Es noticia
El cine pequeño arrasa en el Festival de San Sebastián sin contemplaciones
  1. Cultura
  2. Cine
‘Pelo malo’, Concha de Oro, y ‘La herida’, el jurado

El cine pequeño arrasa en el Festival de San Sebastián sin contemplaciones

La venezolana 'Pelo malo' da la campanada con la Concha de Oro y 'La herida', del debutante Fernando Franco, premio especial del Jurado

Foto: El equipo y el director de La herida, Fernando Franco (derecha), agradece el Premio Especial del Jurado (Efe)
El equipo y el director de La herida, Fernando Franco (derecha), agradece el Premio Especial del Jurado (Efe)

La venezolana Pelo malo, de Mariana Rondón, dio la campanada al llevarse una inesperada Concha de Oro. La española La herida, del debutante Fernando Franco, fue la otra gran triunfadora: premio especial del jurado, el segundo en importancia, y premio a la mejor actriz, Marián Álvarez, por un “trabajo original y generoso”. La intérprete, rostro habitual del otro cine español (Lo mejor de mí), dijo esto en su discurso de agradecimiento: “Gracias al festival por existir, por resistir y por hacer realidad uno de mis sueños. Se lo quiero dedicar a todas esas personas con trastornos psicológicos… Si nos dejan seguir haciendo películas, que se está poniendo cada vez más difícil, me comprometo a seguir dando voz a los que no la tienen”. La actriz también dio las gracias a su director, Fernando Franco, entre lágrimas.

“Es una película chiquita y artesana pero hecha con pasión y desde las vísceras. Es un reconocimiento muy importante para nosotros”, explicó un emocionado Fernando Franco. El director también tuvo palabras para su actriz: “Ha sido la mejor compañera de viaje que podía tener”.

Ya fue una sorpresa que el festival apostase por llevar a su competición La herida, destinada en principio a su sección de óperas primas. El doble premio donostiarra es un respaldo en toda regla al otro cine español, que vive una edad de oro pese a la brutal crisis por la que atraviesa la industria audiovisual. Películas pequeñas, hechas con cuatro duros y por cuatro gatos, pero artísticamente muy exigentes. Cintas cercanas a aquello que se llamó un día cine de autor. Historias que triunfan en el circuito de festivales internacionales pero encuentran muchas dificultades para estrenarse en las salas comerciales de su propio país. Tras el triunfo de Albert Serra en el prestigioso festival de Locarno ha llegado ahora el doble premio a Fernando Franco en San Sebastián. El cine alternativo español vive su mejor momento desde finales de los setenta/principios de los ochenta en medio de la hecatombe industrial del cine español. La periferia se merienda al centro. Una paradoja que merece una reflexión en profundidad.

Un hito para el cine venezolano

Pelo malo también es una película pequeña. Cuenta la historia de un niño de 9 años con el “pelo malo”; es decir, rizado. Su empeño en alisárselo para la foto de su escuela desencadenará en un choque de trenes con su madre soltera. Una película entrañable sobre la búsqueda de la identidad familiar en medio de una barriada popular venezolana. Pelo malo se convierte gracias a este premio, Concha de Oro de un festival internacional de categoría A, en un hito del cine venezolano, filmografía con una tradición azarosa en el contexto latinoamericano.

Mariana Rondón recoge la Concha de Oro (Efe)“Gracias al festival por escoger a una película tan chiquitita”, agradeció Mariana Rondón, una de las únicas dos directoras de la sección oficial. “Pelo malo es un filme que observa la vida con trasparencia y sin miedo”, zanjó el director estadounidense Todd Haynes, presidente del jurado.

El cine latinoamericano fue junto al otro cine español el gran triunfador del palmarés. La estupenda Club Sándwich, del mexicano Fernando Eimbcke, se llevó un justísimo premio al mejor director. Eimbcke completa así una fascinante trilogía adolescente (Temporada de patos, Lago Tahoe, Club Sándwich) que debería poder proyectarse en sección continua. Un maestro de la tragicomedia pausada y agridulce.

El galardón al mejor actor fue para un veterano del cine británico: Jim Broadbent, por su interpretación de un cincuentón en crisis matrimonial en la tragicomedia Le Week-end.

El premio al mejor guion fue para Qual d´Orsay, desternillante parodia de la diplomacia francesa dirigida y coescrita por el veterano Bertrand Tavernier. Basada en un cómic sobre la caótica gestión ministerial de Dominique de Villepin, ex ministro conservador opuesto a la guerra de Irak, Quai d´Orsaysupone la resurrección del veterano Tavernier por la vía del vodevil. No es una película redonda, pero sí una comedia política de ritmo endiablado y mala leche a raudales. Tavernier se llevó también el FIPRESCI, premio paralelo de la crítica internacional.

Por último, el premio del público fue para Like Father, Like Son, del director japonés Hirokazu Kore-eda, proyectada en la sección Perlas de otros festivales tras su paso por Cannes en mayo.

Enemy, del canadiense Dennis Villeneuve, se fue inexplicablemente de vació. Era la cinta más audaz (y quizás también la mejor) que se vio en una competición oficial irregular que transcurrió sin demasiados sobresaltos.

Se cierra así el telón de una edición de transición en la que el festival tuvo que lidiar con un ajuste presupuestario con todo lo que ello supone. El año que viene más.

La venezolana Pelo malo, de Mariana Rondón, dio la campanada al llevarse una inesperada Concha de Oro. La española La herida, del debutante Fernando Franco, fue la otra gran triunfadora: premio especial del jurado, el segundo en importancia, y premio a la mejor actriz, Marián Álvarez, por un “trabajo original y generoso”. La intérprete, rostro habitual del otro cine español (Lo mejor de mí), dijo esto en su discurso de agradecimiento: “Gracias al festival por existir, por resistir y por hacer realidad uno de mis sueños. Se lo quiero dedicar a todas esas personas con trastornos psicológicos… Si nos dejan seguir haciendo películas, que se está poniendo cada vez más difícil, me comprometo a seguir dando voz a los que no la tienen”. La actriz también dio las gracias a su director, Fernando Franco, entre lágrimas.

El redactor recomienda