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Eli Roth mete el canibalismo en sitges

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The Green Inferno contiene todas las dosis de gore que se puede esperar de un filme de Eli Roth, uno de los creadores del subgénero torture-porn

Foto: Una escena de la película 'The Green Inferno', de Eli Roth.
Una escena de la película 'The Green Inferno', de Eli Roth.

The Green Inferno contiene todas las dosis de gore que se puede esperar de un filme de Eli Roth, uno de los creadores del subgénero torture-porn con Hostel (2005). Desmembramientos, amputaciones, ojos arrancados, lenguas recortadas, empalamientos, decapitaciones y antropofagia forman el menú de atrocidades de esta película sobre un grupo de activistas que se adentran en la selva peruana para proteger una tribu indígena, amenazada por las excavadoras.

Como es habitual en el cine de Roth, los protagonistas son una serie de jóvenes universitarios carne de slasher. El personaje principal, Justine, es la hija de un abogado de la ONU que decide apuntarse a una expedición con supuestos fines humanitarios, sin tener ni tan siquiera idea de que en el país al que viajan, Perú, se habla una lengua llamada quechua. El grupo de bienhechores se encontrarán con que los indígenas no solo no les dan las gracias por su gesto caritativo, sino que los toman por el peor de los enemigos y deciden practicar con ellos sus rituales más sádicos.

The Green Inferno concentra todo este muestrario de salvajadas, pero concentrado en una sección muy concreta del metraje. El film incluso ofrece algún respiro más de lo que hacía de Hostel, como si esta vez el cineasta pretendiera llegar a un público más amplio. “Por supuesto que me encantaría tener más espectadores, pero la violencia la dosifico según lo que necesita la historia, no esperando llegar a más o menos gente”, ha comentado Roth en la presentación a la prensa.

Solidaridad de sofá

La película ofrece una imagen muy crítica con ciertas formas de solidaridad en Occidente, con ese tipo de personas que piensa que puede salvar el mundo con su iPhone. “Hay una forma de activismo muy perezosa, el de aquellos que se creen que por hacer un retuit ya son buenas personas. La película muestra esa generación de jóvenes muy inteligentes, pero que están acostumbrados a los resultados instantáneos y buscan el camino más corto para todo. Muchas veces se involucran en causas sin profundizar en ellas”.

El filme incluso denuncia la manipulación que llevan a cabo algunas empresas explotadoras del Amazonas de estos grupos para sus propios intereses. En The Green Inferno, los militantes de pacotilla acaban en su mayoría entregando literalmente su vida para la subsistencia de una tribu que los encierra y trata como a bestias de las que se alimentarán. “Soy un firme defensor de los derechos de los animales, y me apetecía hacer una película donde éstos aparecen mejor tratados que las personas”, ha añadido riendo Roth.

“Creo que el cine de terror permite transmitir mensajes de forma subliminal. Por supuesto, lo primero que espero de una película de género es que me asuste. Pero si ves un filme de casas encantadas sin más, al final se agota. En cambio, hay otras películas de las que puedes hacer lecturas muy interesantes. Hace poco revisamos con Quentin Tarantino Mil gritos tiene la noche de Juan Piquer Simón y estuvimos discutiendo durante horas sobre la epifanía del feminismo que encierra”.

Canibalismo y hambre mundial

Sin embargo, el director ha preferido dejar para público y crítica cualquier interpretación metafórica del canibalismo en su cinta. “El canibalismo es la última frontera imaginable. Los humanos hemos cometido las peores tropelías contra nosotros mismos, pero el canibalismo se mantiene como el último estadio. Aunque quizá, si entendiéramos el canibalismo conseguiríamos acabar con el hambre en el mundo...”

En The Green Inferno, Roth ha vuelto a trabajar con su colega chileno Nicolás López. Si en Aftershock, en competición el año pasado en Sitges, Roth producía y López dirigía, aquí se han cambiado las tornas. Ambos proclamaron las ventajas de las colaboraciones entre el cine de Hollywood y los profesionales latinos. “En la industria yanqui ya no tienen hambre, porque lo tienen todo hecho. En cambio los latinos tenemos mucha. Por eso, ante un proyecto como éste pensamos, “hagámosla”, aunque a priori las cosas pinten difícil, aunque parezca que no va a llegar el presupuesto. Gracias a Eli conseguimos dar a conocer talento latino a todo el mundo, como el de la protagonista Lorenza Izzo, que todo el mundo se piensa que es estadounidense, o el del músico gallego Manuel Riveiro, que trabajó con nosotros a distancia.”, ha explicado López.

Admiración por Tarantino

Las referencias a Holocausto Caníbal, la película-shock de Ruggero Deodato que causó furor en los ochenta como supuesto documento sobre un grupo de reporteros víctimas de los antropófagos en la selva amazónica, son inevitables. “Admiro mucho lo que hace Quentin Tarantino con las películas que le marcaron de joven, ese giro moderno que le sabe dar por ejemplo al cine de Sergio Corbucci cuando lleva a cabo Django desencadenado. Yo quería hacer algo parecido respecto a la obra de Deodato y a otros filmes de canibalismo. Aunque cuando ruedas en al selva es inevitable pensar también en Fitzcarraldo o Aguirre, la cólera de Dios de Werner Herzog”.

Eso sí, a la hora de escoger la primera película que verían los habitantes del poblado donde se rodó The Green Inferno, vírgenes totalmente en materia cinematográfica, Roth se decantó por el film de Deodato más que por los de Herzog. El director ha reivindicado que, más allá de las prácticas antropófagas, su retrato de la tribu amazónica se basaba en investigaciones sobre diferentes grupos indígenas de Iberoamérica llevadas a cabo en el National Geographic: “desde los rituales para asustar al enemigo hasta el maquillaje, todo está basado en elementos reales”.

Eli Roth es uno de los rostros más habituales del Festival. Lo sabe y no ha podido más que deshacerse en elogios: “Vine por primera vez aquí hace 11 años con Cabin Fever, que tuvo una acogida muy cálida. Por primera vez me encontraba en un festival donde realmente se celebraba el género. Para mí, Sitges es el mejor certamen del mundo”. Y es probable que Roth y López regresen a la ciudad para presentar la segunda entrega de The Green Inferno, que en este caso dirigiría el chileno. “La selva contiene muchas historias, así que la segunda parte buscará mostrar otras más allá del canibalismo”.

The Green Inferno contiene todas las dosis de gore que se puede esperar de un filme de Eli Roth, uno de los creadores del subgénero torture-porn con Hostel (2005). Desmembramientos, amputaciones, ojos arrancados, lenguas recortadas, empalamientos, decapitaciones y antropofagia forman el menú de atrocidades de esta película sobre un grupo de activistas que se adentran en la selva peruana para proteger una tribu indígena, amenazada por las excavadoras.

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