y espero que se le permita hacer muchas más películas en el futuro.

En su película los personajes principales son mujeres con carácter, ¿piensa que a pesar de las prohibiciones las mujeres en su país son más fuertes que los hombres?

En Arabia Saudí es muy difícil hacer nada sin el consentimiento de toda tu familia, seas hombre o seas mujer. Mi padre era de uno de los lugares más conservadores del país, un pueblecito en el corazón de Nejd, pero lo dejó y se fue a estudiar a Egipto en los 50 y se convirtió en una conocido poeta del Reino. Nunca escuchó a nadie o se dejó influenciar cuando se trataba de la libertad de sus hijas. Solía recibir cartas de familiares, amigos, colegas y del imán de la mezquita pidiéndole que me controlara y terminara con mi carrera como cineasta. Pero nunca le importó.

A veces es la madre la que tiene más determinación para decidir el destino de su hija. Así que me siento bendecida porque mi padre no sólo me dejara, sino que me animara a seguir mis sueños y de que mi madre fuera una persona tan fuerte y no le importara lo que la gente pensaba. La mayor parte de los saudís tienen ese miedo a ser etiquetados como diferentes o a estar fuera del sistema, pero a mis padres no les importó. Creo que fue más duro para mis hermanos, especialmente para los chicos, por ser conocidos como outsiders en la comunidad. En parte provocado porque sus hermanas fueran tan independientes, pero era la única forma de crear un espacio para una misma.

La carrera como cineasta de Haifaa Al Mansour (Arabia Saudí, 1974) está irremediablemente unida a la historia de su país. Ella se ha convertido en la primera mujer Saudí que dirige una película, mientras que su filme, La bicicleta verde, es el primero que se rueda íntegramente en Arabia Saudí. La respuesta internacional a su primera obra ha sido entusiasta y han convertido a Haifaa en un símbolo de la lucha de las mujeres en países donde la censura está a la orden del día. Ella, sin embargo, siempre se muestra prudente al hablar de la situación en Arabia Saudí, ya que, como cuenta a El Confidencial, cree que es su responsabilidad formar parte de un cambio que ya está en camino y al que hay que llegar con diálogo.

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