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El jurado de Venecia se decanta contra el riesgo y la audacia del cine
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Sorpresas en el palmarés de La Mostra

El jurado de Venecia se decanta contra el riesgo y la audacia del cine

Vence Gianfranco Rosi con 'Sacro GRA' con un modelo de documental que propone visto mil veces y superado por el cine de José Luis Guerin, por ejemplo

Foto: El director italiano Gianfranco Rosi muestra el León de Oro logrado por la película 'Sacro GRA'. (Efe)
El director italiano Gianfranco Rosi muestra el León de Oro logrado por la película 'Sacro GRA'. (Efe)

La apuesta de la Mostra por el documental dio finalmente sus frutos con un León de Oro sorprendente e inesperado, Sacro GRA, del italiano Gianfranco Rosi, exhibido en los últimos días del certamen y una película que nofigurabaen ninguna quiniela. Por lo que se ve, sí en la del jurado presidido por Bernardo Bertolucci, que es la que importa. La sorpresa se hace extensible al resto de los premios en la que la favorita de la crítica, Stray Dogs, de Tsai Ming Liang, se tuvo que conformar con el Gran Premio del Jurado, y las películas de Hayao Miyazaki, Kelly Reichardt, Philippe Garrel o Errol Morris se marcharon del Lido de vacío, lo que en el caso de Morris y su documental sobre Donald Rumsfeld es particularmente sangrante. Tanto The Unknown Known como alguno de los documentales vistos fuera de concurso, especialmente At Berkeley, de Frederick Wiseman, son muy superiores a la película de Rosi.

Los documentales son siempre una buena opción de consenso entre los jurados. Si los documentales no han obtenido más premios en los grandes festivales se debe principalmente a que no es muy habitual su presencia en las secciones competitivas y son relegados a las paralelas. En una edición como la de Venecia de este año en la que las mejores películas no eran películas complacientes y, por eso mismo, susceptibles de lograr la unanimidad del jurado, premiar un documental como Sacro GRA, centrado en una serie de retratos de un variopinto grupo de personajes que viven en el entorno de la GRA, la gran autopista de circunvalación de Roma, suena aalgo así como a una especie de tercera vía, una solución de compromiso que aparca el riesgo y el cine más audaz.

Sacro GRA no es una mala película, ni mucho menos, pero el modelo de documental que propone ya lo hemos visto mil veces. Sin ir más lejos con En construcción, de José Luis Guerin, una película muy superior. No olvidemos tampoco el componente localista: la de Gianfranco Rosi es la primera película italiana en vencer en Venecia desde 1998, cuando lo hizo Cosi ridevano, de Gianni Amelio, y la presión de la prensa local a este respecto ha sido muy fuerte en los últimos años. Desde esta perspectiva, un documental italiano parecería una apuesta firme que muy pocos tuvieron (tuvimos) en cuenta.

Premios de éxito

Como sea, no cabe acusar al jurado de incoherencia. Salvo la apuesta formalista de Stray Dogs, pero que aún así destila una visión demoledora del mundo contemporáneo, el resto del palmarés está conformado por una serie de películas que hurgan en las miserias humanas. Es el caso de la griega Miss Violence, que se va de Venecia con dos importantes premios, al mejor director (Alexandros Avranas) y el de interpretación masculina (su protagonista Themis Panou), los mismos premios que el año pasado se llevó The Master, de Paul Thomas Anderson.

La película de Avranas fue bastante mal recibida, en buena medida porque su argumento y su acumulación de atrocidades familiares recordaba demasiado a las de otra película griega, Canino, de Giorgos Lanthinos, de la que parecía una copia o un mero sucedáneo. Bertolucci y sus compañeros de jurado no lo tuvieron en cuenta, quizás también porque entre ellos acabó imponiéndose la apuesta decidida por el realismo más crudo: la violencia de género (The Police Officer’s Wife, Premio Especial del Jurado), la mujer que busca un último gesto de orgullo que la redima de toda una vida de sufrimiento (la Copa Volpi a la mejor actriz para Elena Cotta por Via Castellana Bandiera, otra película italiana), incluso ese adolescente que busca desesperado una figura paternal en un mundo donde reina la violencia (el actor revelación Tye Sheridan por Joe).

En este terreno es en el que cabe situar también el premio al mejor guión concedido a Philomena, de Stephen Frears, película escrita por su actor y productor Steve Coogan y por Jeff Pope a partir de la novela de Martin Sixsmith. Philomena se había convertido en una de las favoritas del público y de un cierto sector de la crítica. Su mención al guión tiene algo de reproche, quizás dirigido a Frears, por la forma en la que desaprovecha en favor de la comedia los “grandes temas” que toca y que no son pocos: la represión sexual, el robo de niños en los conventos, las adopciones, el Sida, el silencio impuesto sobre la homosexualidad en el Partido Republicano americano, etc. Demasiado, quizás, para una comedia, pero su facilidad, su falta de exigencia, le deparará un gran éxito.

La apuesta de la Mostra por el documental dio finalmente sus frutos con un León de Oro sorprendente e inesperado, Sacro GRA, del italiano Gianfranco Rosi, exhibido en los últimos días del certamen y una película que nofigurabaen ninguna quiniela. Por lo que se ve, sí en la del jurado presidido por Bernardo Bertolucci, que es la que importa. La sorpresa se hace extensible al resto de los premios en la que la favorita de la crítica, Stray Dogs, de Tsai Ming Liang, se tuvo que conformar con el Gran Premio del Jurado, y las películas de Hayao Miyazaki, Kelly Reichardt, Philippe Garrel o Errol Morris se marcharon del Lido de vacío, lo que en el caso de Morris y su documental sobre Donald Rumsfeld es particularmente sangrante. Tanto The Unknown Known como alguno de los documentales vistos fuera de concurso, especialmente At Berkeley, de Frederick Wiseman, son muy superiores a la película de Rosi.

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