'Cruce de caminos' y 'Riddick', los estrenos de cine del fin de semana

El cine de acción y terror se convierte en el protagonista de los estrenos de esta semana con 'Cruce de caminos', una película en la que un ladrón de bancos se enfrentará a un ambicioso policía, 'Riddick' en la que el protagonista tratará de salvar su vida en un mundo lleno de alienígenas y 'Atrapada en la oscuridad', donde una fotorreportera que perdió la vista en Irak tendrá que proteger en su ático una fortuna de diamantes.

RIDDICK: vida y milagros del cine anabolizado

Es posible que usted se haya incorporado al trabajo con unos kilitos de más tras un verano disoluto. No se alarme. Tenemos la solución en forma de rutina de entrenamiento. Tome nota: 1) Levantamiento de pesas tres días por semana. Pero no a lo loco, sino con la misma disciplina que si fuera usted a invadir Irak pasado mañana. Lunes: pecho y hombros. Miércoles: espalda. Viernes: piernas y brazos. En series rápidas y explosivas. 2) Martes, jueves y sábado: yoga, pilates y estiramientos. 3) Entre seis y ocho comidas al día atiborradas de proteínas e ingestión masiva de Omega-3... Tras unos meses siguiendo este infernal castigo físico, sólo necesitará usted raparse la cabeza y comprarse un coche tuneado para que sus compañeros de oficina empiecen a respetarle como se merece. Ah, usted se llama ahora Vin Diesel. De nada.

En efecto, según las publicaciones estadounidenses de fitness, este es el entrenamiento semanal del actor Vin Diesel (1,83 centímetros de altura/100 kilos de peso), que hoy estrena Riddick, otra de esas películas masculinas de acción que lo han convertido en el rey del cine poligonero, género quizás no tan prestigioso como la Nouvelle vague francesa o el Dogma danés, pero muchísimo más lucrativo.

El intérprete es el rostro más carismático de la multimillonaria saga Fast & Furious, el Ulises del tuneo del siglo XXI. Diesel es el heredero de los machos de acción de los ochenta, el hombre que transformó Hollywood en un gimnasio que nunca cierra.

Para entender su actual estatus como héroe del blockbuster anabolizado, hay que viajar a su más tierna adolescencia, cuando todavía se llamaba Mark Sinclair Vincent (Nueva York, 1967) y presumía de su mezcla sanguínea (afroamericana e italoamericana) en las puertas de los clubs neoyorquinos. Sinclair empezó a trabajar a los 17 años de portero de discoteca. Parece que la jornada laboral no era suficiente para aplacarle, porque solía volver al trabajo en sus días libres para bailar en la pista. Todos se quedaban embobados mirando cómo movía el esqueleto el chaval, hasta que a alguien se le iluminó la bombillitta y le puso el mote: "Diesel", sentido homenaje a su energía inagotable.

El chico comenzó entonces a alternar la discoteca con pequeños papeles de actor en el Off-Broadway. La campanada sonó de un modo inesperado: dirigió e interpretó un corto (Multi-Facial, 1995) seleccionado por el festival de Cannes. A Steven Spielberg le encantó y reclutó a Diesel para el reparto de Salvar al soldado Ryan (1998). Se le acababan de abrir las puertas de Hollywood.

El pelotazo de Diesel empezó a gestarse tras el estreno de The Fast and the Furious (Rob Cohen, 2001), titulada en España A todo gas. Un fenómeno en taquilla que tuvo dos secuelas en 2003 (en la que Diesel no participó) y 2006 (hizo un cameo). En 2009, Diesel tomó las riendas de la saga como actor y productor. Desde entonces se han estrenado tres nuevos capítulos (2009, 2011, 2013). La séptima parte del culebrón llegará a los cines en 2014 y detrás de ella vendrán, al menos, otras dos más. La locura. Crítica completa.

ATRAPADA EN LA OSCURIDAD: la madre de todos los terrores

Hay géneros cinematográficos, subgéneros y hasta películas que se convierten en un molde en sí mismo. Cintas que mantienen su vigencia en el tiempo y dan lugar a réplicas encubiertas cada cierto tiempo. Sola en la oscuridad es un filme de suspense con toques de terror dirigido porTerence Young (Desde Rusia con amor, 007 contra el Doctor No) en 1967. La película contaba las desventuras de una chica ciega -Audrey Hepburn en uno de sus roles más recordados- acosada por un grupo de hampones en su propio domicilio. La intriga la ponía la búsqueda de un alijo de drogas. El terror lo aportaba el solapamiento entre el peligro que acechaba a la protagonista y la oscuridad a la que estaba condenada su mirada. Si la oscuridad es uno de los motores del miedo, la ceguera sería la trama de terror perfecta. El juego del gato y el ratón a oscuras.

Basada en una obra de teatro de Frederik Knott (autor de Crimen perfecto), Sola en la oscuridad no es una obra maestra, pero sí un referente: muchas veces imitada, pero nunca superada. En Terror ciego (Richard Fleischer, 1971), una ciega (Mia Farrow) lidiaba con un sanguinario psicópata en casa de unos familiares. Jennifer 8 (Bruce Robinson, 1992) presentaba a una invidente (Uma Thuman) acosada tras presenciar un asesinato. Y la japonesa The Eye (Oxide Pang Chun, 2003) daba una vuelta marciana al subgénero al filmar a una violinista ciega que, tras recibir un trasplante de cornea, empieza a tener visiones de asesinatos; trama replicada a su vez por Hollywood en The Eye (David Moreau, 2008), que también daba miedo, pero de lo mala que era.

El subgénero thriller doméstico con ciega se completa ahora con Atrapada en la oscuridad, protagonizada por Michelle Monaghan y Michael Keaton, que llega hoy a nuestros cines. La historia de una fotoperiodista que se queda ciega en Irak y se refugia en su ático urbano, donde será hostigada por unos hombres que buscan unos diamantes escondidos, en una ligerísima variación de la trama de la fundacional Sola en la oscuridad.

Estamos otra vez ante un personaje masculino, el líder de la banda, que intenta reducir la resistencia de la invidente por todos los medios: del embaucamiento a la presión psicológica pasando por la violencia física. La clave está en saber si la ciega indefensa logrará valerse por sí misma. El climax no será otro que el asalto a un domicilio a la que la muchacha sume en la oscuridad para poder pelear en igualdad de condiciones, y para darle al espectador una doble ración de terror; es decir, de oscuridad. Una ciega acosada en una habitación a oscuras, ¡quién da más! Crítica completa.

CRUCE DE CAMINOS: tragedia griega en tres actos

Bendito Ryan Gosling. Quien pueda decir que ha sobrevivido a presentar programas de Disney Channel y a protagonizar adaptaciones de novelas deNicholas Sparks que levante la mano. Por si fuera poco Gosling se ha convertido en actor fetiche de directores prometedores que han dado el salto definitivo al tenerlo a él como protagonista. Le pasó a Ryan Fleck con Half Nelson (única nominación al Oscar para el actor), a Nicolas Winding Refncon Drive, y a Derek Cianfrance con Blue Valentine.

Esta última joyita, estrenada en España con casi tres años de retraso (¡Viva la distribución!), supuso uno de los mejores retratos sobre el fin del amor visto en mucho tiempo y auparon a su autor a esa categoría tan difusa de: director a seguir.

Ahora llega su nueva película, Cruce de Caminos (una nueva gran traducción del original The place beyond the pines), su prueba de fuego. El resultado, un drama con tintes de tragedia griega que se va desinflando por momentos.

En ella Gosling es lo mejor de la función, y eso que al ver los primeros minutos es inevitable pensar, ya está haciendo el mismo personaje que en sus últimas cinco películas. Ese hombre hierático y hermético que no expresa sus sentimientos. Sin embargo según avanza su historia el actor llena de matices a este motorista y termina dando un recital que lo vuelve a confirmar como uno de los actores con más futuro del momento.

Conviene contar poco del argumento de Cruce de Caminos. Basta con decir que habla de un conductor de motocicletas de feria que de la noche a la mañana se encuentra con que ha sido padre fruto de una relación de una noche. Saber más sería destrozar el gran acierto de Cianfrance, que a la hora de película da un golpe sobre la mesa y cambia las normas del juego en un giro de guión sorprendente y arriesgado.

A partir de ese momento comienza otra película unida a la anterior por elsentimiento de culpabilidad que arrastra siempre a sus personajes. Pero lo que en su primer fragmento suena honesto y va acompañado de un estilo propio (genial plano secuencia que abre la película) se hace pesado y reiterativo en el segundo, comandado por un Bradley Cooper que flojea en las escenas dramáticas. El guión quiere hablarnos de muchas cosas en muy poco tiempo, corrupción, paternidades mal entendidas, culpa, redención… y al final no acaba por centrarse.

El realizador vuelve a realizar otra artimaña para poder contar su tercer acto, en el que confluirán los dos anteriores. Para llegar a él tiene que recurrir a un truco del destino tan forzado que te saca de la historia y acabas desvinculándote de los personajes.

Un drama en tres tiempos que comienza como un terremoto y termina como un ligero zapateo. Crítica completa.