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"El Gobierno se está equivocando con la persecución al cine español"
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eNTREVISTA A ÁNGEL SALA, DIRECTOR DE SITGES

"El Gobierno se está equivocando con la persecución al cine español"

El director del festival de cine fantástico más importante del mundo, que arranca hoy, analiza las claves de una edición con recortes presupuestarios

Foto: Ángel Sala, director del Festival de Sitges (EFE)
Ángel Sala, director del Festival de Sitges (EFE)

Ángel Sala presentó la nueva edición del festival de Sitges, que arranca hoy, recordando los buenos resultadosde Gravity. “El género fantástico goza de muy buena salud” se congratuló el director de Sitges. Díasantes del inicio del festival sellevaban vendidas33.000 entradas. Lo que confirma que Sitges (Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya) es una cita marcada a fuego en el calendario de losaficionados al cine en general y al fantástico en particular. Un respiro económico para un festival quesufre los aprietos de la crisis: Sitges 2013 cuenta con un día menos de programaciónyun 14% menos de presupuesto, para un total de 1.592.152 euros. De esta cantidad, 672.000 euros (el 42%) provienen de aportaciones públicas: 407.000 euros de la Generalitat (un 13% menos que en 2012), 175.000 euros del ayuntamiento de Sitges y85.000 euros del ministerio de Cultura (ICAA). El restose cubre con patrocinios privados (Gas Natural Fenosa, el principal) yentradas.

Y ¿cómo se compensan estos recortes? “Con mucho esfuerzo por parte de todo el equipo”, afirmó Sala. “El 80% de las películas que programamosno llegan a estrenarse. España, en este sentido, es un territorio complicado. Además, por fechas, vamos a remolque de Venecia y Toronto”. Por Sitges, sin embargo, van a pasar actores como Elijah Wood, Charles Dance (Juego de tronos)y directores como Terry Gilliam yAlejandro Jodorowski. “Este siempre ha sido un festival de público. Los fans de Sitges quieren ver películas, no caras. La crisis implica mayor esfuerzo y mayor negociación.Seguimos siendo el primer festival de cine fantástico del mundo, a pesar de la crisis”, concluyó Sala en la presentación. Hablamos después con él con más calma por teléfono.

¿En base a qué se puede afirmar que Sitges es el festival de cine fantástico de referencia internacional?

Ante todo hay que tener en cuenta que Sitges es un festival especializado y por tanto no se puede comparar con otros tipo San Sebastián, Cannes o Locarno. Dentro de la red de certámenes dedicados al terror y el fantástico, Sitges funciona como la referencia. Por ejemplo, Tim League siempre confiesa que tuvo la idea de fundar el Fantastic Fest de Austin después de pasar unas vacaciones en el festival de Sitges. Somos un modelo tanto por una programación especializada que consigue mostrar el género en todos sus formatos, de las series televisivas a la animación, como por el ambiente que crean los aficionados en el pueblo durante el festival, algo único que no consiguen todos los certámenes.

¿La crisis puede poner en peligro este estatus del festival?

En los últimos diez años hemos conseguido que la industria de este país, que no creía en el género, le acabara dando apoyo. Ahora el fantástico es uno de los pilares del cine español. En Sitges habíamos conseguido un festival al que le faltaba muy poco para ser redondo. La crisis nos ha complicado las cosas. Nuestro mayor problema en estos momentos es conseguir una estabilidad financiera. La necesitamos para hacer frente a una urgencia en las infraestructuras: por un lado, las dos salas históricas del pueblo, el Casino y el Prado, que son un encanto y todos queremos conservar, necesitan una reconversión urgente. Por el otro, sería perentorio contar con otra sala de un aforo de 500 o 600 espectadores, aunque no fuera permanente, para poder descongestionar el Auditori (la sede principal del festival). Por falta de espacio no podemos ofrecer el mejor servicio ni a prensa, ni acreditados de la industria ni a los espectadores que compran entrada. Una nueva sala, este es mi deseo para el 50 aniversario del certamen que se cumplirá dentro de cuatro años.

¿Qué criterios de programación utilizáis para seleccionar las películas? En Sección Oficial a concurso, por ejemplo, hay 28 títulos, unos cuantos más que en otros certámenes de mayor envergadura y duración.

Desde que entramos a dirigir el festival mi equipo y yo teníamos muy claro que esto no podía ser un nicho para los fanáticos del terror, que teníamos que abrirnos a otros públicos sin necesidad tampoco de traspasar las fronteras del fantástico. Hoy en día el género es suficientemente amplio y sus límites muy difusos. Cada vez hay más películas que tienen una lectura desde el fantástico, también las que se proyectan en festivales como San Sebastián, Cannes o Locarno. Por otro lado, queremos cuidar esa mirada minoritaria pero importante. Nos encontramos, por ejemplo, con toda una serie de cinematografías emergentes como las latinoamericanas, que hace unos años estaban ligadas al realismo social y se están acercando cada vez más al género sobre todo desde la vertiente autoral.

Además, hoy en día la producción es ingente porque está resurgiendo la serie B a través del VOD (Video on demand), donde el terror funciona muy bien. El VOD equivaldría a las producciones directas para vídeo de hace unas décadas. Todas estas producciones, que incluyen desde homenajes a mitos clásicos como la holandesa Frankenstein's Army de Richard Raapshort hasta la última película de Brian De Palma Passion pasando por una mirada diferente al ahora tan popular mito del zombie como la mexicana Halley de Sebastián Hofmann, no encuentran distribuidora en nuestro país. Por eso en Sitges intentamos darles cabidas...

Sitges siempre ha dado apoyo al cine español y este año volvéis a inaugurar con una película dirigida por un cineasta nacional, Eugenio Mira, Grand Piano. ¿Qué opinas de las políticas del Gobierno respecto al cine?

Todos entendemos que una situación de crisis obliga a una serie de ajustes. Pero el Gobierno se está equivocando ampliamente con la persecución que lleva a cabo del cine, ya sea con los recortes o los impuestos ya sea con declaraciones como las del ministro Montero. El modelo anterior tenía algunos problemas, pero las políticas siempre deberían ser de apoyo. Más cuando el cine español está funcionando tan bien fuera de nuestras fronteras. En estos momentos, el cine español llamémosle comercial o popular es muy superior al italiano o el francés del mismo espectro. Con estas políticas no solo se propicia una huida brutal de los grandes profesionales que tenemos en el país. No se dan cuenta, pero están impidiendo que brote la gran cantidad de talento latente que se puede detectar en los estudiantes de cine o en los autores de cortometrajes.

¿Lo que sucedió con A Serbian Film (Sala fue imputado por proyectar este film de ficción en una causa que fue finalmente archivada por el juez) te condiciona a la hora de programar?

Aquello fue muy desagradable y no voy a negar que lo sigo teniendo presente. Nadie quiere que se vuelva a repetir. Así que, también por asesoramiento legal, en caso de encontrarnos ante una película problemática optamos por la prudencia. La verdad es que son contadas las ocasiones en que esto sucede, una o dos al año. Muchas veces son películas que por la calidad tampoco las tendríamos en cuenta, por lo que no pasa nada si se quedan fuera. El problema es que vivimos en una estado permanente de crispación, que provoca un sector muy conservador. No solo en España, es algo que se repite en otros países europeos.

Hablando de intolerancia, este año habéis dedicado la sección Noves Visions al cineasta iraní Jafar Panahi, que a priori poco tiene que ver con un festival como Sitges.

Con el recuerdo a Panahi, de quien se proyecta su última película Closed Curtain, queremos llamar la atención sobre los casos de cineastas que viven algún tipo de persecución, no solo en Irán. Allí es muy evidente, y resulta especialmente dramático porque estamos hablando de país con una tradición cultural y cinematográfica muy potente. Queríamos dejar claro nuestro apoyo a Jafar Panahi y a todos aquellos que sufren algún tipo de represión de su libertad.

Ángel Sala presentó la nueva edición del festival de Sitges, que arranca hoy, recordando los buenos resultadosde Gravity. “El género fantástico goza de muy buena salud” se congratuló el director de Sitges. Díasantes del inicio del festival sellevaban vendidas33.000 entradas. Lo que confirma que Sitges (Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya) es una cita marcada a fuego en el calendario de losaficionados al cine en general y al fantástico en particular. Un respiro económico para un festival quesufre los aprietos de la crisis: Sitges 2013 cuenta con un día menos de programaciónyun 14% menos de presupuesto, para un total de 1.592.152 euros. De esta cantidad, 672.000 euros (el 42%) provienen de aportaciones públicas: 407.000 euros de la Generalitat (un 13% menos que en 2012), 175.000 euros del ayuntamiento de Sitges y85.000 euros del ministerio de Cultura (ICAA). El restose cubre con patrocinios privados (Gas Natural Fenosa, el principal) yentradas.

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